Doctora en psicología y profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, para Susan David la clave está en la llamada “Agilidad emocional”: “Ser emocionalmente ágiles significa aprender a convivir con nuestras emociones, pensamientos y recuerdos de forma saludable. Siendo, además, coherentes con nuestros valores”, explica. Parece sencillo, pero no siempre lo es. Para lograrlo, ella nos anima a aceptar nuestras emociones desagradables, a ser compasivos con nosotros mismos por tenerlas y a prestar atención al mensaje que nos lanzan: “Las emociones son señales que nos indican aquello que nos importa. Estemos atentos, porque nos guían para actuar según nuestros valores”, concluye. Susan David es una de las psicólogas estadounidenses de mayor reconocimiento en el campo de la gestión emocional y la psicología del bienestar. Sus trabajos de investigación sobre agilidad emocional irrumpieron con fuerza en el ámbito de la psicología a nivel mundial. Es cofundadora del Instituto de Coaching del ‘McLean Hospital’ (Massachusetts) y también autora de varios títulos, entre los que destacan el ‘Manual de Oxford para la felicidad’ (2014) y ‘Agilidad emocional: despegar, abrazar el cambio y prosperar en el trabajo y la vida’ (2016).
¿Cómo describirías qué es la agilidad emocional y cuál es su propósito fundamental?
La agilidad emocional es nuestra capacidad de conectar con nuestro mundo interior. Pueden ser pensamientos, como “No soy lo suficientemente buena”. O emociones, como sentir tristeza o estrés. O incluso pueden ser recuerdos, cosas que nos cuentan en la infancia. Algunos de esos recuerdos se nos quedan grabados a los cinco años en nuestra pizarra mental, sobre quiénes somos, si somos suficientemente buenos, si se nos dan bien las ciencias, las matemáticas o el arte. Y, a menudo, nos quedamos bloqueados por esos recuerdos, hasta el punto de que pueden convertirse en factores que nos lleven a sufrir depresión, ansiedad o, simplemente, a quedarnos estancados. La agilidad emocional es la capacidad de convivir con nuestros pensamientos, emociones y recuerdos de forma saludable, de manera que esto nos ayude a vivir siendo coherentes con nuestros valores.
El propósito de la agilidad emocional no es “quiero ser feliz”, podemos hablar de eso más adelante. Tiene que ver con cuando vemos que una persona florece, y está conectada consigo misma y con el mundo que la rodea de un modo saludable. Y nos preguntamos: ¿Cuáles son las habilidades psicológicas que tienen esas personas? Y la agilidad emocional aglutina algo que encontramos en diferentes culturas, tanto en estudios psicológicos como en todo el mundo, como algo que nos ayuda muchísimo en la vida. Tiene que ver con conectar con nosotros mismos para poder avanzar en nuestra vida hacia la persona que queremos ser.