¿Tu niño suele presentar berrinches o explotar con facilidad ante estímulos pequeños que le disgustan? ¿Suele demorar mucho para hacer sus tareas? ¿Es difícil tenerle paciencia? En muchos casos los padres emplean estrategias inadecuadas de corrección que después generan sentimientos de culpa. En este artículo te brindaremos estrategias fáciles a llevar a cabo y muy efectivas. Las cuales te permitirán manejar estás y otras situaciones que se suelen presentar casi a diario. Sueles batallar con tu hijo cada vez que lo llamas a comer porque tu deseas que como y el desea seguir jugando? Para esta situación te pueden servir dos estrategia. Muchos padres brindan estrategias inadecuadas a sus hijos,
Estrategia 1
Consiste en tener un horario de comida que se cumpla siempre y al decir siempre, nos referimos a que siempre tu niño debe comer a las horas que esté estipulado en ese horario, de esa manera en poco tiempo adquirirá el hábito de comer a esas horas y una vez que adquiera el hábito ya no batallarás con el, porque será tu mismo niño quien automáticamente se dirija a lavarse las manos y sentarse a la mesa porque ya adquirió el hábito de comer a esa hora.
Estrategia 2
Si tu niño siempre te pide que le dejes un rato más jugando, vas a generar en el la ilusión de que estás accediendo a su petición y que realmente le estás dejando jugar un rato más.
Supongamos que sabes que el almuerzo estará listo a la 1:30 pm, tú no esperarás a que sea esa hora para recién llamarlo, sino que tú cómo sabes que siempre te pedirá un rato más, a la 1:20 pm lo llamarás y cuando el te pida que le dejes jugar un ratito más, le dirás qué le dejarás jugar ese ratito con la condición de que al siguiente llamado rápido te haga caso y se vaya a lavar las manos para almorzar. Le puedes dar un ratito más o dos ratitos más, pero máximo debe ser dos veces. Al hacerlo de esta manera casi nunca tendremos problemas con nuestros hijos.
Estás dos estrategias son muy eficaces, no obstante la estrategia del horario es ideal para actividades que se realizan siempre como comer, dormir o hacer las tareas ya que al crear el hábito nos ahorra un montón de problemas y conflictos con nuestros hijos, ya que al formar el hábito en ello no hay más batallas, porque ya se acostumbraron a realizar determinada actividad a determinado horario.
¿Tu hijo tiende a explotar ante el menor estímulo?
Obviamente esto se debe a una serie de factores que debes averiguar y solucionar, pero un recurso de emergencia y ojo que estamos aclarando que es de emergencia, es brindarle la oportunidad de que todos los días haga actividad física que le divierta, la actividad física le permita canalizar gran parte de su estrés y malestar emocional, por lo que por más que haya situaciones que le generen malestar y que aún no resuelva, día a día estarás canalizando adecuadamente mediante la actividad física, lo cual contribuye a que este malestar sea menor y por lo tanto las conductas que presenta para expresar este malestar sean menos intensas, es decir, más adecuadas.
Los deportes son muy beneficiosos para tu niño, no obstante no es indispensable que lo matricules en una disciplina deportiva, ya que la idea es que simplemente tu niño sude divirtiéndose, pasear en su escúter, en bicicleta, correr, saltar, pero en caso te falte tiempo y tengas los medios económicos, matricularlo en disciplinas deportivas que sean del agrado de tu niño sería una muy buena alternativa.
¿Sueles perder rápidamente la paciencia con tus hijos al ellos gritar o hacer berrinches?
Te recomendamos explorar tu estilo de vida, principalmente tus hábitos de sueño. Si duermes mal debes saber que el sueño influye de manera muy importante en el estado de ánimo, ya que afecta el buen funcionamiento de un neurotransmisor llamado serotonina, el cual entre mucha de sus funciones tiene la función de autocontrol, de la regulación emocional, es decir, el simple hecho de dormir, influirá de manera muy importante en tu estado de ánimo y autocontrol, dependiendo de que si dormiste lo que necesitas o menos de lo que necesitas, si duermes lo que necesitas, tu mismo cerebro te ayudará a estar más calmado, te ayudará a tomar con calma las malas conductas de tu niño y tomar acciones adecuadas ante estás, pero si duermes menos de lo que necesitas, tu mismo cerebro te enviará la orden de reaccionar, de irritarte con más facilidad, lo cual te llevará a tener menos paciencia e incluso emplear estrategias inadecuadas de conexión, como gritos o castigos físicos, así que si te cuesta tenerle paciencia a tu niño, explora tus hábitos de sueño y si te das cuenta que estás durmiendo menos de lo que necesitas, pues duerme más, que te aseguro que solo durmiendo más tendrás más paciencia a tu niño.
¿Tu niño suele tener dificultades para socializar? ¿Suele pelear con otros niños?
Este tipo de conductas por lo general suele estar asociado a dinámicas familiares inadecuadas que se deben corregir, sobre todo en caso de peleas con otros niños, en estos casos es contratar a un especialista para que detecte y solucione lo que está generando estas conductas en el menor, no obstante un recurso de emergencia que puedes emplear mientras se consigue la ayuda profesional, es exponiendo al niño a situaciones sociales bajo supervisión y guía de los padres o alguna otra figura de apego, para que cuando vean que el niño tiene una inadecuada conducta social, la corrijan inmediatamente y le guíen respecto a cómo deberían comportarse, por ejemplo.
Supongamos que van al parque de juegos, como sabes que el juega tosco, te ubicarías a una distancia aproximada de tres o cuatro pasos de tu niño, ya que está distancia te permitirá tanto saber cómo interactúas así como también tener margen de maniobra en caso debas actuar rápidamente. Estando ubicada o ubicado a estos tres o cuatro pasos, estarás simulando de que ves a otro lado, esto para evitar que tu niño empiece a portarse mal solo para tratar de llamar tu atención, no obstante en todo momento debes estar pendiente de lo que hace tu niño, esto lo puedes hacer mediante vista periférica, es decir, mirarle de reojo, escucharle atento a lo que dice sus interacciones.
Cuando tu niño empiece a jugar tosco o veas que quiere pelear, antes de que presente esa conducta, te acercas, te agachas a su altura y de manera afectuosa le dices algo parecido a esto, mi amor hemos venido a jugar, no a pelear, si tú peleas y tratas mal a tus amigos, se sentirán tristes, si alguien te pega tú también te sentirías tristes, es por eso que no debes tratar mal a tus amigos, porque si les causas dolor ellos se sentirán mal y eso no es correcto.
Una vez que le dices esto, nuevamente te distancias a los 3 o 4 pasos, si tu niño vuelve a repetir la conducta de jugar tosco o querer pelear, nuevamente repites la misma operación, pero esta vez al final le das una advertencia, le dices que si vuelve a pelear, regresarán inmediatamente a casa, ya que fueron al parque a jugar, no a pelear, todo esto le dices de una manera amable, afectiva y nuevamente te distancias a los 3 o 4 pasos. Si tu niño vuelve a repetir la conducta, esta vez con mucho cuidado, tomas a tu niño en brazos y de manera calmada le dices que van a regresar a casa, porque fueron al parque al jugar, pero como estás peleando, regresaremos.
Importante
Es importante que esto se cumpla tal como te lo proponemos, es decir, a las dos ocasiones que tu niño intente agredir le das la advertencia y a la tercera lo tomas en brazos y lo llevas. No debe haber una cuarta o quinta ocasión, porque sino, estarás dando a entender a tu niño que el puede tener varias conductas de agresión, o no le corrigen o se demoran mucho en corregirle. Esta es una estrategia de emergencia como ya lo mencionamos, lo debes utilizar mientras buscas apoyo de un especialista ya que si no se resuelven los problemas de fondo, dentro de poco estas estrategias no servirá de nada.
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO
