Soñaba de pequeña con tener la piel de otro color y el pelo liso. Hoy, Adriana Boho, vive lo que denomina “el despertar negro”. Orgullosa de su piel y de su pelo, esta influencer española de origen afrodescendiente utiliza el poder de las redes sociales para compartir sus ambiciones: la moda y la lucha antirracista. Boho llegó a España hace más de dos décadas procedente de Guinea Ecuatorial. “Ya en el avión, junto a mis dos hermanos, sentí las miradas de curiosidad”, recuerda. En su memoria hay un largo y desagradable listado de microrracismos que ha ido recogiendo desde el patio del colegio hasta las entrevistas de trabajo. Un inventario que, reconoce, se sigue engrosando: “A nadie le gusta admitir que es racista, pero en situaciones cotidianas aún te encuentras con actitudes, prejuicios y pensamientos racistas en la sociedad”, explica. “Es necesario que hagamos un análisis sincero con nosotros mismos, para ir deconstruyendo estos microrracismos que todos tenemos integrados”. Acaba de publicar su primer libro, ‘Ponte en mi piel’, una guía para combatir el racismo cotidiano. Boho se convierte así en un referente para las niñas de hoy y su libro en un manual para una sociedad más empática, igualitaria y tolerante.
Hola, Adriana. Mi nombre es Beatriz de Diego. Soy nutricionista y madre de mellizos, chico y chica.
Estoy encantada de estar hoy aquí contigo y poder reflexionar sobre algo tan importante como son los microrracismos y el papel que la diversidad tiene en una sociedad como la actual.
Mis niños están a punto de cumplir 12 años. Están entrando en la preadolescencia y, si bien este es un tema importante que todos tenemos que tener en cuenta, mucho más lo es cuando tenemos que educar a los más pequeños. Tú has escrito un libro titulado ‘Ponte en mi piel’ que nos ayuda a visibilizar actos de racismo cotidianos que muchas veces no somos capaces ni de percibir.
Adriana Boho. Encantada yo de estar aquí contigo y de que tengas esa inquietud para educar a tus hijos en el racismo. Te agradezco infinito que estés aquí. Me alegra estar aquí teniendo esa charla contigo hoy, porque, además, una educación en valores para los niños es primordial y es la base y la esencia de todo en la vida, pero, sobre todo, para luchar contra el racismo. Así que lo dicho, que qué ganas de charlar aquí contigo hoy.
“Una educación en valores para los niños es la base de todo en la vida. También para luchar contra el racismo”
Beatriz de Diego. Sí. Antes que nada, me encantaría saber un poquito más sobre tus orígenes. Cómo fue tu infancia, tu adolescencia y, sobre todo, ese papel tan importante que tu madre y tu abuela han tenido en tu vida.
Adriana Boho. Pues yo tuve una infancia complicada, porque digamos que crecí… Yo nací en Guinea Ecuatorial, que es un país de África diminuto, tan diminuto que tienes que buscar con una lupa, porque si no, no aparece. De hecho, está fuera de África. Y, concretamente, en Basupú Fiston, que es un pueblo todavía más pequeño.
No llegamos ni a los mil habitantes. Y allí me crio mi abuela Antonia, porque mi padre… Bueno, nací fruto de una infidelidad de mi padre, y entonces él se desentendió bastante. Y como mi madre no tenía los medios, pues me dejó a cargo de su madre, que es mi abuela Antonia, que es la mujer que me inculcó todos los valores que tengo, porque ella siempre era superluchadora, siempre peleaba para que no nos faltase nada de comer, tanto a mí como a sus hijos, porque se hacía cargo de mí y de sus hijos también.
Y las pocas veces que venía mi padre a visitarnos, ella siempre se enfrentaba a él para que se hiciese cargo de su responsabilidad como padre. Entonces, para mí, es la mujer más importante de mi vida, la que me ha inculcado todos los valores que tengo a día de hoy, que son la lucha, la constancia y el no rendirse nunca. Y después, cuando ella falleció, ya fui a vivir con mi madre, que era otra luchadora nata. Así que son ellas dos a las que dedico el libro, porque son mujeres que han influenciado en mi vida, y quiero pensar que tengo mucho de ellas en esa garra para luchar en la vida.
Beatriz de Diego. Estoy segura de que sí. De hecho, en tu libro hablas de que tú has sufrido situaciones discriminatorias desde que eras muy pequeña, tanto por el color de tu piel como por ser mujer. ¿Podrías contarme un poco alguna de estas situaciones y cómo te hicieron sentir?
“La clave contra el racismo es la empatía”. Adriana Boho, influencer y escritora
Adriana Boho. Pues todo comenzó en el año 99, cuando llegué a España, cuando tenía 12 años. Y ya en el avión… Siempre me acordaré de las miradas de la gente, porque yo vine junto con dos hermanos pequeños míos, y ya en el avión noté esas miradas curiosas de los adultos, que no solamente sería por preguntarse qué hacían tres niños negros en un avión solos, sino por el hecho de ser negros.
Porque no había más niños negros en ese avión. Y es algo que no he perdido. O sea, que siempre se ha seguido reproduciendo a lo largo de los años en todos los años que llevo aquí, que son ya veintitantos. Porque, a día de hoy, ese momento, ese día… O sea, en ese momento, esas miradas como de curiosidad que provocábamos, siguen realizándose y siguen produciéndose hoy en día también cuando llego a según que ámbitos, según qué sitios. Y fue como algo que nunca.
Como que no me lo voy a quitar de encima. Y ahí fue cuando me di cuenta, a partir esas miradas, de que estaba en un sitio que no era mi entorno o que al menos la gente que estaba a mi alrededor no me hacía sentir como integrada, pero bueno. Entonces eso fue lo primero que me chocó al llegar aquí. Esas miradas.
Pero luego me matricularon en un instituto, y ya en el instituto era la única niña negra en mi clase y durante las horas del patio estaba sola. Porque no había manera de integrarme, básicamente porque los profesores lo que hacían era que a los alumnos extranjeros nos apartaban. Teníamos como una salita a la hora del patio en la que teníamos que estar y había varios niños de diferentes nacionalidades. En lugar de crear actividades para poder involucrarnos, si ya de por sí me sentía rara por el hecho de ser la única negra en clase, pues encima estaba como apartada.
Yo, personalmente, tuve muchísimos años que para mí era muy duro ser negra. Yo no quería ser negra. Porque crecí en un entorno donde todas las niñas tenían el pelo liso. Todas las niñas eran blancas. Entonces yo hacía todo lo necesario para intentar alisarme el pelo o llevar peinados que se pareciesen lo máximo posible a esas otras niñas para intentar encajar. Entonces, como nunca llegabas a encajar, era como un suplicio. En mi etapa en la que ya decidí estudiar un grado superior en Administración y finanzas, que es lo que he estudiado, al matricularme, de primeras es como la pregunta típica de: «¿Y estás segura de que quieres matricularte en este curso? Porque la gente como tú normalmente hace otro tipo de estudios».
Esta entrevista fue publicada originalmente por: aprendemosjuntos.bbva.com
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO