Daniel J. Siegel es doctor en Medicina, profesor de Psiquiatría Clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Angeles, codirector del UCLA Mindful Awareness Research Center y director ejecutivo del Mindsight Institute. Siegel es autor de bestsellers como ‘Ser padres conscientes’, ‘Mindsight’, la nueva ciencia de la transformación personal y de uno de los libros más aclamados internacionalmente ‘The Developing Mind’, cuyas propuestas se han aplicado a programas educativos de todo el mundo. En su obra ‘Tormenta Cerebral’, Daniel J. Siegel aporta las claves para acabar con algunos de los mitos y falsas creencias más extendidas sobre la adolescencia. Desde una visión positiva, Siegel afirma que la adolescencia es una etapa muy especial, una chispa emocional, un momento de conexión social, de búsqueda de lo nuevo y con esencia creativa: “Los adolescentes tienen pasión, un sentimiento de que todo importa. Tienen una capacidad profunda de colaboración entre ellos, y el valor de probar cosas nuevas”, destaca.
¿Qué pasa cuando en una familia, y esto es algo bastante frecuente, uno de los padres es más permisivo y el otro es más propenso al castigo? Cuando tienes padres con maneras tan distintas de actuar ante a una misma situación, ¿Cómo deberían resolverlo?
Daniel J. Siegel. La palabra “disciplina” en realidad significa enseñar. Pero algunas personas, algunos padres y profesores, creen que “disciplina” significa “castigo”, cuando en realidad significa enseñar. Lo que le diría a un padre que solo castiga es que el castigo puede limitar el comportamiento, pero no enseña ninguna habilidad, ¿es eso lo que quieren hacer con sus hijos? ¿Solo castigarlos?
Porque los estudios lo dicen muy claro, cuando los niños aprenden que todo lo que hacen es porque han sentido un impulso, consiguen entender mejor ese impulso y controlar su comportamiento mucho más profundamente.
Hacen todo tipo de cosas en público y en privado cuando sienten que tienen el derecho a hacerlo, incluso cuando les han castigado por ello. Cuando ese niño al que han enseñado esas habilidades se adentra en el mundo, establece conexiones sociales con otros niños o cuando accede al mundo laboral, tiene unas capacidades totalmente diferentes para la resiliencia y para la colaboración afectiva. Mientras que alguien que ha crecido a base de castigos ve el mundo como una serie de transacciones empresariales.
Todo va sobre mí y voy a intentar ir al margen de la ley, intentaré evitar las preguntas y mientras pueda seguir haciéndolo todo irá bien porque consigo lo que quiero. Un mundo así es aterrador.
Cuando construyes el mundo con las habilidades para comprender tu mundo interior, las habilidades del ‘Mindsight’, construyes compasión, empatía y conocimiento. Y la capacidad de decir: “Tú tienes una perspectiva y yo otra, vamos a colaborar y a respetar nuestros puntos de vista y así llegaremos a un acuerdo que sea bueno para todos”. La perspectiva del castigo es la de: “¿Cómo me salgo con la mía?”. Si ese es el mundo que quieres, adelante, cría a tu hijo de esa manera.
“El ‘Mindsight’ o habilidad de observarse a sí mismo es la base de la inteligencia social y emocional”
Uno de los problemas que ha mencionado a menudo y que me gustaría que explicara, es por qué ocurren las rabietas. Son un comportamiento muy malo que tienen todos los niños en algún momento y es una situación muy embarazosa para un padre cuando sucede en un lugar público o cuando están en una reunión con amigos. ¿Por qué le interesa tanto este tema?
Las rabietas son un momento muy importante en la difícil vida de los padres, y también son un desafío para los profesores, ya que al final los padres son los primeros profesores. Una de las razones por las que me interesan es porque son un momento clave que, como padre o educador, te permite mostrar realmente lo que estás intentando enseñar.
Permíteme darte un ejemplo, cuando estaba en la escuela de medicina, los profesores que me enseñaban eran extremadamente inteligentes, pero cuando atendían a un paciente con una determinada enfermedad le decían: “Siento decirte que tienes esta enfermedad, es muy grave, probablemente solo te quedan tres meses de vida. Adiós”.
Yo oía eso y les tiraba de la bata y les decía: “Perdone, ¿no quiere hablar con esa persona sobre cómo se siente?”. Y estos profesores tan inteligentes contestaban: “¿Por qué? Les he contado la realidad física de lo que está pasando con su cuerpo, ¿qué más tengo que decirles?”.
Tras dejar la facultad de Medicina durante un tiempo para volver después, aprendí que hay algo llamado “mente” que incluye nuestras experiencias subjetivas. Si un médico te dice que te estás muriendo, eso tendrá un significado para ti, sentirás algo, pensarás algo, no es solo que tu cuerpo sea un contenedor de químicos.
El motivo de dejar estos estudios fue porque consideraba que apartar la mente de la comunicación era una violación de la dignidad humana. Más adelante algunos estudios mostraron que incluso si un médico dedicaba unos minutos a decirte: “Siento que tengas un resfriado, debe ser molesto porque estás estudiando para los exámenes finales, así que quiero que hagas X, Y, Z”, eso fue con un grupo. Con otro grupo fue: “Tienes un resfriado, haz X, Y y Z”.
Las mismas sugerencias, solo que una de ellas introdujo un momento de empatía muy breve, que mostró que se establecía una conexión con la parte subjetiva, con la mente, el significado, los sentimientos o los pensamientos de ese ser humano. En ese grupo, a los individuos se les pasó el constipado un día antes y su sistema inmunitario, su cuerpo, estaba preparado para luchar contra el virus con mucha más fuerza. Solo por un mínimo comentario empático. Esta capacidad de sentir empatía se basa en el “Mindsight”.
La capacidad de ver que solo es un constipado, pero que puede ser frustrante, dar miedo o lo que sea porque esa persona quiere que su examen vaya bien. Y cuando mostramos esas habilidades conectamos mucho más con las personas y les mostramos que la vida interior importa. Eso ocurre en la facultad de Medicina, durante las interacciones con pacientes, así que puedes llevarlo al nivel de un niño que tiene un berrinche.
Si tú eres un padre que solo tiene lo que yo llamo “visión física”, dirás: “Tu cuerpo está haciendo esto, tu voz hace aquello, ¡para! ¡Para, me estás avergonzando!”. ¿Qué le enseña eso a un niño? Que todo lo que existe es una acción física. Si alguien dice que estaba enfadado porque su hermano obtenía toda la atención, como el niño de nuestro primer ejemplo, eso es enseñarle a un niño que su comportamiento durante un berrinche al robar un juguete se basaba en un sentimiento, en un deseo y en una interacción que tiene un significado.
Que se sentía desplazado por sus padres porque tenía un hermano de dos años en casa. Eso es lo más difícil de ser padre y de educar, enseñar sobre la importancia de la mente. Y cuando tienes una escuela, una casa o una nación que ignora la mente, los recuerdos de la gente, el significado de las relaciones, la moralidad, entonces te encontrarás ante un mundo aterrador que se basará solo en la visión física y en la adquisición de objetos. Querrán simplemente acumular cosas. ¿Quién tiene más que quién? No se basarán en el significado de las cosas ni tendrán una conexión más profunda.
Estoy pensando en los padres que van a ver este vídeo. ¿Hay alguna manera en la que puedan prevenir estas rabietas, limitar su impacto o controlarlas mejor?
Claro, cuando te tomas un tiempo para observar a un niño que está sintiendo una sensación en su cuerpo, o se siente muy angustiado, lo expresa con comportamientos que llamamos rabietas. Si solo ves el comportamiento físico, no vas a conseguir enseñar ninguna habilidad. Así que, lo primero es bajar hasta su nivel de visión, literalmente, a nivel físico, para mirarlos a los ojos, para que no sientan que eres un gigante amenazador.
El siguiente paso es mirarlos y darse cuenta de que están angustiados y tener empatía, lo que significa sentir el estado interior del otro y entender su punto de vista e incluso tener un mayor punto de vista cognitivo de cuál es el contexto más amplio, de por qué está sucediendo este comportamiento. Tu responsabilidad como adulto es tener empatía. Desde ese momento, la preocupación empática abre una puerta a la compasión.
Cuando sientes compasión ante una rabieta, tu visión de ese niño con esa rabieta es totalmente diferente que si piensas: “Tengo que enseñarte disciplina”, “Esto me avergüenza, ¡para de comportarte así!”. En realidad, eso no enseña nada y muestra que tienes bastantes limitaciones como padre. En vez de eso, si te das cuenta de que eres una fuente de empatía y compasión y que puedes tener una visión del interior de tu mente y de la de otros, de eso trata el “Mindsight”, los resultados son increíbles, son totalmente diferentes. Así que, si intentas enseñar un enfoque de rabietas basado en el comportamiento, lo que estás enseñando es a tener control del comportamiento y eso no hace que el niño aprenda las habilidades profundas que necesita para observar la mente, según el “Mindsight”.
“La adolescencia es una etapa maravillosa de la vida, pero si los adultos lo vemos como algo horrible, puede acabar siéndolo”
Esta entrevista fue publicada por BBVA: aprendemosjuntos.bbva.com
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REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO