Afronta la maternidad y la escritura desde una perspectiva gamberra. Sin filtros. Anna Manso es madre de tres hijos y, a título propio, ‘la peor madre del mundo’. Así se presenta en la columna semanal que escribe desde hace una década en el periódico Ara. Una credencial que también da nombre a su último libro: ‘La peor madre del mundo, manual para convertirse en una madre o un padre imperfectos’, donde reivindica los defectos y los errores en la crianza desde el sentido del humor. Su lema: “La perfección mata y el humor salva vidas”. Anna Manso estudió en la Escola de Mitjans Audiovisuals de Barcelona y se especializó en escritura de guión de cine y televisión en la Universidad Autónoma de Barcelona. Inició su carrera profesional como guionista de series y programas infantiles de entretenimiento, como Barrio Sésamo o Club Super3. Es, además, autora de casi medio centenar de obras de literatura infantil y juvenil – entre las que destacan ‘Lo del abuelo’,’ Canelones fríos’ o ‘Leandro el niño horrible’ – y ha ganado en dos ocasiones el prestigioso Premio Gran Angular. Es habitual ver a esta escritora y guionista visitando los colegios, volcada en la animación a la lectura. “La educación es uno de los pilares de nuestra sociedad y los profesores no tienen el reconocimiento que se merecen”, concluye.
Hola, Anna, soy Ángels, tengo dos hijos y primero darte la bienvenida y segundo, me gustaría hacerte unas preguntas. La primera de ellas sería: tú has escrito más de cuarenta novelas infantiles y juveniles, ¿por qué decidiste meterte en este mundo de la literatura infantil y juvenil?
Es cierto, he escrito en mi mayoría son creo que cuarenta y siete, tengo una lista donde voy actualizando, si no me pierdo, cuarenta y siete libros de literatura infantil y juvenil. Pero para explicar por qué decidí empezar por la literatura infantil y juvenil, tengo que echar un poco la vista atrás. ¿Por qué decidí escribir? Yo decidí escribir porque soy lectora. Creo que este es un camino que hacemos todos los escritores. Somos escritores porque somos grandes lectores.
En mi caso el origen es la familia. Yo soy la sexta de siete hermanos, son muchos, y todos lectores, aunque de diferentes estilos. Y en mi casa siempre había muchos libros. En mi casa la lectura era algo normal que se daba por supuesto. Luego descubrí que eso no era ni normal ni se daba por supuesto. La lectura fue en mi infancia un consuelo, una fuente de alegría inmensa, que esos libros que yo me leí en ese momento me marcaron, me acompañaron y que de una forma natural, sin reflexionarlo, cuando yo empecé a querer escribir literatura, porque yo escribo guiones, cuando di el paso: «Ahora quiero escribir mis historias personales», no lo dudé ni un segundo. Quería escribir historias como las que yo leí en ese momento.
Después, pensándolo un poquito más, creo que he llegado a la conclusión que es porque yo quería lograr ese mismo efecto en algún lector o lectora, imaginarme que a lo mejor alguno de estos libros pudiese consolar, reír, distraer, aunque la palabra tampoco me gusta mucho, pero vamos a ser sinceros, leemos porque nos gusta, para distraernos, para… una fuente de placer. Así que creo que fue para conseguir ese efecto que yo le llamo un poco Michael Ende.
Yo me leí un libro, era ‘Jim Botón y Lucas el maquinista’. Aún me acuerdo la sensación física que yo sentía cuando yo leí ese libro por primera vez. Una especie de cosquillas en el estómago, de placer. Decir: «Esto es la felicidad». Esto es lo que yo quiero.
¿Cómo es de importante tener ese sentido a la hora de escribir, a la hora de vivir…? ¿Para ti qué supone eso?
Anna Manso. A la hora de escribir ‘La peor madre del mundo’ tenía clarísimo que iban a ser unos artículos, luego un libro de humor, porque es lo que yo digo, es mi forma de vivir la vida. En la portada del libro, en la cubierta, salgo con unas gafas 3D que las he traído y me las voy a poner ahora tras un ratito, porque si no me mareo, que son un símbolo de ver la vida a través del sentido del humor.
Venga, va, vamos a hacer la prueba. Yo no sé si te ha sucedido, no sé qué edad tienen tus hijos, pero la mayoría de los menores de edad a cargo, llega un momento en el que pronuncian una palabra insistentemente que es «móvil», ¿no? Y yo siempre digo a ver, llegas a casa supercansada. Son las diez de la noche.
Llueve. Te han bajado el sueldo, lo que sea. Día olvidable. Y te encuentras allí un «MEC», un menor de edad a cargo diciéndote: «Quiero un móvil, quiero un móvil nuevo. Quiero…». Lo que sea, cualquier declinación con la palabra «móvil» funciona. Y tú estás a punto de mandarlo a la porra.
Mi propuesta es: ponte estas gafas 3D y a partir de entonces lo verás todo un poco diferente. Porque vamos a ver, el menor de edad a cargo no desaparece, ¿de acuerdo?, pero lo ves un poco diferente. Te puedes reír un poco, ¿no? Entonces el menor de edad a cargo te va diciendo: «Eres patética. Y con estas gafas estás muy fea». Pero a ti ya se te ha pasado el mal humor y el problema no ha desaparecido, pero es bastante, bastante más pasable.
Es un símbolo, una propuesta de ver la vida a través del sentido del humor. Y, también, a partir de ahí, de recuperar el sentido común. De repente, tu visión sobre la vida puede cambiar por una cosa tan, tan, tan pequeña como unas gafas 3D. Que el humor es algo universal. Es una cura inocua y maravillosa. Una apuesta también por el empoderamiento. Por ser quien queremos ser. Por no estar tan pendientes de las opiniones de los demás. Por pensar que a lo mejor no lo hacemos lo mejor que queremos. Pero sí lo estamos intentando. Y perdonarnos un poquito más.
“Todas las personas que criamos hijos en algún momento nos sentimos los peores padres o madres del mundo”
Esta entrevista fue publicada originalmente por BBVA: aprendemosjuntos.bbva.com
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO