Una nueva forma de hacer psicología



La jubilación y sus consecuencias psicológicas

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La jubilación es la situación en la que un trabajador o trabajadora en activo, tanto por cuenta propia como por cuenta ajena, pasa a ser inactiva laboralmente. Hay distintas circunstancias que dan lugar a este momento: la edad, un problema de salud grave o incapacidad o la prejubilación por parte de la empresa, entre otras razones. En el artículo expongo la relación entre la jubilación y la vejez así como las consecuencias que se dan desde un punto psicosocial en esta “nueva etapa”. A lo largo de la historia más reciente, la jubilación suponía que la vejez estaba haciendo acto de presencia. El cumplir cierta edad era causa directa para el cese de la actividad laboral. La salud no te permitía seguir activo en especial en aquellos trabajos de carga física, los cuáles eran los que predominaban hace unas décadas. Actualmente, diversos factores como son el aumento de la esperanza de vida y la longevidad, los avances médicos, los cambios en el mercado laboral y el propio cambio de mentalidad y de vida, han provocado que la jubilación no esté relacionada directamente con la vejez. La jubilación NO es la puerta a la vejez actualmente.

La jubilación es la situación de inactividad laboral, pero no significa inactividad social, incluso no es igual a enfermedad ni disminución de la calidad de vida. Las personas que se jubilan todavía disponen de muchos años hasta poder indicar que han entrado en la etapa de la vejez más incapacitante.

Lo que sí hay que tener en cuenta es que la etapa de la jubilación es una situación nueva donde la persona tiene que adaptarse. No todo el mundo lo hace de una forma positiva debido a que llevan entre 30 y 50 años trabajando, llevando un tipo de vida muy diferente a la que ahora les espera. Para algunas personas cuando se termina la parte laboral se acaban otros aspectos de su vida como es la parte social, y por consiguiente, la emocional y cognitiva.

La jubilación y sus cambios psicosociales

La finalización de la etapa activa, laboralmente hablando, supone una modificación de rol en esa persona. Todo esto conlleva una serie de cambios que implican muchos aspectos, especialmente, en la parte psicosocial.

Algunas de estas consecuencias son:

Cambio de rol

La persona que se jubila cambia completamente su papel. Pasa de ser profesora, arquitecto, pintora o piloto a ser pareja, madre, amigo, primo o vecina, por lo que el cambio de identidad es absoluto y esto crea una inseguridad en su vida.

Reducción de las relaciones sociales y del contacto con otras personas que no están directamente relacionadas con la familia o con tus personas más directas del entorno

Esto puede provocar dos situaciones: por un lado que tienda a volcarse en la familia o en los amigos más cercanos o, por el contrario, puede ser que entre en una situación de aislamiento, decaimiento y depresión.

Cambios en el ámbito familiar

Todas las personas que componen el ámbito familiar se tienen que adaptar junto a la persona jubilada a esta nueva etapa. También puede ocurrir que ésta sea divorciada, viuda o soltera y que el afrontamiento sea aún peor porque aparezca la sensación de soledad.

Reducción de ingresos económicos

Esta situación crea preocupación ya que tiene que adaptar sus gastos a una nueva situación económica, que normalmente es peor.

Modificación del bienestar físico y psicológico

En este aspecto hay personas que pueden sufrir una disminución en su estado anímico (ansiedad/depresión) debido a que en el momento de la jubilación cambia completamente su vida. Habrá personas que lo asimilen bien, como una nueva etapa llena de oportunidades, y habrá otras que lo vean como el fin de su vida activa en todos los sentidos.

¿Qué puedo hacer cuando me jubile?

Lo ideal para llevar lo mejor posible la jubilación es elaborar objetivos y planes en el ámbito personal para afrontar la nueva situación de la forma más óptima.

Algunas acciones que podemos llevar a cabo pueden ser:

  • Buscar actividades en centros culturales, asociaciones o centros de mayores, entre otros. Esto aparte de la actividad en sí, te va a dar la oportunidad de encontrar nuevas amistades o nuevos contactos.
  • Viajar (si se puede). Hacer esos viajes que por temas laborales nunca pudiste  realizar.
  • Disfruta de tus hobbies ahora que tienes más tiempo libre.
  • Realizar formaciones o cursos. A muchas personas les gusta aprender. Cuando estás trabajando el tiempo es menor por lo que es una buena etapa para invertir tiempo en ello.
  • Dedicarte tiempo. Camina, descansa, desconecta. Haz aquello que por los horarios laborales o las obligaciones del trabajo no podías hacer anteriormente.
  • Disfruta más de la familia y de los amigos. En la etapa activa tenemos menos tiempo para estar con nuestros seres queridos, por lo que la jubilación es una época ideal para retomar este contacto más estrecho.(miterapiasinfronteras.com)

¿De qué manera afronto la jubilación?

Tener un trabajo es mucho más que una forma de ganar independencia económica, es una manera de crecer como personas y de socializar. Por ello, cuando llega el momento de la jubilación y a pesar de habernos sentido felices en nuestra carrera profesional, es muy significativo encontrar diferentes opciones que nos permitan sentirnos valiosos tanto la sociedad como a nivel personal.

No todas las personas afrontan la tercera edad y la jubilación de la misma manera. Hay ocasiones en que esta etapa de la vida significa paz, tranquilidad y descanso, pero en otras los sentimientos que aparecen son muy distintos, llegando a aparecer épocas de soledad y depresión.

Es de vital importancia tener en cuenta una serie de circunstancias, como la vida marital, el sexo de la persona, el estado de salud, el grado de dependencia con respecto al cónyuge, el estado laboral, el apoyo familiar y social, los ingresos económicos, el nivel de personalidad y educativo, ya que dichos factores influirán profundamente en cómo afrontemos esta nueva etapa de nuestra vida.

Diferentes etapas en la jubilación

El sociólogo y gerontólogo norteamericano, Robert C. Atchley, investigó en 1975 la forma de adaptación a la jubilación y constituyó diversas etapas que desvinculaban gradualmente de la persona a su anterior vida laboral. De esta forma, establecía los siguientes períodos:

Prejubilación

En este período prevalecen las ideas que tenemos sobre cómo será nuestra jubilación y los eventos que tendremos cuando lleguemos a ella.

Jubilación

En esta etapa, las emociones que se comprueban son la liberación, el descanso, la euforia, de ser conscientes que se dispone de mucho tiempo libre y de la idea de que ahora podremos realizar esas actividades que teníamos aparcadas.

Desilusión

Tras un merecido descanso, asoma una etapa que refleja el momento en el que nos damos cuenta de que la jubilación no es como la habíamos planeado. Llega la desilusión.

Reorientación

Aquí es cuando nos damos cuenta de la realidad, no de lo habíamos imaginado.

Estabilidad

Aquí nos hemos concienciado plenamente de nuestra nueva situación como jubilados, estableciendo tareas diarias en consonancia con nuestra nueva forma de vida.

Me preparo para la jubilación

Con mucha frecuencia a día de hoy, diferentes profesionales organizan cursos con la finalidad de preparar a nivel psicológico a los participantes, para que sean capaces de desafiar esta nueva etapa de la forma más serena posible. Estos cursos proponen la jubilación como una continuación de su vida anterior, donde se pueden desarrollar actividades de ocio o iniciar nuevas.

Los psicólogos trabajan para ayudarte a aceptar la nueva realidad, estableciendo habilidades de prevención ante problemas psicológicos que pueden surgir, como ansiedad, depresión o inestabilidad emocional. Estrategias como la relajación, el autocontrol o el desarrollo de habilidades sociales permiten a este sector de personas adaptarse a su jubilación.

Una vez jubilado, ¿en qué puedo ocuparme?

El camino de la vida laboral a la jubilación puede ser difícil y conllevar un tiempo de adaptación. Se trata de reajustar la rutina mantenida durante muchos años de la vida adulta. Es importante crear nuevos hábitos que nos permitan organizar nuestro día a día.

Existen diferentes opciones de ocio, cada persona encontrará las que más le gusten, entre ellas tenemos:

Viajar

Ahora, al tener tiempo y dinero, es el momento ideal para visitar aquellos países o ciudades que siempre quisiste conocer. También puedes visitar a tus familiares y amigos que viven fuera.

Estudiar

Nunca es tarde para volver a estudiar. Sin prisa, estudia por hecho de querer formarte en algo concreto, diferente a tu profesión. Te permitirá tener horarios, aumentar tus conocimientos y relacionarte con otras personas.

Cursos

Te puede apetecer practicar yoga, pintura, lectura, o coloquios sobre películas. Si te organizas bien los días respecto a actividades que te gusten puede ser una estupenda manera de mantenerte activo.

Ser voluntario

Te sentirás satisfecho si organizas tu tiempo en ayudar a los demás o participas con asociaciones comunitarias o benéficas. ¡Haciendo feliz a los demás te lo harás a ti mismo!

Trabajo después de la jubilación

Hay personas a las que les es complicado amoldarse a una vida observadora, ellos prefieren seguir trabajando. Sobre todo los que han tenido su propia empresa, cuando llega la hora de jubilarse prefieren seguir gestionando en lo que pueden y dar algunas instrucciones generales.

A día de hoy, la edad legal en España para jubilarse está en los 65 años y 6 meses, pero aumentará hasta los 67 en 2027, aunque la realidad confirma que la mayoría de los trabajadores se jubila a los 64 años. Afortunadamente, la esperanza de vida de nuestros mayores cada vez es mayor, por lo que es muy importante sentirse y mantenerse activo para poder disfrutar de actividades relacionadas con nuevas formas de ver la vida a partir de la jubilación.(psicologosmadrid-ipsia.com)

Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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