Una nueva forma de hacer psicología



Silvia Olmedo: “En la felicidad influyen la salud, la autoestima y la gestión del duelo”

Grupo en  |  Grupo en  |  App  |  Artículos  |  Play  |  Podcast

Silvia Olmedo es psicóloga, sexóloga y experta en relaciones personales, con cuatro best sellers publicados y cuatro millones de seguidores en sus redes sociales. Su trayectoria profesional comenzó en el ámbito de la salud y ha continuado con más de 12 años en prime time televisivo, convirtiéndose en una de las voces de la divulgación con más éxito en América Latina. Entre sus libros destacan ‘A dos pasos de la locura’, ‘Detox emocional’ y ‘Mis sentimientos erróneos’, donde ha trazado un mapa con las rutas necesarias para vivir con equilibrio emocional y aprender a distinguir qué nos hace sentir bien o mal. “Cuando nosotros le damos un nombre a algo, generamos una categoría distinta, acotamos el problema. Y eso, en el fondo, nos hace sentir más relajados. Una emoción es algo rápido. Un sentimiento es lo que pasa a través de tu pensamiento, y cómo identificas o cómo evalúas tú eso que pasa a través de tu cabeza. Te pasa algo, tu pensamiento lo filtra y la reacción que vas a tener va a depender mucho de qué tienes en tu cabeza.

Entonces, ¿Qué tienes que hacer? Hay que decir: «Sí, tengo esta emoción». Hay que poner nombres y apellidos a todo lo que nos pasa. No lo estás negando. Los sentimientos hay que definirlos con nombres y apellidos”, concluye la psicóloga.

Qué bonito. Mi nombre es Silvia Olmedo. Yo me considero… Me llaman ahora «la mexiñola gringa». Pero soy de aquí. Nací en Madrid. Y les voy a contar mi periplo un poco, por si alguno se apunta a trabajar conmigo alguna vez. Yo estudié Psicología aquí en España y lo que más. Yo siempre he sido una persona muy curiosa y muy pasional. Y siempre me atraía mucho lo de fuera, pero a la vez me sentía me sentía un perro verde aquí.

A ver, no tengo ningún trauma, pero yo quería otra cosa. Entonces lo que hice es estudiar la carrera y dije: «Bueno, entre poner copas y sacarme becas, si estudio un poco más me saco la beca y así viajo, y conozco Europa, y estudio». Entonces estudié, además, Sexología y Criminología. Como persona, la vida me ha llevado a muchos sitios, ¿no? Lo primero que empecé es.

Yo sé que esto es mi parte íntima, pero creo que es importante para que entiendan el tipo de persona que soy. Siempre he tenido dos características y a mí me gustaría que ustedes también reflexionaran sobre qué características tienen que nunca les van a cambiar. Yo he sido muy pasional y muy intuitiva. Tengo esa capacidad de ver lo que va a pasar en el futuro y normalmente acertar.

Y me voy a México. Me mandan a México y, de repente, sin quererlo ni buscarlo, acabo en un sitio cantando y contándole no sé a quién, a un completo desconocido, que me sentía una fracasada, y me decía: «Pero ¿por qué, güerita?». «Güerita» lo dicen los mexicanos. «Pues porque al final no estoy haciendo lo que es mi pasión.

Mi pasión es la divulgación, mi pasión es transmitir esa curiosidad que yo tengo a otras personas». Mi pasión era eso, dedicarme como psicóloga a la promoción de la salud. Y me dice: «Bueno, pues lo que vamos a hacer es que, si quieres, da aquí una conferencia». Preparé todo, absolutamente todo.

Me disfracé de mujer alfa, así, con un vestido maravilloso… y ese día que me organizó la conferencia no fue prácticamente nadie. Y di una conferencia sobre algo que a mí me importaba mucho, que era el virus del papiloma humano, su transmisión, y cómo el virus del papiloma humano podía evolucionar al cáncer.

Pues me ve una persona y me dice: «Oye, tú tienes mucho desparpajo». Me llamaron después, voy a la tele… Y de repente me acabo viendo, después de ir a la tele, un día, veo mi correo y, literal, como unas 7.000 personas preguntándome sobre el virus del papiloma humano, cómo prevenirlo, cómo buscar ayuda. Y ahí yo dije: «De aquí soy. De aquí soy, porque es la primera vez en mi vida que hago algo de verdad para mí».

“Mi pasión es la divulgación y transmitir curiosidad”

Te he escuchado decir que no existe fórmula para la felicidad. Entonces, yo te pregunto: ¿la felicidad existe realmente? Y, al menos, ¿Cómo podemos hacer para sentirnos mejor con nosotros mismos?

Yo no creo que exista una fórmula de la felicidad. Porque no es «uno más dos más tres son seis». No, no es una fórmula. Pero sí creo que la felicidad, en el fondo, podría ser como una receta, como un plato. Cada uno tiene que prepararse su plato. Nadie te puede decir: «¡Pues este plato! ¡A ti te gusta el chile con mole! ¡A ti la paella!». No. Cada uno tiene que encontrar ese plato. ¡Pero ojito! ¿Qué pasa? Pase lo que pase, si tú a una paella, o a un chile con mole, le pones veneno de ratón, ¿Qué pasa? Te envenena. Es malo.

Si tú un platillo lo cocinas demasiado rápido, ¿Qué pasa? Lo quemas. ¿Qué quiero decir con esto? Que, si bien encontrar la receta, porque cada uno le tiene que meter su sazón, es difícil, es muy fácil saber qué puede destrozar tu receta de la felicidad. Y son tres conceptos clave. Uno es un duelo mal superado. Si una persona no ha superado un duelo, un acontecimiento doloroso que acabó en un final de algo, eso puede ser el ingrediente fatal para no ser feliz.

Otro concepto importante: el no estar sano físicamente. Es muy difícil que, si una persona no está sana físicamente, sea feliz.

Y otro tema que es importante: si tú eres una persona con una autoestima muy baja en varias facetas de tu personalidad, la probabilidad de que seas una persona infeliz es alta. Y luego, lo que sí les digo es que ese concepto de la felicidad que nos venden no existe. No existe. Para mí, cada uno tiene que tener su idea de felicidad. Seligman habla de tres tipos de felicidad.

Una está basada en la búsqueda constante del placer, que es la que tenemos cuando somos jovencitos. Luego también está la felicidad basada en el fluir de la vida, en el disfrutar cada momento. Y luego también habla de esa felicidad en la que sentimos que trascendemos, que somos que mi yo es parte de algo que es mayor que yo y contribuye positivamente.

Busca qué es para ti tu felicidad sin obsesionarte. Yo, ahora mismo, si me preguntas, soy feliz. ¿Por qué soy feliz? Porque si a mí me dicen, a los nueve años, que iba a estar tan plena, tan a gusto en este momento, no me lo hubiera creído.

“En la felicidad influyen la salud, la autoestima y la gestión del duelo”

Hay muchas personas que son incapaces de comprender sus sentimientos. ¿Qué consejo les darías a aquellas personas que todavía no saben comprender sus sentimientos y quieren hacerlo?

Yo creo que algo que no estamos haciendo la gran mayoría de nosotros es reflexionar, “inflexionar” sobre nosotros mismos. Cuando nosotros le damos un nombre a algo, generamos una categoría distinta, acotamos el problema. Y eso, en el fondo, nos hace sentir más relajados. Normalmente, cuando tú tienes un problema, sientes ansiedad, sientes tristeza. No solo es poner la palabra adecuada, es: «Voy a definir esa situación». O sea, lo que yo siempre recomiendo es.

Una emoción es algo rápido. Un sentimiento es lo que pasa a través de tu pensamiento, y cómo identificas o cómo evalúas tú eso que pasa a través de tu cabeza. Esto es importante. Te pasa algo, tu pensamiento lo filtra y la reacción que vas a tener va a depender mucho de qué tienes en tu cabeza. Entonces, ¿Qué tienes que hacer? Hay que decir: «Sí, tengo esta emoción». Hay que poner nombres y apellidos a todo lo que nos pasa. No lo estás negando. Los sentimientos hay que definirlos con nombres y apellidos.

Silvia, tú eres experta en relaciones de pareja y has escrito y reflexionado mucho sobre el tema del amor. ¿Podrías decirnos cuál es el papel que juega el amor en nuestras vidas y por qué sufrimos tanto por ello?

Hay que ver qué es el amor, porque hay muchos distintos tipos de amor. El que a mí más me ha costado en mi vida es el amarme a mí misma. Ese es el amor más difícil de conseguir. Es un amor que te requiere total entrega constantemente.

Luego está el enamoramiento. El enamoramiento es esa relación, Helen Fisher habla mucho de ella, en la que se produce. Es un estado, le llaman, de «drogadicción», básicamente, porque esa persona representa lo es todo para ti. Incluso los químicos de tu cerebro cambian completamente cuando estás enamorado.

Es una relación completamente exclusiva. En la relación amorosa que tenemos cuando estamos enamorados, en el fondo tenemos una visión sesgada de esa persona. Maximizamos lo positivo, ponemos de lado lo negativo. Físicamente hay una necesidad constante de esa persona. Entonces hay que entender que hay distintos tipos de relaciones amorosas y de amor.

Entonces, en el amor, ¿por qué podemos sufrir muchas veces? Mucha gente dice: «Es que yo sufro por amor». No. Sufres porque esa persona te está dando lo que a ti te falta y dependes de ella.

Esta entrevista fue publicada por el grupo BBVA: (aprendemosjuntos.bbva.com)

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

Comparte este artículo
URL compartible

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También puede leer:





Se desactivó la función de seleccionar y copiar en esta página.