Una nueva forma de hacer psicología



Conoce las funciones de un Psicólogo Ambiental

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El entorno en el que trabajamos, el medio de transporte en el que nos movemos, el ambiente que nos rodea. Todo ello influye de una manera u otra en nuestro comportamiento. Por eso, cada vez es más normal encontrar a profesionales en psicología ambiental formando parte de equipos de trabajo donde el espacio y el comportamiento humano están estrechamente relacionados. ¿Qué es la psicología ambiental?. La psicología ambiental o la psicología ecológica es un campo de estudio de la ciencia que investiga las transacciones e interrelaciones entre las personas y su entorno ambiental o físico. De esta forma, si tenemos en cuenta que la definición del medio ambiente es precisamente todos los entornos naturales y construidos, la psicología ambiental acaba enfocándose en la relación entre las personas y el entorno.

Por lo tanto, la psicología ecológica busca comprender el cómo y el por qué el entorno ambiental nos impacta.

A través de sus investigaciones los psicólogos intentan descifrar cómo podemos aprovechar ese conocimiento para nuestro beneficios y qué podemos hacer para mejorar la relación con el mundo que nos rodea. Esta disciplina interdisciplinar y su significado ha cobrado una especial relevancia en los últimos años debido al aumento de la población urbana.

¿Qué estudia la psicología ambiental?

Estudiar el entorno ambiental, así como todo lo relacionado con la psicología ambientalista, es mucho más complejo de lo que a primera vista pueda resultar. De esta forma, en el campo de este psicología social psicológica del ambiente y su significado, existen los siguientes estudios.

  • Percepción y evaluación de edificios y paisajes naturales
  • Mapeo cognitivo, cognición espacial y orientación
  • Consecuencias ecológicas de las acciones humanas
  • Evaluación de edificios y paisajes naturales

Diseño y experiencias relacionadas con los aspectos físicos de lugares de trabajo, escuelas, residencias, edificios públicos y espacios públicos.

  • Comportamiento de ocio y turismo en relación con su entorno físico
  • Significado de las formas construidas
  • Aspectos psicológicos y conductuales de las personas y la naturaleza
  • Teorías del lugar, el apego al lugar y la identidad del lugar
  • Aspectos psicológicos de la gestión de recursos y las crisis
  • Riesgos y peligros ambientales: percepción, comportamiento y gestión
  • Estrés relacionado con entornos físicos
  • Uso social del espacio: hacinamiento, privacidad, territorialidad, espacio personal(mundopsicologos.com)
  • Para entender la psicología ambiental, es necesario tener en cuenta una serie de rasgos y patrones que nos caracterizan como especie. Vamos a ello.

Atención humana

Para poder entender el comportamiento humano basado en el entorno, antes hay que descifrar cómo cada uno de nosotros percibimos lo que nos rodea.

Para ello, hay que escindir el ambiente en dos tipos de estímulos: aquellos que captan nuestra atención de forma voluntaria y subconsciente, y los que debemos buscar de forma activa (con cierto componente de fatiga), o lo que es lo mismo, mediante mecanismos conscientes.

Uno de los pilares de la psicología ambiental es el siguiente: restaurar la capacidad voluntaria de los seres humanos con el fin de dirigir su atención de forma consciente es clave para aumentar la eficacia y bienestar individual.

Percepción y mapas cognitivos

Desde el inicio de los albores de la cultura humana, ha sido de gran interés discernir cómo el ser humano plasma lo que le rodea con base en lo que realmente es.

Nuestra especie razona mediante mapas cognitivos, representaciones mentales que nos sirven para adquirir, codificar, almacenar, recordar y decodificar información sobre las ubicaciones relativas y los atributos de los fenómenos en su entorno espacial (cotidiano o metafórico).

Cabe destacar que, de forma paradójica, los humanos percibimos el ambiente como “más” y “menos” de lo que es. Mediante el desarrollo de mapas cognitivos, concebimos el entorno como una realidad externa relativamente objetiva, pero también como un constructo que depende de nuestras experiencias y el conocimiento previo (“más”).

De todas formas, no somos capaces de abarcar todo el entorno, pues solo tenemos un cuadro visual concreto y asumimos que este va a ser continuo (“menos”).

Ambientes humanos preferidos

Los seres humanos tendemos a buscar espacios en los que nos sentimos útiles y competentes, o lo que es lo mismo, entornos que podemos entender y con los que es sencillo interactuar.

Además del componente utilitario, un ambiente preferencial debe ser coherente (patrones y estabilidad) y legible (capacidad de navegar por él sin perderse). Todos estos factores contribuyen a la concepción de un espacio concreto y, por ende, a que lo prefiramos sobre el caos.

Además, un ambiente preferido debe tener cierta complejidad (suficiente para permitir el dinamismo) y “misterio” (prospecto para ganar más información sobre él). La psicología ambiental estipula que es necesario preservar y restaurar los espacios ambientales preferidos para mantener el bienestar emocional individual.

Bajo esta misma premisa se escinde otro concepto clave de esta disciplina: la surgencia del estrés y la ansiedad como fallo de la preferencia ambiental.

La falta de predictibilidad del entorno, la presencia de estresores cognitivos y la constante exposición a estímulos son rasgos de un ambiente maladaptativo en el entorno natural. Por ello, cambiar el ambiente humano en estos frentes ayudaría a mantener la integridad individual.

La utilidad de la psicología ambiental: un caso práctico

Analizar las interrelaciones entre las personas y los ambientes puede otorgar soluciones a problemas en el ámbito clínico, aunque no lo parezca.

Por ejemplo, los seres humanos desarrollamos vínculos socioafectivos con el propio entorno en el que nos desarrollamos (Place attachment), integramos los estímulos ambientales y lo externo como parte de nuestras memorias, crecimiento y vivencias (Place identity) y somos capaces de reconocer el papel que juega el ambiente en nosotros como individuos (environmental consciousness). Todos estos rasgos humanos se pueden aplicar.

Por ejemplo, el estudio Environmental Psychology Effects on Mental Health Job Satisfaction and Personal Well Being of Nurses evaluó todas estas premisas con tres grupos muestrales diferentes: enfermeras trabajadoras en entornos hospitalarios con elementos naturalizados disponibles, enfermeras trabajadoras en entornos cerrados con vista a un entorno naturalizado y enfermeras que trabajaban en hospitales sin ningún tipo de diseño enfocado al bienestar psicológico o ergonomía.

En el grupo muestral de estudio, 100 enfermeras trabajaron en un entorno cercano a un núcleo que simulaba un jardín, cuya disposición y diseño había sido creada con base en una serie de directrices psicológicas.

Las profesionales podían salir a descansar a placer en este entorno naturalizado, que contaba con lianas, follaje, piedras y un pequeño estanque con una cascada. Tras un tiempo, se realizó una encuesta de satisfacción laboral y estudio psicológico a todas las trabajadoras, incluyendo a aquellas que ejercían su labor en instalaciones sin entorno naturalizado.

Como podrás imaginar, la media de salud laboral fue significativamente más alta en las profesionales que tenían acceso al jardín naturalizado dentro del propio horario laboral.

Vamos más allá, pues los cuadros de ansiedad presentados fueron mucho menores en aquellas que podían acceder a entornos naturalizados o verlos desde una ventana, en comparación con las trabajadoras en un entorno frío y mal planteado a nivel psicológico.

Lo mismo ocurre con otros cuadros más severos, pues el índice de depresión y los síntomas somáticos también se reducían de forma significativa en las enfermeras con acceso a exteriores armoniosos.(medicoplus.com)

Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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