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Señales para saber si tienes algún inicio de enfermedad mental

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Las enfermedades mentales no siempre son tan evidentes como el Alzheimer, la demencia o esquizofrenia, de hecho la mayoría de ellas pueden pasar desapercibida para los demás y para nosotros mismos generalmente en sus estampas tempranas. La depresivo y la ansiedad son los ejemplos por excelencia de enfermedades extendidas por toda la población y no reaccionamos a tiempo, tratamos de solucionarlo cuando es demasiado tarde. Identificar una enfermedad mental a tiempo en uno mismo o en algún ser querido puede hacer la diferencia entre vivir una existencia plena y una miserable, entre lograr todas nuestras metas o quedarnos estancados en la mediocridad, tener relaciones personales enriquecedoras o tóxicas y también puede hacer diferencia entre la vida y la muerte ya que se considera que la depresión silenciosa es una de las principales causas de suicidio en el mundo. Por ello en este artículo te compartiremos algunas señales para que puedas ser consciente si estás iniciando con algún problema mental. Recuerda que tu bienestar y plenitud están en tus manos, así que si detectas uno o más de los siguientes síntomas en ti o en alguien más, no le restes importancia.
Problemas gastrointestinales

Una de las primeras señales de que estamos tratando de lidiar más de lo que podemos lidiar diariamente, son los problemas estomacales y digestivos, la acidez, la colitis y la indigestión crónica pueden suponer problemas subyacentes o mala alimentación, pero en la gran mayoría de las ocasiones son detonadas por un exceso de estrés o enojo, por eso las personas que son muy irritables o ansiosas, tienen a padecer úlceras gástricas, esto pasa porque cuando estás enojados independientemente de la causa de ese enojo o esa preocupación, el cuerpo solamente interpreta que hay un peligro exterior del que defenderse y entonces concentra toda sus energías en prepararnos para la defensa y ataque interrumpiendo el ciclo natural de la digestión, además producimos más acidez y cortisona lo que daña el recubrimiento del sistema digestivo, con el tiempo este estrés emocional puede derivar en trastornos tan graves como el cáncer, además de todo lo anterior, vivir sometidos al estrés es algo que progresivamente va debilitando a nuestra mente y nos vuelve más propensos a perder el contacto por la realidad y dejarnos vencer por nuestras emociones negativas, lo cual puede desembocar en un trastorno de ansiedad o en ataques de pánico.

Dolor crónico sin explicación

Miles de personas al rededor del mundo viven con dolor crónico que se presenta sin causa aparente, puede tratarse de dolores intensos de cabeza, de la piel, de las articulaciones o de los órganos internos, el problema es que estos pacientes acuden al médico y no es posible diagnosticar alguna enfermedad concreta,  es muy probable que el origen del malestar no sea físico, sino mental. Lo que ocurre es que muchas veces cuando nuestra mente está limitada por la tristeza, la preocupación o la baja autoestima, para seguir siendo funcionales a nuestra vida diaria, no le damos importancia, pero que nuestra mente ignore la situación no significa que nuestro cuerpo también lo haga y es entonces cuando llega la somatización un grito desesperado del cuerpo para hallar una solución a ese malestar mental que ignoramos. Por ejemplo, muchas personas que expresan sentirse muy mal, a menudo no tienen ninguna enfermedad física, pero si sientes abandono y el dolor es la manera en la que cuerpo pide cariño y atención al exterior, uno de los argumentos de como la tristeza puede causarnos un dolor real en el cuerpo, es el hecho de que los antidepresivos también tienen una función analgésica.

Conductas compulsivas o tics nerviosos

Todos tenemos rasgos de personalidad únicos que se manifiestan en forma de gestos muy característicos, por ejemplo, tal vez una de tus amigas se alisa el cabello a cada rato y tú mamá quizá se muerda el labio cuando está pensando, lo que diferencia estás pequeñas particularidades del carácter de los tics nerviosos es que estos últimos tienen mucho mas que ver con un mecanismo compensatorio de la ansiedad y se intensifican de forma evidente cuando las personas tienen estrés o están en alguna situación incómoda, alguna de las conductas compulsivas más frecuentes y que nos pueden ayudar a detectar que algo no está bien son, morderse las uñas o el cabello, tronarse los dedos o incluso los parpadeos constantes fuera de control, la agitación psicomotora que se presenta en estos casos son un intento desesperado del cuerpo de liberar estrés, pero también causa mucha fatiga tanto física como mental, si has detectado esta clase de patrones, necesitas analizar que te pone nervioso y hallar una solución desde la raíz antes de que el problema siga avanzado.

Aislamiento

Algunas personas son tímidas retraídas por naturaleza, pero todos los seres humanos sin excepción somos sociables esto no quiere decir que a todos nos encante estar de fiesta en fiesta, pero si qué necesitamos de la convivencia con los demás para mantenernos mentalmente sanos, cuando sales poco y no te interesa pasar tiempo con tus amigos o familia, es una señal de alarma a la que desde prestar mucha atención, claro puede que simplemente tus gustos e intereses cambies y ya no te sientas identificado con tu círculo social, pero lo natural sería inclinarte a buscar otras personas con tus nuevos gustos, si esto no es así, el problema no está afuera, sino adentro. El aislamiento progresivo suele ser un situación mas grave de depresión, ya que paulatinamente vamos perdiendo el interés por nuestros gustos y perder la capacidad de disfrutar lleva a un círculo nervioso de desesperanza y emociones negativas especialmente cuando estamos retraídos en nosotros mismos sin personas que nos ayuden.

Incapacidad para mostrar sentimientos negativos, por muy contradictorio que suene, si comienzas a perder toda capacidad de mostrar tristeza, vulnerabilidad o enojo, al grado de que todo mundo opina de que eres el alma de la fiesta o la persona más amable del planeta y en el fondo estás lleno de pensamientos negativos, entonces estás experimentando la depresión sonriente, una de las depresiones más peligrosas, ya que ante el miedo de que las personas descubran lo que está pasando en tu interior, lo ocultas tras una máscara de perfección o despreocupación e incluso escondes de ti mismo esos sentimientos que no hacen más que seguir creciendo y eventualmente se pueden convertir en pensamientos muy oscuros e incluso en ataques de it’s o frustración que vienen aparentemente de la nada, no encontrar las palabras o la manera para expresar como te sientes la mayor parte del tiempo y no encontrar un solo espacio de confianza es una señal de que necesitas ayuda, no dejes que esto llegue hasta sus últimas consecuencias y acude a un profesional.

Propensión a las enfermedades

Una de las consecuencias más comprobadas de vivir con ansiedad o depresión latente es que estás denotan hormonas del estrés que debilitan nuestro sistema inmunológico y cuando nuestras defensas no están al cien estamos más propensos a enfermarnos, así que si actualmente te enfermas de todo y anteriormente no solías enfermarte tan seguido puede ser indicio de que necesites poner más atención a tu salud emocional, recuerda que el cuerpo, la mente y las emociones siempre se retroalimentan entre si, si cuidas de tu cuerpo tus emociones estarán mejor.

Cambios súbitos y difíciles de controlar del estado de ánimo

Cómo ya comprobamos ante las primeras señales de malestar o trastorno mental, la mayoría de nosotros reaccionamos ignorando el problema o reprimiendo nuestras emociones, por miedo o negligentes actuamos de esta manera y esperamos que el problema se resuelva solo, pero lo que ocurre es que los problemas se hacen más grandes y difíciles de manejar hasta que llega el punto en que todas nuestras defensas mentales colapsan y nos quedamos completamente a merced de nuestras emociones negativas, esto puede generar que tengamos comportamientos extraños no habituales y tengan consecuencias malas, poniendo en peligro nuestras relaciones sociales, si experimentas cambios muy intensos en tu estado de ánimo y además parece que no eres capaz de calmarte o tranquilizarte a ti mismo significa que tus sistemas de  autorregulación emocional podrían estar fallando.

Culpa y vergüenza

Cómo cualquier otra emoción la culpa y vergüenza a veces son necesarias porque nos ayudan a corregir o enmendar conductas negativas es decir, son adaptativas siempre que tú realices acciones que te dejen en ridículo o acciones que hagan daño a un tercero, pero si la culpa y vergüenza aparecen por prácticamente todo desde hablar en público hasta defender tus derechos frente a alguien que abusa de ti, entonces ya no se consideran adaptativas sino patológicas y normalmente pueden ser un síntoma de depresión, ansiedad o baja autoestima, además de su vinculación con los trastornos mentales, estás emociones te paralizan y te vuelven vulnerable, por lo que cosas que a una persona normalmente no le afectarían mucho, a alguien que vive bajo la culpa y vergüenza, le parecen inmanejables y terrible, por ejemplo si te tropiezas frente tus compañeros lo que pasará será que de reirán y tú sentirás vergüenza, posteriormente te parecerá gracioso y lo superarás, en cambio si este suceso te deja pensando que serás el hazme reír, entonces ahí hay una clara señal que tú ansiedades y tu baja autoestima te están llevando a exagerar las cosas y a perder contacto con la realidad.

Incapacidad para relajarte

Es normal que algunas cosas nos causan estrés, porque solo así experimentamos la motivación como para enfrentar activamente nuestros problemas, incluso para alcanzar metas de vida, sin embargo, al igual que con la culpa, la preocupación debe tener un fin para solucionar las cosas de manera rápida y eficiente, cuando no sucede esto, si no que sientes una preocupación excesiva que ni siquiera te permite concentrarte en una cosa a la vez para ir resolviendo los pendientes, entonces no hay duda que la ansiedad está fuera de control y es necesario tomar medidas para que puedas relajarte y no estar con el estrés del día 24/7, si no logras relajarte ni un segundo, es buena idea que intentes centrar toda tu atención en alguna actividad relajante y pacífica cómo meditar, hacer yoga, etc.

Insomnio o excesiva somnolencia

Una de las primeras cosas que se ven afectadas en muchas enfermedades mentales son los ciclos naturales de sueños, en promedio un adulto debe dormir entre 7 y 8 horas diarias, el problema llega cuando cada vez te cuesta más trabajo conciliar el sueño por las noches o cuando por más que intentes no logras mantenerte despierto porque lo único que quieres es dormir, alterar la cantidad de descanso es algo que siempre tiene un impacto negativo en nuestra salud, casi siempre de asume que el insomnio es nuestra de ansiedad y el exceso de fatiga es signo de depresión lo cual no necesariamente es cierto, la tristeza y la falta de sentido te pueden mantener despierto por las noches.

Incapacidad para conectar con los demás

La falta de empatía con los demás es una de las alarmas de trastorno mental que nunca debes ignorar, empieza de manera progresiva y se puede manifestar de diferentes formas, pierdes el interés de los demás y actitudes en las que comienzas a ver a las personas como medio para tus fines, a veces lo que ocurre es que si quieres conectar con alguien, en el fondo te sientes muy solo, sin importar cuál de estos escenarios sea, es fundamental que hagas caso de esta señal, porque la perdida de empatía es una de las primeras señales que te estás aislando demasiado.

Abuso de sustancias

En algunas culturas y sociedades el consumo de tabaco y alcohol es totalmente normalizado, también muchos estupefacientes e incluso drogas ilegales son populares entre los jóvenes lo que diferencia una adicción de una mera experimentación juvenil, es el hecho de que tu cuerpo se vuelve dependiente de esas sustancias para que te sientas tranquilo y si no la consumes aparece la ansiedad, según algunas corrientes de la psicología todas las adicciones son el resultado de una carencia o problema emocional son resolver, por lo que pueden considerarse síntomas de enfermedad mental y además llegan a considerarse trastornos por si mismas.

Aumento o perdida de apetito

Finalmente cualquier aumento o disminución drástica del apetito que no se puede explicar, tienden a ser señales claras de depresión o de ansiedad, si llevas varios días comiendo las de la cuenta o si apenas pruebas alimento, no hay duda de que algo anda mal y es necesario llegar a la fuente del problema.

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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