Nuestro cerebro se compone de miles de millones de células cerebrales llamadas neuronas, que utilizan la electricidad para comunicarse entre sí. La combinación de millones de neuronas que envían señales a la vez produce una enorme cantidad de actividad eléctrica en el cerebro, que puede detectarse utilizando equipos médicos sensibles (como un EEG), midiendo los niveles de electricidad en áreas del cuero cabelludo. La combinación de la actividad eléctrica del cerebro se conoce comúnmente como un patrón de ondas cerebrales, debido a su naturaleza cíclica, “ondulatoria”.
Frecuencias de ondas cerebrales
Con el descubrimiento de las ondas cerebrales, llegó el descubrimiento de que la actividad eléctrica en el cerebro varía en función de lo que la persona está haciendo. Por ejemplo, las ondas cerebrales de una persona que duerme son muy diferentes de las ondas cerebrales de alguien completamente despierto. A lo largo de los años, equipos más sensibles nos han acercado a descubrir exactamente lo que representan las ondas cerebrales y con eso, lo que significan acerca de la salud y el estado de ánimo de una persona.
Significado de las ondas cerebrales
Es posible decir mucho sobre una persona simplemente observando sus patrones de ondas cerebrales. Por ejemplo, las personas ansiosas tienden a producir una sobreabundancia de ondas beta altas mientras que las personas con TDAH tienden a producir una sobreabundancia de ondas cerebrales alfa/theta más lentas.
Los investigadores han encontrado que no sólo las ondas cerebrales son representativas del estado mental, sino que pueden ser estimuladas para cambiar el estado mental de una persona, y esto a su vez puede ayudar en una amplia variedad de problemas mentales.(clinicaalevia.com)
Los distintos tipos de ondas cerebrales
Todos sabemos que el cerebro es un órgano electroquímico; de hecho, los neurólogos nos explican que si todas nuestras células nerviosas se activaran al mismo tiempo podríamos obtener energía suficiente para encender una bombilla. A su vez, toda esa actividad eléctrica es la responsable de los distintos tipos de ondas cerebrales, una suerte de proceso complejo, fascinante y perfecto. En este proceso, cada actividad, cada estado mental y pensamiento se corresponde con un tipo de onda cerebral.
Por otro lado, es relevante matizar que, a lo largo del día, nuestro cerebro mantiene activos los 5 tipos de ondas cerebrales. Dependiendo de lo que hagamos en cada momento, serán unas ondas las que mostrarán mayor actividad en determinadas áreas de nuestro cerebro y otras trabajarán con menor intensidad en otras zonas, pero ninguna de ellas estará, por así decirlo, “desconectada”. Por ejemplo, puede que en un instante del día nuestra onda Alpha tenga una actividad intensa en el lóbulo frontal, lo cual hará que sintamos cierta ansiedad. Sin embargo, esta misma onda Alpha en el área occipital, implicaría un estado óptimo de relajación. Veamos a continuación cuáles son los diferentes tipos de ondas cerebrales y cómo se caracteriza su efecto.
Las Ondas delta (1 a 3 Hz)
Las ondas delta son las que tienen una mayor amplitud de onda y se relacionan con el sueño profundo (pero sin sueños). Asimismo, es interesante saber que son muy habituales en los bebés y en los niños más pequeños, de manera que a medida que nos hacemos mayores y envejecemos, tendemos a producir menos ondas de este tipo. Este tipo de onda se relaciona sobre todo con actividades corporales de las que no somos conscientes, como la regulación del ritmo cardíaco o la digestión. Un nivel adecuado de ondas delta favorece y cuida del sistema inmunitario, de nuestro descanso y de nuestra capacidad para aprender.
Cuando en un electroencefalograma aparece esta onda en picos muy elevados, puede indicar alguna lesión cerebral, problemas de aprendizaje o incluso ser un indicador de un TDAH severo. Por el contrario, si aparece esta onda en picos bajos es indicativo de sueño deficiente o problemas para activar y revitalizar el cuerpo y la mente.
Ondas theta (3,5 a 8 Hz)
El segundo de los tipos de ondas cerebrales va de los 3,5 a los 8 Hz y se relaciona sobre todo con nuestras capacidades imaginativas, con la reflexión y el sueño. Como curiosidad, cabe decir que las ondas theta suelen mostrar una elevada actividad cuando experimentamos emociones muy profundas.
Un ejemplo sencillo en el cual podemos ser conscientes de en qué momento este tipo de onda toma el control, es cuando terminamos de hacer un esfuerzo o una tarea que nos ha demandado mucha energía. Justo en ese instante en que nos relajamos y dejamos “volar” nuestra imaginación, las ondas theta adquieren mayor presencia en nuestro cerebro. Otros datos ilustrativos son los siguientes: un pico elevado de ondas theta puede relacionarse con algún trastorno depresivo o con falta de atención. Los picos bajos cursan con ansiedad, estrés y baja autoconciencia emocional. Sin embargo, un nivel adecuado de ondas delta favorece la creatividad, la conexión emocional e incluso nuestra intuición.
Ondas alfa (8 a 13 Hz)
Las alfa surgen en ese crepúsculo intermedio donde hay calma, pero no sueño, donde hay relajación y un estado propicio para meditar. Lo podemos experimentar también cuando estamos en el sofá viendo la tele o en la cama descansando, pero sin llegar a dormirnos. De hecho, un nivel elevado de ondas alfa nos impediría poder centrar la atención o incluso sentirnos con muy pocas fuerzas para realizar una tarea. Por el contrario, un nivel bajo cursa con ansiedad, estrés e insomnio.
Como dato curioso, un estudio comprobó que el consumo de L-teanina (un aminoácido que está presente en la hoja de té verde y en su infusión), eleva la generación de ondas alfa en las regiones occipital y parietal; provocando así una sensación de relajación en las personas. Por tanto, sugieren el consumo de este componente como nuevo tipo de ingrediente alimentario por su efecto relajante.
Ondas beta (12 a 33 Hz)
Cuando se trata de las ondas beta, hablamos de estados muy interesantes, a la vez que complejos. Estados que se relacionan con esas actividades cotidianas donde ponemos toda nuestra atención, cuando nos mantenemos alerta y necesitamos a su vez estar pendientes de múltiples estímulos.
Actividades tan comunes como conducir, realizar un examen, hacer una exposición, estar en una reunión de trabajo presentando un proyecto, etc., son momentos de máxima activación. Sin embargo, un exceso, una sobreactivación neuronal, puede derivar en un estado de ansiedad o estrés capaz de perjudicarnos. Por otro lado, un nivel bajo de ondas beta, por su parte, nos conduciría a un estado demasiado relajado, laxo o incluso depresivo. Un nivel óptimo de estas ondas nos ayuda a estar mucho más receptivos, enfocados a mejorar incluso nuestra capacidad para resolver problemas.
Ondas gamma (25 a 100 Hz)
Sabemos que al escuchar la palabra “gamma” nos viene de inmediato a la mente los famosos rayos gamma, con su larga longitud de onda y su alta radiación electromagnética. Bien, en realidad las ondas gamma y los rayos gamma solo se parecen en un aspecto: su frecuencia extremadamente rápida. Cabe decir que los neurocientíficos están empezando a descubrir más datos sobre este tipo de onda, pero hasta no hace mucho apenas se sabía demasiado. Es más, resulta muy difícil captarla en los electroencefalogramas. Hablamos de un tipo de onda que se origina en el tálamo y se mueve desde la parte posterior del cerebro hacia adelante y a una velocidad increíble.
Las ondas gamma se relacionan con tareas de alto procesamiento cognitivo. Tienen que ver con nuestro estilo de aprendizaje, con la capacidad de asentar información nueva y también con nuestros sentidos y percepciones. Se sabe, por ejemplo, que las personas con problemas mentales o de aprendizaje tienden a tener una actividad en la onda gamma menor que la media. Los estados de felicidad evidencian también picos elevados en este tipo de onda.(lamenteesmaravillosa.com)
Fuentes
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO