Hoy te mencionaremos sobre el duelo, un proceso de duelo es justamente un “proceso” ante la falta, el sujeto tiene que realizar un proceso en el cual incorporar esa falta a su nueva vida. Un duelo implica reconocer que hay algo que se perdió y que la vida debe continuar sin eso. Freud nos decía que los sujetos afrontamos procesos de duelo en distintos momentos de nuestra vida y frente a diferentes pérdidas, el hablaba no solo de la muerte como paradigma del proceso de duelo, sino que hay distintas pérdidas como el amor, el trabajo, la juventud, distintos momentos, circunstancias que atravesamos las personas a lo largo de nuestra vida que implican procesos de duelo. Justamente el proceso de duelo apunta que el sujeto ocupe un nuevo posicionamiento en estas nuevas coordenadas que implican la vida a partir de esa pérdida. En los procesos de duelo encontramos 5 fases, las cuales no necesariamente se darán de forma cronológica ni en ese mismo orden y a veces puede suceder que una se repita a lo largo del proceso de duelo, del mismo modo es posible que las personas no atraviesen por las 5 fases, pero si para hablar de un proceso de duelo saludable, tenemos que encontrar por lo menos 2 de ella
Las fases son:
- Negación
- Ira
- Negociación
- Depresión
- Aceptación
- Negación
Cuando hablamos de negación encontramos sujetos con frases como, esto no está pasando, esto no puede ser real, la persona se niega a la aceptación de esa pérdida porque no logra incorporarla dentro de su realidad psíquica, la negación es un mecanismo de defensa que propone nuestro psiquismo ante situaciones de desequilibrio psíquico, no reconocer la pérdida implica que el proceso de duelo está impedido, si no reconocemos la pérdida no podemos llorar por algo que no perdimos.
Ira
Tiene que ver con el enojo, transmitir bronca, hay personas que se enojan con Dios, otras se enojan con la vida, otras se enojan de ellos mismos y otras se enojan en el objeto perdido, por ejemplo, cuando ante una ruptura de una pareja el abandonado empieza a sentir odio por la persona que lo ha dejado, la negación fracasa, ya no podemos no aceptar la pérdida y lo que sobreviene al sujeto es la situación de injusticia, entonces el contra esa situación que muchas veces es consigo mismo por haber perdido, se proyecta sobre el otro, entonces muchas veces el objeto perdido pasa por ser objeto de desprecio
Negociación
Algo de la aceptación comienza a surgir y la persona empieza a realizar promesas como para retrasar la pérdida, por ejemplo es habitual que mientras un diagnóstico ante una enfermedad, el sujeto para retrasar pérdida hace promesas a Dios, va a lugares de sacrificio donde pedir que a cambio de retrasar esta pérdida se le de mas tiempo, estas promesas también son habituales en momentos de ruptura de pareja, volvemos a buscar a ese ser amado, que prometía cambios, nuevas situaciones, cuando en realidad todas estas promesas no vienen de la mano de verdaderos deseos subjetivos, sino que tienen que ver con la dificultad de tolerar esa pérdida.
Depresión
Es la que habitualmente observamos y tiene que ver con un periodo de retracción de la libido al yo, el sujeto pierde interés por el mundo, se retrae, a veces deja de comer, ya no tienen interés por los vínculos sociales ni por salir, algo de la comprensión de la pérdida empieza a estar en juego, se reconoce que objeto perdido ya no volverá y esto produce una profunda tristeza, esta tristeza lleva a que el sujeto pierda el interés por el mundo y pareciera que lo único que importa es atravesar la angustia por ese objeto perdido, esta fase, es fundamental en el proceso de duelo y una de las propuestas de la bibliografía al respecto es no perturbarla, nos cuesta mucho y sobre todo en esta época tolerar la angustia y mas la angustia en el otro.
Nos preocupamos cuando vemos a nuestro padre viudo que no quiere salir, que no quiere comer, que no quiere volver a la vida, rápidamente pedimos al ensombrecido que vuelva a brillar, que vuelva a vivir y rápidamente le pedimos que actúe, que haga cosas, que se ponga en movimiento, sin embargo hay que tener cuidado, porque ese movimiento y acciona a la vista de los demás puede ser saludable, pero en realidad puede estar guiado por la negación del inicio, el verdadero proceso de duelo requiere atravesar la angustia, requiere conectar con la tristeza, porque solo en ese momento podrá mirarse a si mismo y reconocer que de mi se perdió con este objeto o persona, sabemos que el proceso de duelo no tiene que ver con tolerar la pérdida del objeto, sino con tolerar lo que de mi se va junto con ese objeto, el lugar que ocupaba en esta pareja, el lugar que ocupaba como joven, el lugar que ocupaba en este otro sujeto fallecido.
Aceptación
La pérdida se reconoce, el criterio de realidad triunfa y entonces se comprende que aquello perdido ya no regresará, pero es interesante, porque aquí en la aceptación no finaliza el proceso de duelo, hay algo más, una vuelta mas de tuerca que el sujeto en duelo tiene que poder lograr y tiene que ver con volver a la vida, pero no volver a la vida buscando el mismo lugar, la misma posición, sino, desde una nueva posición subjetiva, tiene que ver con un resurgir al modo del ave fénix, que implica resurgir diferente, habrá algo que ya no se tiene y habrá algo nuevo que el sujeto consiguió a partir de este proceso.
El duelo implica una metamorfosis, no se busca recuperar un antiguo ser, sino que la propuesta es tener la valentía de animarnos a ser alguien nuevo, alguien diferente, es muy interesante tener en cuenta estas cinco fases y esta propuesta del resurgir no solo para cuando tengamos que atravesar procesos de duelo, sino que sobre todo tengamos que acompañar a personas que están en duelo, permitirles estas fases y sobre todo apoyar este resurgir, esta metamorfosis.
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO
