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Arun Mansukhani: “La salud mental adolescente ha empeorado de manera mantenida”

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Interdependencia, autonomía e intimidad. ¿En qué consisten y por qué son necesarias para construir relaciones sanas? Para el experto en relaciones Arun Mansukhani, las relaciones interpersonales son una oportunidad para descubrir cómo somos y evolucionar a través del otro. Cuestiones como tener un buen círculo de apoyo y crear vínculos cercanos son determinantes para gozar de una mejor salud y una vida más larga: “Las investigaciones científicas nos confirman que las relaciones sanas tienen mucho que ver con la salud física, mental y emocional. Sabemos que las personas que tienen relaciones sanas viven más”, afirma. Mansukhani explica la importancia de adoptar un rol adulto emocional y establecer relaciones horizontales en cualquier ámbito de nuestra vida. Un viaje hacia la introspección lleno de autoconocimiento, autoaceptación, autocompasión y autocuidado, algo complejo que requiere de voluntad y compromiso para darnos a los demás desde un lugar sano. Arun Mansukhani es psicólogo y sexólogo especializado en el tratamiento de ansiedad, depresión, trauma psicológico y terapia de pareja. Tras más de 30 años de trabajo de campo, charlas y cursos, sigue enamorado de su día a día en el que contempla la salud desde una perspectiva integral: “La distinción psicológico, físico y biológico es totalmente artificial, la hacemos nosotros porque estudiamos desde ahí pero las situaciones traumáticas tienen influencias profundísimas sobre la salud física, emocional y psicológica”.

Quería preguntarte por tu experiencia en consulta. ¿Cómo es la salud mental de los adolescentes de hoy?

Más que de mi consulta, que al final es una muestra muy pequeña, pero sí te puedo contar lo que sabemos de la salud mental en general. De entrada, llevábamos dos décadas en la que una serie de parámetros objetivos estaban mejorando, o sea, los jóvenes consumían menos drogas, menos alcohol, fumaban menos… En las últimas dos décadas, desde el año 2000 hacia aquí, esos niveles han ido mejorando.

Estábamos relativamente contentos. En las últimas investigaciones han vuelto a empeorar. No podemos estar del todo contentos, vuelven a fumar más, vuelven a beber más alcohol, etcétera. Lo que no ha cambiado mucho son los parámetros de salud mental, que han ido empeorando de manera mantenida. Sin lugar a dudas, los parámetros que tenemos ahora son los peores que hemos podido registrar nunca.

Sin irnos mucho de nuestro entorno, en España uno de cada dos jóvenes dice haber tenido un trastorno mental en algún momento, emocional o mental. O sea, se reconoce haber tenido un trastorno emocional o mental en algún momento de su vida. Y diríamos: “Bueno, es que la gente cree que lo tiene y no lo tiene”. Pero uno de cada tres ha sido diagnosticado con un trastorno por algún profesional de la salud mental, un psicólogo o un psiquiatra. Entonces, realmente tenemos un dato que ya de entrada nos asusta.

Nos ponemos a mirar qué puede haber debajo de esto. Seguramente hay un primer aspecto que tiene que ver con tomar conciencia, con darnos cuenta de cosas que antes no nos dábamos cuenta. Se me viene a la cabeza la gimnasta americana Seymour Biles, no sé si la recordáis, que en plenas Olimpiadas dijo: “Oye, esto a mí me provoca ansiedad, me está metiendo una caña tremenda, yo no sigo”. Esto es fantástico.

Nadia Comaneci se tragó no sabemos cuántas cosas y siguió. Estamos hartos de escuchar historias de personas que han tenido que soportar unas situaciones insoportables y no se planteaban que aquello era razón para parar. Y ahora cada vez más. Hay un primer fenómeno, que yo creo que es muy positivo, que es un mayor reconocimiento y un poner en primer plano mi salud por encima del éxito y por encima del trabajo y por encima de otras cosas. Si esto me hace daño… Hay una parte que es positiva.

Hay una segunda, que seguramente tiene que ver con un contagio. La cantidad de información que tienen los adolescentes y los preadolescentes sobre salud mental es tremenda. Yo tengo dos hijas, 13 y 15. Se fueron a casa de las amigas preguntándome: “¿Y el trastorno bipolar entonces?”. Pero no trastorno bipolar cuéntame, pero el trastorno bipolar es verdad que se da más… Preguntas súper concretas. Te quedas alucinado. Y siempre les pregunto dónde lo han aprendido. En TikTok. O sea, yo no he entrado a TikTok, pero me da un miedo… No sé lo que puede haber, porque la cantidad de cosas que hay ahí… Hay mucha más información y puede haber un fenómeno de contagio. Y después hay seguramente una serie de factores sociales, que seguramente hay un montón. ¿Pero qué podemos ver? Vivimos en sociedades más competitivas que nunca.

La sociedad es cada vez más competitiva. Mi hija, la de 15, tiene ahora que elegir qué carrera va a hacer, si va a hacer ciencias o letras, y según eso, su primero y segundo bachillerato, por ejemplo, si elige hacer medicina tiene que estar con 15, 16, 17, 18 matándose. O sea, esto es un nivel de competitividad que no existía hace 30 años. Hay una competitividad altísima con un futuro más incierto, o por lo menos esa es la sensación. Suponemos que estas dos son una muy mala combinación, tenemos una menor tolerancia a la frustración, esto lo sabemos. Esto en parte es bueno, porque habéis tenido que tolerar menos frustración. No es vuestra culpa, habéis tolerado menos.

A mí de pequeño me encantaba Mazinger Z. Los jóvenes no sabéis lo que es, a los mayores alguna lágrima nos sale. Mazinger Z salía los sábados a una hora en concreto. Recuerdo una vez que me perdí un episodio. No hay problema, lo veo en YouTube. No lo he vuelto a ver ese episodio. No pude volver a ver ese episodio. Se acabó. Tuve que esperar una semana para ver el siguiente episodio. Aguantar una semana entera a mis compañeros hablando del episodio que yo no había visto. O sea, nuestra infancia estaba llena de frustraciones y esto era terrible, no estoy diciendo que sea bueno.

Pero inevitablemente, a medida que mejoramos unas cosas, seguramente las personas toleran menos la frustración y esto es bueno, pero puede tener un componente también en esto que estamos viendo. Y una última cosa es que tenemos más presión social que nunca. La presión social, sobre todo para los jóvenes, viene de los iguales. Los mayores, los viejunos, importamos poco. Es el grupo de iguales el que pesa. Y el grupo de iguales se ha hecho omnipresente a través de los dispositivos. Mi hija está en su cuarto, pero está todo el rato en contacto. Nos fuimos una semana a Galicia, pero estaba toda la semana en contacto. Esto antes no pasaba. O sea, antes el grupo de iguales era cuando tú estabas con el grupo de iguales de cinco a diez.

Si te ibas en verano, te ibas en verano. Encontrabas otro grupo de iguales, pero no el tuyo. Ahora no, ahora se encuentra con su prima y ambas están con su grupo de iguales. No están contactando entre sí. Esa presión ha aumentado un montón y este es un elemento que tenemos clarísimo. Las pantallas. O sea, lo que estamos haciendo con los niños, con los móviles y las tablets la investigación nos dice que es un disparate. Es un disparate el daño que hace a la salud es tremendo, más a las niñas que a los niños, que parece que les influye más la presión social.

En niñas hay una correlación entre el número de horas dedicadas a las pantallas y salud mental. A partir de un cierto número de horas aumentan exponencialmente los trastornos. Esto es algo que tenemos que recordar. Y ahí están. Yo no paro de ver niños con tablets, con mis niñas estamos peleados todos los días. Es muy bueno porque es mi castigo preferido. ¿No recogéis la mesa? Sin móvil. “Siempre nos quitas el móvil”. Porque es el móvil lo que no deberías tener. Me viene genial como castigo.

Todo esto puede estar influyendo en que tengamos una juventud más consciente que nunca, con más capacidad de pedir ayuda que nunca. Los servicios de salud mental públicos y privados están colapsados en ese país, totalmente colapsado. Todo es positivo, p ero hay también elementos que son preocupantes. Y hay algunos indicadores objetivos que son muy preocupantes. El número de suicidios, por ejemplo, el número de suicidios en la infancia ha subido y el número de suicidios entre adolescentes ha subido. Estamos hablando ya de personas que tienen un nivel de malestar tan alto como para intentar hacerse daño. O sea que realmente tenemos mucho ahí que mirar y mucho que corregir. Y lo primero serían las tablets y las pantallas. Sería lo primero que habría que empezar a limitar de una manera brutal ya, si pudiésemos.

“La salud mental adolescente ha empeorado de manera mantenida. Si miramos qué hay debajo de esto, tiene que ver con darnos cuenta de cosas que antes no nos dábamos cuenta. Ahora ya hay una toma de conciencia y esto es fantástico para poner límites”

Hola, Arun. Encantada de estar en esta charla. Yo me quería detener en una frase tuya que dice que lo que más calma a un adolescente es tener a un adulto presente que se hace cargo. Entonces me gustaría que desarrollaras un poco esta idea, sobre todo porque los que somos padres de adolescentes siempre tenemos la sensación de que estorbamos. Les estorbamos.

Sí, no es una sensación. Les estorbamos. Por eso tenemos que estar casi desaparecidos con el mobiliario y aparecer cuando nos lo piden. ¿Qué es lo que más calma a un niño, a un niño que lo está pasando mal? Si lo pensamos normalmente, si todo ha ido bien, un adulto. Un adulto que se hace cargo es lo que más calma a un niño. Un adolescente está en transición.

Pero, además, ¿qué es lo que más calma a un adulto si estamos en crisis? Un adulto que se hace cargo. Si lo pensáis… Ahora es que estamos muy tranquilos, pero imaginaos que se declara un incendio. Entramos todos en pánico, no tenemos ni idea de lo que hacer. Y, de repente, el regidor de aquí dice: “Todo el mundo tranquilo, yo fui bombero. Todo el mundo al suelo”. Todos vamos al suelo y nos saca a todos a gatas de aquí. ¿Cómo nos sentimos? Encantados de la vida de que ese adulto se haya hecho cargo de nosotros en una situación de crisis.

Entonces, el que haya un adulto y un adulto, fíjate, ya lo estamos viendo, es alguien que no pierde la calma. Alguien que desde la calma sabe lo que hay que hacer, sabe cuándo hay que hacerlo y es capaz de llevarlo a cabo. Cuando esta figura aparece es fenomenal para niños, para adultos y para adolescentes. Están en transición entre un lado y otro, porque nos ayuda a regularnos, a calmarnos, a sentirnos seguros de alguna manera. ¿Qué ocurre? Que no tenemos muchos adultos emocionales. Tenemos muchos adultos cronológicos, pero no mucho adultos emocionales.

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REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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