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Jessica Grose: “Los niños necesitan a mucha gente en sus vidas para desarrollar su crecimiento”

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Cuando la novelista y ensayista Jessica Grose empezó a publicar artículos sobre maternidad se propuso dos retos: escribir con base científica y conseguir que sus textos no hicieran sentirse peor a los padres que los leyeran. Con esta premisa firma una de las columnas sobre crianza más exitosas del periódico ‘The New York Times’, donde alterna estudios, análisis y entrevistas a expertos con su experiencia como madre de dos niñas. “Llorar en el coche cuenta como autocuidado” fue uno de sus artículos más comentados, porque todo tipo de lectores -padres y no padres- se sintieron identificados con el desahogo a escondidas en época de estrés e incertidumbre. El autocuidado, la inteligencia emocional y los estereotipos o clichés sobre la maternidad son algunos de los  temas recurrentes en sus textos, que ampliará en su próximo libro ‘All powerful and totally useless: The creation of the ideal American mother’. Sus trabajos de no ficción han aparecido en ‘The Los Angeles Review of Books’ , ‘The New York Times Magazine’ y ‘The Paris Review Daily’, entre otras publicaciones. Tiene una maestría en escritura creativa de The New School, una maestría en reportajes y críticas culturales de la Universidad de Nueva York y una licenciatura en antropología de la Universidad de Princeton . Grose publicó su novela debut, ‘Hysteria’, en 2020.

“A las madres les diría que fueran comprensivas con sus amigas que también son madres. No sabemos por lo que está pasando, no sabemos qué ocurre en su mente ni en su hogar. Quizá se esté despertando a las tres de la mañana con ansiedad por su bebé. Y en cuanto a ellas mismas, les diría que sentirse desgraciadas no es bueno ni para ellas, ni para sus familias. No es una competición por ver quién sufre más”, concluye la autora.

Zuberoa Marcos. Para la gente que no te conozca, diriges una columna muy exitosa del ‘New York Times’ relacionada con la crianza de los hijos. Antes de que comenzaras tus andaduras en esta columna del ‘New York Times’, ya trabajaste como editora para otras revistas, dirigidas sobre todo al público femenino. Trabajaste para muchas de ellas. Por tanto, ¿qué te hizo centrarte en la crianza?

Jessica Grose. Cuando tuve a mi hija mayor estuve unos años trabajando como autónoma. La mayor parte del tiempo me dediqué a escribir, pero también hice algo de edición. En esa época trataba muchos temas de carácter general.

De hecho, mi cliente principal era ‘Businessweek’, donde redactaba muchos artículos sobre el mundo empresarial, pero siempre desde una perspectiva de género. Después me llegó una oportunidad de trabajo en el ‘Times’. Por entonces había escrito sobre muchos temas diferentes.

Me encantaba la sección dedicada a la maternidad, pero como lectora y madre que soy, sentía que faltaba algo. Había dos cosas que quería hacer cuando acepté el puesto y una era crear un espacio libre de prejuicios. En mi caso, todos los consejos que leía sobre crianza, aunque fueran científicamente correctos, me hacían sentir mal.

Me hacían sentir que, hiciera lo que hiciera, estaba mal y me perjudicaba a mí o a mi hija. Quería alcanzar esa precisión científica, porque hay mucha desinformación en este mundillo. Quería hablar con expertos, pero plasmando sus consejos de manera que no hicieran a las personas sentirse mal consigo mismas, porque ese sentimiento de culpa es constante.

Y tampoco quería que nadie pasara por la situación de leer algo que yo hubiera escrito o publicado y se sintiera peor consigo mismo que antes de leerme.. Esas fueron las dos cosas que quería conseguir con mi nuevo puesto.

La perfección de ser imperfecto. Jessica Grose

Zuberoa Marcos. ¿Cómo fue tu proceso? ¿Qué te pareció más sencillo y qué más complicado? ¿Qué influye en los temas que tratas en tu columna? O sea, ¿cómo decides sobre qué vas a hablar?

Qué buena pregunta. Yo, por ejemplo, tuve dos embarazos bastante complicados y siempre he sido muy transparente con ese tema. No significaba que me pasara nada ni que fuera mi culpa enfermar durante el embarazo. Pienso que hay mucha presión con lo de ser «natural»; a algunas personas les funciona, y me alegro, pero no es algo universal.

Me di cuenta de esto muy pronto cuando fui madre: las cosas que podrían funcionar para otras personas y hacer que se sintieran bien, no tenían por qué funcionarme a mí y debía mantener la mente abierta. En cuanto a los temas que cubrimos, yo suelo escuchar mucho. Escucho a los lectores, les pido ‘feedback’.

Leo mucho. Si veo a alguien hablando sobre un tema, me gusta acercarme a su posición y responder a las preguntas que pueda tener. Y hablo mucho con expertos, así que trato mucho con pediatras y psicólogos infantiles que me responden a preguntas como: «¿Sobre qué hablan sus pacientes? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones?». Siempre intento mantenerme al día.

Zuberoa Marcos. Creo que estás rompiendo con muchos tabús, sobre todo en los temas que tratas. Uno de ellos, que creo que tuvo mucho éxito, fue uno que titulaste «Llorar en el coche…

Zuberoa Marcos. Me parece que cualquiera que lo lea puede sentirse identificado, no solo los padres. Toda persona que tenga problemas para encontrar un equilibrio entre su vida laboral y su vida personal, sus hobbies, amigos, etcétera, puede sentirse identificado. Y la idea era muy clara.

Si la entendí bien, era algo como que llorar es una manera natural y muy efectiva de reducir el estrés. Sin embargo, parece que la gente aún siente vergüenza por hacerlo, o le cuesta reconocer que llora. Cuéntame cómo fue la experiencia de escribir este artículo y por qué creíste que era necesario publicarlo.

Yo no me avergüenzo por llorar en mi vida personal. Y pienso que dejar salir aquello que estás sintiendo sin avergonzarte por ello siempre ayuda. Pero también pienso que hay muchas personas que sienten que no pueden gestionar lo que se les está pidiendo, independientemente de si la presión a la que están sometidas surge del trabajo o viene desde su propia familia.

Para mí es muy importante difundir la importancia de ser conscientes de que, a veces, no estamos bien y es normal llegar a ese punto de crisis. Pienso que debemos ser conscientes, primero, de que la sociedad estadounidense y otros países occidentales son extremadamente individualistas y someten a mucha presión a madres solteras e incluso también a unidades familiares que crían a sus hijos sin ayuda de nadie más.

Esto no ha sido lo normal a lo largo de la historia: los niños necesitan a mucha gente en sus vidas para desarrollar su crecimiento. De hecho, si leemos todos los estudios y tantas experiencias que hay en todo el mundo, veremos que criar a niños en núcleos familiares aislados no es bueno para nadie.

“Los niños necesitan a mucha gente en sus vidas para desarrollar su crecimiento”

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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