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¿Tu hijo se irrita con facilidad? Irritabilidad Infantil y como poder combatirla

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Si tu hijo se muestra irritable y sientes que todo le molesta, presta atención a su conducta y trata de descubrir la raíz de esa reacción. Te ayudamos a identificar las posibles causas y qué puedes hacer para ayudarlo. La mayoría de los niños atraviesa por una etapa en la que se pone molesto, gruñón y todo le fastidia. Muchas veces ni siquiera ellos están seguros de la verdadera causa de su mal humor y, en otras, son incapaces de comunicarlo. La irritabilidad en los niños: esa fase que todo padre quiere saber cómo manejar. Ya sea a través de rabietas, berrinches, episodios de llanto o mal humor crónico, un gran número de niños pasa por una etapa en su vida -que puede darse en diferentes edades- en la que todo parece caerles mal. Especialmente aquellos con quienes convive más tiempo. Dependiendo de su edad, de su etapa de desarrollo y del contexto familiar, social y personal, este estado de ánimo puede manifestarse de distintas formas y ser resultado de motivos diferentes. Por eso es importante que los padres estén preparados para saber cómo reaccionar cuando estas situaciones se presenten.
Causas de la irritabilidad en los niños

Primero que nada, es necesario definir irritabilidad, la cual no es más que una mayor propensión a la ira y la rabia en relación con los compañeros. La misma se puede manifestar a través de procesos conductuales como ira intensa o emocionales como un simple sensación de disgusto. La irritabilidad en los niños es difícil de diagnosticar, sobre todo en aquellos que no pueden expresar las razones de su enfado. Es el caso de los bebés, porque no pueden hablar, y de los niños que desconocen exactamente qué les causa ese malestar. Puede tener causas físicas o psicológicas y puede ser circunstancial o prolongarse por cierto periodo de tiempo.

Estos son los desencadenantes más comunes de la irritabilidad en los niños:

Enfermedad

El niño puede mostrarse irritable si padece dolor de cabeza, garganta, estómago, oído, encías o muelas. En estos casos, debes acudir a un pediatra para que diagnostique la enfermedad y le recete la medicación que corresponda.

Factores psicológicos

Los conflictos familiares, el haber atravesado una situación traumática, las presiones escolares y sociales, la depresión, el duelo temporal, la frustración e incluso los desórdenes de atención son causantes de irritabilidad en los niños. Además, el estar irritable puede ser una primera señal de autismo si está acompañado de interacción social escasa y preferencia por la soledad. También es recomendable la asistencia profesional para tratar estos problemas.

Hábitos inadecuados

Una mala alimentación (como el consumo de cafeína, por ejemplo), la falta de sueño o la sobrestimulación sensorial pueden ser difíciles de llevar para los niños. Por lo tanto, pueden irritarlos.

Cambios causados por el desarrollo

Muchos bebés y niños pequeños se enfadan cuando les salen los dientes. Más adelante en sus vidas, los brotes de crecimiento pueden causar molestias articulares y musculares que causan malestar. De igual manera, los cambios hormonales de la pubertad también pueden producir el mismo efecto.

Cambios bruscos de hábitos o rutinas

Si a los adultos nos estresa cualquier cambio pequeño o grande que debemos afrontar, imagina lo que puede producir esto en la conducta y el ánimo de un niño.

Por otro lado, la 5.ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM 5) establece que la irritabilidad crónica y severa también puede deberse al trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. Sin embargo, de acuerdo con un estudio reciente, la irritabilidad es un síntoma común en los niños, por lo que son necesarias más investigaciones al respecto.

Conflictos en la escuela o en casa

Los conflictos pueden hacer que los niños estén más irritables de lo normal. Estos conflictos pueden darse en casa, en la escuela… A veces los niños no los explican, y de ahí que nos cueste entender de dónde viene esa rabia. Por eso es tan importante crear espacios de comunicación con ellos donde se sientan seguros para abrirse, así como favorecer su confianza hacia nosotros.

Presión académica

La presión académica es otra de las posibles causas de la irritabilidad. Esa presión puede darse desde la propia escuela y/o desde casa, o puede surgir de ellos mismos (en niños muy autoexigentes, por ejemplo).

Depresión

Uno de los síntomas principales de la depresión infantil es la irritabilidad, síntoma que no es tan frecuente en los adultos (en los adultos el síntoma principal es un estado de ánimo bajo o deprimido). Así que, en algunos casos, la irritabilidad (sobre todo, si es recurrente), puede ser una señal de alerta de una situación más complicada, que es estar pasando por una depresión. En estos casos es imprescindible pedir ayuda profesional.

Duelo

Si en vuestro entorno ha fallecido recientemente un ser querido, o si os acabáis de mudar de ciudad, si ha habido alguna pérdida importante en la vida de tu hijo, etc., también puede aparecer la irritabilidad en tu hijo, al estar pasando por un duelo.

Cambio de escuela

Un cambio de escuela también es una situación que genera un impacto importante en la vida de los niños, a nivel emocional, relacional. En realidad, es otro tipo de duelo, ya que uno debe afrontar las pérdidas del camino y adaptarse a una nueva realidad. Así, una situación de este tipo también puede generar irritabilidad en los niños.

Baja tolerancia a la frustración

La baja tolerancia a la frustración también puede generar mucha irritabilidad en los niños, que no están acostumbrados a canalizar este tipo de emociones. Y esto, a su vez, tiene mucha relación con una inadecuada regulación emocional. Esto puede trabajarse desde la psicología, a través del autoconocimiento, la validación de las emociones pero no de todas las conductas, de la enseñanza y el aprendizaje de conductas alternativas a la ira, etc.

Dificultades atencionales

Las dificultades a la hora de concentrarse también pueden ser una causa de la irritabilidad. ¿Por qué?

Porque el hecho de no poder mantener la atención durante un determinado tiempo (por ejemplo, el necesario para acabar una tarea), puede generar mucha frustración, o sensación de pérdida de control, toques de atención desde la escuela… Y eso genera una impotencia que a su vez, puede traducirse en irritabilidad.

Cambios propios del desarrollo

Existen ciertos cambios en el desarrollo del niño que pueden generar enfado e irritabilidad; son cambios evolutivos y normales, que a veces cuesta gestionar. Por ejemplo, cuando son bebés, el hecho de que les empiecen a salir los dientes, o cuando son más mayores, el propio crecimiento, que puede generar molestias musculares o articulares.

Más adelante, ya en la pubertad, los cambios hormonales también tienen un impacto en el bienestar psicológico y por lo tanto en las emociones de los menores, lo que puede traducirse en etapas de más irritabilidad.

Cambios en las rutinas

Un cambio importante en la rutina del niño también es un factor que se relaciona con una mayor irritabilidad. Es normal que los cambios generen estrés en los niños, y que ese estrés no sepan cómo gestionarlo.

Por ello es tan importante el acompañamiento emocional y poder anticipar los cambios en su rutina siempre que sea posible.

Causas médicas

Padecer una enfermedad también puede generar irritabilidad en los niños, sobre todo si se trata de una enfermedad crónica y/o especialmente dolorosa. Otras afecciones como migrañas, dolor de muelas, de oído, de estómago, etc., también pueden generar irritabilidad.(bebesymas.com)

Cómo controlar la irritabilidad en los niños

Hay algo importante a tener en cuenta cuando un niño muestra signos de mal humor e irritabilidad está así porque algo le sucede. Nadie se pone irritable simplemente porque tiene ganas. Si pudiéramos elegir, todos nos pasaríamos el día disfrutando cada instante, y más los niños.

“La irritabilidad en los niños es difícil de diagnosticar”

Entonces, en vez de ponernos en el rol de jueces, es mejor interpretar qué le pasa al niño, hablar con él y buscar una solución en conjunto. Estos son algunos consejos a tener en cuenta:

  • Descarta que no presente síntomas de alguna enfermedad que puedan estar causando su mal humor.
  • Intenta que se divierta: llévalo al parque para que se distraiga, que practique su deporte favorito o que juegue al aire libre.
  • Hablar con él para que exprese sus sentimientos: que encuentre en ti un confidente con quien buscarle salida a los problemas.
  • La irritabilidad en los niños se soluciona en muchos casos por medio de la confianza con los padres.
  • Que se desconecte de lo que le molesta: bailar, tocar un instrumento, salir de paseo o jugar a algo que le gusta pueden ser la distracción necesaria para dejar de lado el dolor, angustia o el enfado que lo estresa.
  • Estar serenos: si respondemos a su enfado con más enojo, el resultado de seguro no será positivo. Debemos ser un ejemplo de calma y de racionalidad a la hora de enfrentar conflictos. El ejemplo es el mejor maestro.
  • No lo sobornes con premios: si ante cada episodio de rabietas tu hijo consigue que le compres algo, no tengas dudas de que serán cada vez más frecuentes. El camino es el opuesto: limita alguna de sus actividades favoritas ante escenas de irritabilidad injustificadas.(eresmama.com)

Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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