Una nueva forma de hacer psicología



Como desligarse emocionalmente de una persona.

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Lejos de lo que ponemos pensar, no es convertirnos en personas frías y distantes, o que nos deje de importar aquellas personas que son significativas e importantes para nosotros. Cuando hablamos de desapego nos referimos a desprendernos y separarnos de la agonía del envolvimiento, de la agonía con la que vivimos, el contacto y la intimidad con el otro.

Tenemos identificadas la sensación de estar tan juntos en pareja que sentimos no tener espacio, cuando estamos tan juntos nos manipulamos, nos invadimos, nos controlamos y no hay espacio. Si sentimos en la relación que hay cierta separación y distancia sentimos mucho miedo a estar solos, mucho miedo a que esa persona no esté en mi vida.

El apego es involucrarnos, cuando nos sobre involucramos en una relación de pareja nos mantiene en un estado de caos constante y de montaña rusa emocional, podemos decir que no hay espacio para el espacio interior de cada uno de nosotros porque necesitamos ser uno, no nos permitimos respetar el espacio de la otra persona, lo que siente uno siente el otro, entonces queda poco espacio para esa paz o armonía interior, ese colchoncito donde a veces tú estás ahí pero yo no necesito estar exactamente donde tu estás para sentirnos unidos debemos tolerar la distancia de la pareja.

No necesitamos desapegarnos de la otra persona, necesitamos desapegarnos de nuestros propios patrones limitantes, nuestros propios patrones dolorosos, de la agonía de nuestro propio sufrimiento, desapegarse significa crear y cultivar un espacio acolchado en nuestro interior donde puedo ver y sentir donde está el otro pero sin dejarme arrastrar o envolver de tal manera que yo me vaya completamente a su terreno.

El apego toma diferentes formas, cuando nos preocupamos en exceso por una persona o problema, cuando nuestra energía mental está totalmente absorbida y llena de pensamientos en referencia a un problema, a una situación o a una persona determinada. También cuando tratamos de controlar a otra persona, cuando queremos cambiar al otro influyendo en sus decisiones, cuando queremos evitar los actos y consecuencias de la otra persona y entonces tratamos de interferir con toda nuestra energía en ellos. Cuando vivimos reaccionando nos convertimos en reaccionarios, ya no estamos actuando desde nuestra propia voluntad pensada y sentida, solo que estamos tan hipersensibles de lo que sucede en nuestro exterior que reaccionamos y respondemos sin realmente pararnos a pensar que es lo que queremos, que es lo que nos viene bien y que es lo que nos ayudaría.

Cuando dependemos emocionalmente de la otra persona, las necesidades que buscas al no saciarlas se siente un vacío y angustia, la persona depende de la otra para poder sentirse bien, seguro, confiado y tranquilo. También cuando nos volvemos cuidadores de nuestra pareja, es decir, nos alimentamos y nos sentimos bien cuando sentimos que nuestra pareja depende de nosotros, nos necesita, entonces hacemos todo lo posible por cuidar, salvar y proteger a nuestra pareja y así nos aseguramos que esté para nosotros tal como nosotros la necesitamos.

Si nos fijamos todas estas maneras de apegarnos en nuestras relaciones, ocupan un espacio en nosotros, un espacio que es nuestra energía mental, física y emocional, es como un espacio que sentimos vació y lo llenamos desde fuera, entonces si no hemos tenido esta experiencia de amor, se complica demasiado, por ejemplo, cuando nuestras relaciones de la infancia no vivimos la seguridad del apego, no sentimos cuando nosotros los necesitábamos, entonces ahora de adultos seguimos buscando ese apego, esa necesidad del otro para poder recibirla y sentirme lleno y tranquilo. Si yo me acostumbré por hábito a realizar estas actitudes con muchas personas en muchos aspectos con el paso del tiempo será mas frecuente esta conducta hacia los demás.

No se trata de desapegarnos tanto de la otra persona, sino de desapegarnos de esa parte nuestra que nos envuelve en esa cercanía dolorosa, en esa cercanía que no es respetuosa, cuando una persona con apego se aleja, siente que se ahoga que ya no puede más, que la vida no puede ser la misma sin esa persona, no quiere estudiar ni trabajar, es difícil sobrellevar esas situaciones tan tristes.

Pautas a seguir para desligarnos de una persona

El primer punto es ocuparse del propio proceso personal, esta es una clave fundamental si queremos crecer en el amor de pareja, debemos tratar de encontrar el punto en el que me envuelvo en este juego doloroso o en este apego doloroso, ver que hago yo para enrolarme en ese dolor. Cuando estamos tan cerca en la relación de pareja, nos llegamos a confundir, empezamos a mezclar, está todo mezclado porque empezamos a creernos con derecho de exigir y de mandar que el otro tiene que hacer, que el otro debería estar para mi, debería hacer todo lo que necesite para ser feliz, nos confundimos, esa exigencia y dolor procede de nuestro niño interior que quiere satisfacer sus necesidades y carencias del pasado mediante el otro. Necesito a la otra persona porque no se recuperar mi paz interior, ahí deberemos enfocarnos.

El punto numero dos es el respeto absoluto por el proceso de mi pareja, yo no soy nadie para interferir en el sentido de lo que necesite, solucionar sus problemas, no dejo que realice acciones para así yo no sentir sus consecuencias, sino que respeto el proceso de mi pareja, entiendo que esa persona sigue su camino y que ese camino es así como debe ser y yo me responsabilizo de hacerme cargo de la parte que a mi me toca con respecto a mi pareja, dejo al otro que sea adulto, que asuma sus responsabilidades.

El punto numero tres es que mientras estoy con una persona me centro en aprender a convivir también con lo que no me gusta de esta persona, porque a veces queremos que en las relaciones de pareja sea todo perfecto, los conflictos forman parte del amor de pareja, por eso necesito aprender a convivir con lo que no me gusta de la otra persona, porque yo tengo que ser capaz de poder afrontar aquello que siento, en relación con el otro y dejar de culpar y tratar de que el otro cambie, me centro en mí y en esos movimientos que puedo dar, tanto conmigo mismo tanto como el otro.

El punto numero cuatro es desdramatizar, es decir, necesitamos que aquellos arranques de rabia, de culpa, de exigencia hacia fuera, necesitamos aprender a pararlos y ampliarlos en nuestro interior, es decir, en vez de reaccionar tanto hacia afuera, antes de reaccionar detenerme y poder atender lo que siento dentro para poder acompañarme y retomar mi paz interior, mi calma interior de lo que está pasando sin necesidad de crear un drama o de reprochar o culpar ya que esto no nos lleva a nada, solo se escala el drama, la violencia, la intensidad, aumentando la herida tanto para mi como para el otro.

El punto numero cinco es no querer tener todo resuelto en la vida y en la relación, quererlo tener todo perfecto para por fin permitirnos disfrutar del otro, poder permitirnos estar relajados, tranquilos, en armonía, en la relación de pareja hay asuntos que a veces se van a sostener en el tiempo y no por eso tenemos que castigarnos mutuamente, si no que justamente que haya momentos de disfrute, de placer, de conexión, de diversión dentro del conflicto, nos ayudará a solucionar los grandes asuntos que tenemos pendientes. Cuando nos encontramos en un estado de tranquilidad y alegría dentro de la relación, en esos momentos debemos hablar de los problemas, con la mente calmada, sin ira ni enojo, serenamente se puede llegar a una solución por parte de los dos. No necesariamente esperar prolongados espacios para solucionar los conflictos, si pasamos por una discusión fuerte, lo que deberíamos hacer es cortar cualquier vínculo de comunicación por unas horas, orgánicamente sentiremos mucha menos furia que en el momento del conflicto.

El sexto punto es pensar en todos esos comportamientos limitantes que yo estoy utilizando en la relación o estoy actuando en la relación que genera mucho drama, intensidad, dolor, una historia entre nosotros, por ejemplo cuando una persona manipula, controla, con los celos, cuando yo estoy exigiendo, culpando, vengándome, rechazando, castigando a mi pareja. Cuando realizo todo eso debo mirar por mi, dejar al otro en su camino, respetar su camino, enfocarme en ser consciente de lo malo y tratar de cambiar por amor. Actuar por mi mismo, dar los pasos necesarios por reparar en lo que pueda.

Redacción Web del Psicólogo

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