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Cristina Callao: “Si hiciésemos una buena educación afectivo-sexual desde la infancia, no sería necesario que en la adolescencia se diesen talleres desde la única perspectiva de la prevención”

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La experta en sexología Cristina Callao nos invita a conocer nuestro cuerpo y nuestra forma de obtener placer para conseguir disfrutar de una sexualidad libre y plena a través del autoconocimiento y la información rigurosa. “Si no sabemos quién somos, cómo somos, qué nos gusta o qué nos disgusta, muy difícilmente podremos vivir alineadas con nuestras propias necesidades, con el placer, con las relaciones afectivas”. Conocernos a nosotras mismas y a nuestro cuerpo, y dejar de entender el sexo desde el porno mainstream y las películas románticas son algunas de las recomendaciones que Cristina Callao, psicóloga y sexóloga especializada en crecimiento erótico, nos da para disfrutar al máximo de nuestra sexualidad. Así lo cuenta en Encantada de conocerme (El camino al placer a través del autocoñocimiento), de la Editorial Zenith, un libro ilustrado por Carolina de Prada en el que esta experta en Sexología Clínica, Educación Sexual y Terapia de Pareja nos invita a explorar nuestros genitales, a hacernos preguntas en torno a la sexualidad y, por supuesto, a quitarnos de encima multitud de mitos y falsas creencias que siguen tan arraigadas en torno al sexo.

Cuenta su autora que el libro está dirigido principalmente a mujeres adultas, pero por su formato y no por su edad. “También puede leerse en la adolescencia, siempre y cuando haya un acompañamiento en su lectura, para poder clarificar cuestiones que no se acaben de comprender”, dice Callao. Porque la educación afectivo-sexual debe comenzar en la infancia, y siempre impartida por profesionales de la sexología para poder garantizar la transmisión de mensajes rigurosos, libres de sesgos y alarmismo innecesario. Sobre todo ello hablamos con Cristina Callao.

¿A quién dirías que está dirigido ‘Encantada de conocerme’? ¿Hay alguna franja de edad para la que sea especialmente recomendable?

El libro va dirigido especialmente a mujeres adultas, pero es un libro que puede ser leído por cualquier persona sin importar su género, identidad o expresión. También puede leerse en la adolescencia, siempre y cuando haya un acompañamiento en su lectura, para poder clarificar cuestiones que no se acaben de comprender.

Al inicio del libro haces una dedicatoria: “A ti, que te mereces lo mejor, te dedico este libro y te recuerdo que, primero, te enamores de ti y después de quién tú quieras”. ¿Por qué es tan importante ese autoconocimiento?

El autoconocimiento es el primer cimiento para construir la pirámide de nuestra autoestima. Si no sabemos quién somos, cómo somos, qué nos gusta o qué nos disgusta, muy difícilmente podremos vivir alineadas con nuestras propias necesidades, con el placer, con las relaciones afectivas.

Si hiciésemos una buena educación afectivo-sexual desde la infancia, no sería necesario que en la adolescencia se diesen talleres desde la única perspectiva de la prevención

El autoconocimiento es empoderador, es revolucionario y resulta una vía maravillosa para conciliarnos con nosotras mismas.

Educación sexual desde la infancia

Hablas de los talleres de información sexual que se imparten en los centros educativos en Secundaria y dices que se llega tarde y mal. ¿Cuándo se debería empezar a tratar la sexualidad?

Desde la infancia, puesto que sexualidad es lo que somos y sexo lo que hacemos. Somos seres sexuados incluso antes de nacer. Habar de sexualidad no es hablar exclusivamente de genitalidad o prácticas sexuales, eso es solo una parte muy ínfima de la educación afectivo-sexual.

Hablar de sexualidad no es hablar exclusivamente de genitalidad o prácticas sexuales, eso es solo una parte muy ínfima de la educación afectivo-sexual

Podemos enseñar a los más pequeños a distinguir emociones para crear personas con una buena gestión emocional. Practicar la asertividad para aprender a poner límites, a ponerse como prioridad y empatizar con los demás. A nombrar las partes del cuerpo por su nombre y no inventaros mil maneras de, por ejemplo, mencionar a los genitales para encubrir su nombre real. Como fan de la semántica tengo que decir que las palabras designan realidades y si nos inventamos motes lo único que hacemos es esconder la realidad.

La forma de abordar la sexualidad, siempre desde el miedo, la enfermedad y la prevención también crees que debe mejorar. ¿Por qué dirías que es importante otro enfoque más relacionado con el placer que con el miedo?

Porque la sexualidad per se forma parte de la identidad de las personas. Si lo abordamos desde el miedo o la culpa, muy difícilmente podremos poner en valor que las diferencias nos hacen personas únicas y que es algo que deberíamos normalizar.

Si hiciésemos una buena educación afectivo-sexual desde la infancia, no sería necesario que en la adolescencia se diesen talleres desde la única perspectiva de la prevención –sin abordar el placer–, porque las personas entenderían que quererse y respetarse a uno mismo y a las otras personas es una parte implícita de todo el proceso de aprendizaje que llevan a sus espaldas.

¿De dónde sacan los adolescentes la información que tienen en torno a la sexualidad?

Actualmente, del porno, de las redes sociales, de las experiencias de sus amistades o las suyas propias. Por eso considero fundamental que las personas formadas en sexología hagan difusión en sus redes sobre las sexualidades y sus diversidades. Para que los y las adolescentes tengan referentes que no les cuenten cuentos y que no perpetúen creencias sesgadas, heteropatriarcales, falocentristas y machistas.

Considero fundamental que las personas formadas en sexología hagan difusión en sus redes sobre las sexualidades y sus diversidades

Para que puedan vivir y dejen vivir la sexualidad de forma libre y placentera.

¿Cómo afrontamos este asunto en las familias? ¿Nos sigue costando hablar de sexo con nuestros hijos e hijas con naturalidad?

Sigue costando hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas porque lo seguimos haciendo solo cuando creemos que ese adolescente puede practicar sexo en breve. Y lo hacemos desde la prevención del riesgo “protégete”, “no te vayas con cualquiera”, “usa condón”, “no vengas embarazada o no la dejes embarazada”…, etcétera. Y discúlpenme pero esto no es hacer educación sexual, esto es espetar frases de alarma y esperar que nuestro hijo o hija nos cuente qué, como, cuándo y dónde.

Sigue costando hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas porque lo seguimos haciendo solo cuando creemos que ese adolescente puede practicar sexo en breve

Pero para fomentar el diálogo, primero tenemos que crear puentes hacia él. Educar significa transmitir valores, hablar desde el respeto, fomentar el feedback, escuchar activamente y estar ahí para resolver dudas.

Esta entrevista fue publicada originalmente en: webconsultas.com

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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