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[Carmen Alemany] Entonces, ¿el TDAH existe?

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El TDAH es un trastorno neurobiológico. Tiene una etiología multifactorial, con causas genéticas, biológicas y ambientales, como se puede comprobar en estudios como los de Wilma (2013), Quintero y Castaño (2014), Fernándes, Piñón et al (2017) o Ríos Flórez (2018). Las consecuencias de este trastorno afectan a la capacidad de atención sostenida y concentración, al nivel de actividad (no solo física, también mental y lingüística), a la impulsividad, a las funciones ejecutivas, a la regulación emocional y otras cuestiones. Es importante recalcar que no todos los niños/as y adolescentes con TDAH tendrán los mismos síntomas. Hay un subtipo inatento, en el que predominan los síntomas de falta de atención, un subtipo hiperactivo, y también formas mixtas del trastorno.

Pero entonces, ¿el TDAH existe?

Todos hemos escuchado o leído en las redes sociales opiniones de personas que aseguran con rotundidad que el TDAH no existe. Dentro de estas opiniones, encontramos algunas variantes (“Hoy todo el mundo tiene TDAH, parece una moda”). Uno de los principales argumentos que esgrimen es una noticia publicada hace años, en la que el presunto “inventor del TDAH”, León Eisenberg, supuestamente reconocía que se había inventado el trastorno. Pero en realidad, ni León Eisenberg dijo eso exactamente (hacía referencia al sobrediagnóstico), ni León Eisenberg es el descubridor del TDAH (él mismo reconoció que había referencias anteriores al trastorno, descubiertas por otros científicos).

Basta con darse una vuelta por las numerosísimas publicaciones científicas accesibles a cualquier persona a través de Google Académico. Especialistas en psiquiatría, en neurología, en neuropediatría, en psicología, en pediatría, mediante estudios e investigaciones reconocidas por diversas Universidades, avalan la existencia del trastorno.

Recomiendo la lectura de este artículo, sobre la etiología del trastorno, este otro trabajo sobre las alteraciones en las funciones ejecutivas, o este otro artículo, en el que se habla de las características del TDAH en niñas. En palabras de la Fundación CADAH: Decir que el TDAH no existe es una irresponsabilidad y una temeridad

El TDAH y otros trastornos asociados (comorbilidades)

Las personas afectadas por TDAH suelen mostrar comorbilidades con otros trastornos psiquiátricos. Esto es más la norma que la excepción, y se debe explicar claramente a las familias, con el fin de que puedan adoptar medidas preventivas, para reducir al máximo el impacto del TDAH y prevenir la aparición de trastornos asociados.

¿Qué clase de intervención necesita mi hijo/a?

Las personas con TDAH mejoran al máximo cuando se aplica la llamada terapia multimodal (sobre este tema resulta interesante este estudio, de Rodríguez y Criado, 2014).

Este enfoque terapéutico recibe este nombre porque se apoya en varios pilares: terapia psicológica, apoyo educativo y/o psicopedagógico, adaptaciones metodológicas en la escuela, apoyo y seguimiento por un especialista médico (psiquiatra o neurólogo/neuropediatra) e intervención farmacológica. La intervención farmacológica es una parte importante del tratamiento, aunque no debe ser la única, siendo un tratamiento multidimensional e interdisciplinar.

Asociación Mexicana por el Déficit de Atención, Hiperactividad y Trastornos Asociados

¿Debería mi hijo/a tomar medicación?

Suele existir un gran temor en las familias inicialmente a la hora de medicar a sus hijos, ya que existen numerosos mitos y prejuicios sobre el TDAH y la medicación para este trastorno. Algunos mitos frecuentes son:

MITO: “ El TDAH no existe. Las familias/la escuela queréis tener a los niños todo el día sentados y callados y les medicáis para que no molesten”

REALIDAD: El TDAH es un trastorno neuropsiquiátrico ampliamente avalado por la ciencia, a través de numerosos estudios elaborados por especialistas médicos y equipos interdisciplinares, existiendo una profusa cantidad de investigación seria al respecto. El TDAH existe, puede causar dificultades a los individuos afectados en varias áreas de su vida, y mejora notablemente con el tratamiento multimodal (incluida la medicación).

MITO: “El TDAH es un invento de las farmacéuticas para vender más medicamentos”.

REALIDAD: El TDAH ya se conocía mucho antes de que se prescribiera medicación para su tratamiento. Los primeros estudios sobre TDAH datan de 1902. Al diagnosticar a algunos niños/as y adolescentes, muchos padres, madres y abuelos se están reconociendo a sí mismos en el trastorno de sus hijos/as y nietos/as, descubriendo que siempre tuvieron un TDAH (y algunos incluso iniciando tratamiento en la edad adulta). Padres y abuelos/as han descubierto que fueron niños y niñas con TDAH sin diagnóstico.

MITO: “El TDAH de tu hijo se solucionaría si lo llevaras más al campo o a hacer deporte. Más actividad física y menos psiquiatras y medicación”.

REALIDAD: Aunque por supuesto que es positivo que los niños/as y adolescentes realicen actividad física, que jueguen y disfruten al aire libre y que pasen tiempo en el campo, esto por sí solo no “cura” el TDAH. Numerosas familias han seguido este consejo, siendo preciso de todos modos el tratamiento multimodal.

MITO: “Pues el inventor del TDAH reconoció que se inventó el trastorno”.

REALIDAD: Como ya hemos mencionado antes, Leon Eisenberg no inventó el TDAH. Tampoco dijo que fuera una invención (hizo referencia al sobrediagnóstico del trastorno). El trastorno ha sido estudiado por numerosos especialistas de diferentes especialidades (especialmente neurología, neuropediatría, psiquiatría, psicología y pediatría), estando plenamente demostrada su existencia. Existen incluso pruebas de neuroimagen que muestran diferencias cerebrales (ectopias y diferentes proporciones de materia gris) en las personas con TDAH.

MITO: “Pues mi médico / psicólogo / tutor de mi hijo no cree en el TDAH”

REALIDAD: Al tratarse de un trastorno sobre el que existe una amplia literatura científica y abundante investigación, el que un profesional “crea” o no en el trastorno, no es un dato relevante, salvo que pueda aportar literatura científica solvente como para refutar la ya publicada. La ciencia se refuta con más y mejor ciencia. No depende de la opinión particular de un profesional.

MITO: “La medicación para el TDAH son anfetaminas. Le vas a dar esa droga a tu hijo?”

REALIDAD: El TDAH se trata con varios tipos de medicamento. Algunos de ellos son estimulantes y otros no. En todo caso, se trata de medicamentos testados para tratar el trastorno y mejorar sus síntomas, con el fin de reducir el impacto de estos síntomas en la vida personal, familiar, académica y social de la persona afectada. Los medicamentos de uso humano pasan unos estrictos controles de seguridad. No se trata de ninguna droga ni mucho menos de sustancias de uso recreativo.

Volviendo a la pregunta: “Entonces, ¿debería medicar a mi hijo/a?”. Esto siempre es una decisión muy personal. En este caso, es muy recomendable tener una conversación honesta con el especialista médico y consultarle todas nuestras dudas. También puede ser muy útil contactar con una asociación de personas afectadas por TDAH y escuchar sus experiencias, antes de tomar la decisión.

Las consecuencias de no intervenir

El TDAH puede tratarse y prevenir que los síntomas afecten a la vida y a la calidad de vida de la persona. Muchas personas con TDAH estudian, trabajan, contraen matrimonio, tienen descendencia, son creativas y buenas profesionales, y desarrollan un proyecto vital totalmente normal. Pero el TDAH puede también desarrollar complicaciones si no se interviene cuando es necesario. En algunos casos, puede complicarse con trastornos de conducta, ansiedad, depresión, baja autoestima, malestar psíquico, trastorno por uso de sustancias, trastornos de la personalidad y otras comorbilidades. El tratamiento contribuye a paliar las manifestaciones del TDAH y prevenir el desarrollo de otros trastornos.

TDAH en la escuela

La mayoría de los casos de TDAH se identifican durante la trayectoria escolar. La falta de atención, la impulsividad, la hiperactividad, pueden dar la señal de alarma al profesorado y a la familia. Es importante que el alumnado con TDAH cuente con los apoyos y adecuaciones necesarias, que en todo caso son únicamente adaptaciones metodológicas (el TDAH no impide al alumno comprender los conceptos y asimilar los conocimientos de las asignaturas escolares).

Algunas de las recomendaciones para este alumnado suelen ser: sentarles en primera fila, ponerles las preguntas de los exámenes en folios separados (porque mejora su organización y dedicación a cada pregunta), en algunos casos contar con un tiempo añadido para realizar las pruebas y exámenes, y mantener una adecuada coordinación con la familia a través de la agenda escolar.

Otra cuestión a tener en cuenta son las becas del Ministerio de Educación para alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE). Si bien a priori, incluirían al alumnado con TDAH y otras necesidades de apoyo educativo, estas becas excluyen de forma expresa al alumnado que no tenga discapacidad o trastornos graves de conducta.

Esto supone la exclusión de facto de muchos niños, niñas y adolescentes con este trastorno, que necesitan costear la intervención multimodal (psicólogo, psicopedagogo, apoyos educativos que no ofrece la escuela pública, medicación, talleres de habilidades sociales) y que no siempre cuentan con recursos económicos suficientes para hacer frente a todas las necesidades de este tipo de intervención. Las becas para el alumnado NEAE deberían incluir a todo el alumnado con este tipo de necesidades que necesita costear terapias privadas. En muchos casos, de esta intervención y de estas terapias depende la evolución positiva del niño/a.

Consecuencias en las relaciones sociales

Algunos niños/as y adolescentes con TDAH pueden tener dificultades en sus relaciones sociales. La inatención puede hacer que se pierdan algunas “pistas” que nos proporcionan otras personas a través de comunicación no verbal. Además, la impulsividad, la verborrea, el interrumpir a quien está hablando para decir otra cosa… son aspectos que pueden incidir en sus relaciones con sus iguales. Para ello, la terapia multimodal puede resultar muy útil, ya que suele incluir terapia psicológica e incluso puede incluir talleres de habilidades sociales, donde se les haga conscientes de estas pequeñas sutilezas de la comunicación para que las tengan en cuenta.

TDAH en adultos

El 60% por ciento de los niños/as que tienen TDAH, seguirán mostrando síntomas durante la edad adulta. La prevalencia de este trastorno en adultos está en torno al 4,4% de la población. En muchos casos, los síntomas son más leves o bien la persona afectada ha aprendido recursos y estrategias para “enmascararlos” o compensarlos. Pero muchas personas adultas aún muestran síntomas de TDAH y acuden a un profesional para recibir la medicación correspondiente. El tratamiento es similar al pautado para menores, con un enfoque multimodal, en el que se tendrá en cuenta la asistencia psicológica, la atención de un especialista médico, la medicación si es necesaria, y las terapias asociadas que precise (de salud mental u otras).

El TDAH es un trastorno que no debe ser negado ni banalizado, ya que causa sufrimiento a las personas afectadas y a sus familias. Es importante dar a conocer el trastorno con todas sus aristas, tanto las dificultades que atraviesan, como los puntos fuertes de las personas afectadas (creatividad, originalidad, sentido del humor, hiperfoco cuando un tema les interesa, lo que puede hacerles muy productivos), espíritu de lucha, estrategias de compensación y otras cualidades. Las personas con TDAH merecen un reconocimiento de su situación.

Autora: Carmen Alemany es Trabajadora Social y Periodista. Escribe artículos de análisis sobre diversas problemáticas sociales. Publica en prensa y revistas especializadas, además trabaja con adolescentes y jóvenes. medium.com

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Psicólogo publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca, grupo trabajador o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor, para tener mayores elementos de juicio.

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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