Una nueva forma de hacer psicología



¿Cómo ayudan las mascotas a combatir la depresión?

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Cuando se trata de buscar una ayuda para la depresión, muchas veces se piensa en la terapia psicológica o en la farmacológica, pero hay algo más a lo que se puede recurrir para vencer la depresión: los animales domésticos. Las mascotas para la depresión suponen un gran apoyo y pueden convertirse en un punto importante a la hora de responder cómo superar la depresión. Además, otros tipos de animales constituyen una ayuda importante en la terapia. Por fin vas a saber por qué, según la ciencia, las mascotas para la depresión pueden ser una gran ayuda. Es cierto que, desde hace mucho tiempo, algo en tu interior ronronea que esa bola de pelos con la que compartes piso es buena para ti. También sabes que lanzarle la pelota 300 veces a tu amigo de cuatro patas te da subidón. Vale, te contamos por qué.
Mascotas y rupturas de pareja

Algunos estudios afirman que los perros y gatos son capaces de ofrecer beneficios emocionales en personas que se enfrentan al dolor de una pérdida, ya sea por la muerte de un ser querido o por una ruptura de pareja. Desde el punto de vista psicológico, contar con animales domésticos en casa puede ser de ayuda para ejercitar la introspección: al hablar con tu mascota, que no te juzgará ni podrá contar a otros tus intimidades, tienes la oportunidad de escucharte en voz alta y reflexionar sobre la marcha. Así, poco a poco, irás descubriendo dentro de ti las claves para mejorar tu autoconocimiento y reconfigurar tu rutina dejando atrás el dolor.

Perros y autoestima

Los perros son seres vivos que necesitan de una gran cantidad de cuidados. Su proceso de domesticación a través de los años los ha hecho profundamente dependientes del hombre para cosas tan básicas como encontrar alimento o hacer sus necesidades. De allí a que sean lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en mascotas.

Tener perros te ayudará a ser una persona más organizada, a respetar tus tiempos y te enseñará a disfrutar de la sensación de hacer algo bueno por alguien cada día. Tu perro siempre estará triste de que salgas de casa y siempre te estará esperando detrás de la puerta al volver. Siempre te recibirá con efusivas demostraciones de cariño y te servirá como compañía en los momentos de soledad.

Cuando alimentas a tu mascota, cuando la cepillas, cuando recuerdas oportunamente ir a por su comida o llevarle a un control veterinario, estás ejercitando un montón de capacidades que te ayudarán a convencerte de que eres una persona cuidadosa, cariñosa, responsable y capaz, lo que te llevará a mejorar tu nivel de autoestima. Esa sensación de “yo no valgo para esto” que te puede invadir de vez en cuando en tu trabajo o en tus relaciones, no tocará a tu puerta cuando se trata del cuidado de tu mascota: para ella siempre serás la mejor persona del mundo.

Gatos y mindfulness

Cada vez son más las personas que se apuntan al mindfulness, una disciplina que busca que las personas aprendamos a vivir el presente con la mayor conciencia posible, disminuyendo así los niveles de estrés y ansiedad en la vida diaria. Por su comportamiento poco predecible y ese carácter de “vas a jugar conmigo, sólo un ratito, y yo elijo ese ratito”, los gatos son mascotas ideales para las personas que desean iniciarse en la práctica del mindfulness o, simplemente, aprender a poner su mente en blanco por un momento.

Interactuar con un gato es un ejercicio que te permitirá experimentar diversas sensaciones capaces de regular tus niveles de activación: su pelaje suave, su elevada temperatura corporal y su ronroneo serán claves en el hecho de que te concentres en ese intercambio de mimos con tu mascota y consigas aparcar los pensamientos que te estén generando angustia.

Perros y habilidades sociales

Los perros, antes que mascotas acompañantes del hombre, son animales sociales. Su mejor esquema de convivencia es la manada. De allí que tu querido amigo de cuatro patas se desviva por saludar a cuanto colega perruno se le cruce por el camino. Y, claro, si el perro se acerca moviendo el rabito y olisquea a su recién conocido amigo, tú no puedes hacer menos que saludar al dueño del otro animal.

Generalmente, las personas que pasean a su perro entablan conversaciones en torno a su animal: “Es muy trasto”, “Gruñe, pero no muerde”, “Está un poco gordito”, comentarios que son fáciles de seguir y que, de una manera u otra, te ayudan a vencer la timidez y a ejercitar, por ejemplo, la asertividad en tus respuestas: “El mío también hace travesuras”, “No te preocupes, se ve que gruñe de emoción”, “Está gordito, pero también es que tiene mucho pelo”. Adicionalmente, el papel de las mascotas para la depresión también es el de crear responsabilidades. Pasear a tu perro cada día, te ayuda a mantenerte en buena forma física y a desperezarte, en el paseo de por la mañana, y desconectar de los momentos estresantes de la jornada, en el paseo de por la tarde.

Gatos y su ayuda para la depresión

Tu gato no habla tu idioma, hace cosas tan raras como cazar enemigos imaginarios, regalarte insectos muertos, dejar una estela de pelos allí donde va, maullarle a la nada y, de repente, sin razón aparente, endosarte un zarpazo “porque yo lo valgo”. Aunque parezca una obviedad, tu gato es muy diferente a ti, y decirlo ayuda a explicar este punto: comprender -o por lo menos tolerar- su comportamiento es una buena manera de ejercitar la empatía.

Tú no sabes qué pasa por su cabeza cuando hace lo que hace, pero dedicas un momento a intentar que se sienta mejor: prestas atención cuando te maúlla insistentemente y hasta aprendes a diferenciar distintos tipos de maullido, le devuelves una caricia cuando se frota contra tus piernas, vigilas las ventanas para que no salte a través de ellas y se haga daño, perdonas los arañazos que te lanza sin venir a cuento… aunque no te des cuenta, tu gato te hace una persona más empática.

Como ya has visto, las mascotas para la depresión tienen un efecto terapéutico, que acompañado de una terapia profesional, puede ser importante y aportar muchas cosas positivas a tu vida. Eso sí, antes de abrirle las puertas de tu casa a un animal, asegúrate de que estás en un buen momento para dar ese paso y que cuidarlo y atenderlo no va a añadir tensión en tu día a día. Recuerda que vivirá contigo toda su vida y tú eres el ser más importante para él.(therapychat.com)

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Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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