La onicofagia, el hábito de morderse las uñas, suele surgir en la infancia o la adolescencia, y en muchos casos se mantiene durante toda la vida ya que la persona lo sigue haciendo de manera automática y no suele pedir ayuda pues no considera que sea un problema. Sin embargo, dejar de morderse las uñas no es sencillo ya que normalmente se trata de una especie de compulsión que nos brinda una liberación emocional. Esa es la razón por la que es más común cuando estamos estresados, ansiosos o deprimidos. Morderse las uñas tiene un efecto calmante, se convierte simplemente en una válvula de escape para la tensión. No obstante, la onicofagia tiene consecuencias más allá de la estética. Por ejemplo, las personas que se muerden las uñas tienen un riesgo mayor de sufrir infecciones por bacterias potencialmente patógenas como la E. coli y Salmonella, que se albergan en la parte inferior de las uñas y luego pasan a la boca. También pueden sufrir un desgaste de los dientes e incluso una mal oclusión.
Las personas perfeccionistas son más propensas a morderse las uñas
Un estudio desarrollado en la Universidad de Montreal desveló que el hábito de morderse las uñas está relacionado con una característica muy específica de la personalidad: el perfeccionismo. Es curioso porque esperamos que una persona perfeccionista tenga las uñas perfectamente cortadas y limadas, pero en muchos casos no es así.
El problema es que la persona perfeccionista esta tan centrada en sus problemas y en alcanzar mejores resultados que es incapaz de relajarse. Por eso también es más propensa a la frustración, la impaciencia y la insatisfacción cuando no alcanza sus objetivos. Todo eso puede llevarle a morderse las uñas, como una vía para aligerar la presión que ha puesto sobre sus hombros.
Estos psicólogos trabajaron con un grupo de 48 personas, la mitad de las cuales padecían onicofagia. Los participantes rellenaron un cuestionario de personalidad y luego se expusieron a diferentes situaciones específicamente diseñadas para provocar estados como el estrés y el aburrimiento.
Así descubrieron que los perfeccionistas son más propensos a sentirse inquietos cuando no tienen nada que hacer y a menudo se muerden las uñas para aliviar esa sensación de impaciencia. Por tanto, estos investigadores aconsejan que si sufres onicofagia debido a una personalidad perfeccionista, será mejor que trabajes para convertirte en una persona que puede lidiar con los errores, el aburrimiento y la frustración.
Fuentes
Roberts, S. et. Al. (2015) The impact of emotions on body-Focused repetitive behaviors: Evidence from a non-treatment-seeking sample. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry; 46: 189. rinconpsicologia.com
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO