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Carmen Cabestany

Carmen Cabestany: “El bullying es cosa de todos”

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Carmen Cabestany, profesora y  autora de ‘El bullying es cosa de todos’, pide que toda la sociedad se implique en la prevención del acoso escolar y anima a los padres a tomar consciencia de que sus hijos también pueden ser víctimas… y agresores.

“Es muy curioso y triste que no seamos capaces de entender lo que implica el acoso escolar de la misma forma en que sí hemos sido capaces de entender la violencia machista”

La profesora Carmen Cabestany entró en la Asociación No al Acoso Escolar (NACE) sin ser del todo consciente de lo que implicaba dar ese paso. “Realmente esto vino a mí. No fue una decisión tomada conscientemente.

Al final yo soy profesora por vocación. No puedo ver que los niños sufren y, sobre todo, ver que sufren porque no hacemos todo lo que tenemos que hacer los adultos desde diferentes ámbitos”, afirma. 

“El bullying es cosa de todos”

El bullying es un tema de los más importantes y de los más duros que afectan a la infancia en estos momentos, así que no creo que haya perdido actualidad o sentido. Al contrario, por desgracia, vemos lo que está pasando: que sigue habiendo suicidios, que sigue habiendo muchos niños que sufren… Por tanto, desgraciadamente, el tema es de mucha actualidad. 

Le hacía la pregunta anterior porque creo que bullying es un concepto que ya utilizamos muchas veces sin saber bien qué significa.

Carmen Cabestany. Yo lo definiría como un maltrato entre iguales en el que hay reiteración, intención de hacer daño por parte del agresor, indefensión por parte de la víctima y, naturalmente, un desequilibrio de fuerzas, un abuso de poder por parte de quien agrede.

Usted lleva más de 25 años como docente, muchos de ellos dedicados al acoso escolar. ¿Qué le llevó a especializarse tanto en un tema que socialmente (incluso entre muchos docentes) estaba casi “aceptado” como una realidad contra la que nada se podía hacer? El típico “son cosas de niños”, ya sabe.

“El bullying es un maltrato entre iguales en el que hay reiteración, intención de hacer daño por parte del agresor, indefensión por parte de la víctima y un desequilibrio de fuerzas”

En todos estos años dedicados al bullying, ¿cómo ha evolucionado el acoso escolar?

Sinceramente yo creo que va a peor, al menos esa es la sensación que tenemos en la asociación por todos los casos que atendemos y por las características de esos casos.

La lástima es que no tenemos datos y cifras globales que corroboren esta sensación, porque no tenemos estudios actuales de esta problemática. Urge hacerlos.

¿Qué explicación hay para esto cuando vivimos en una sociedad que teóricamente debería estar mucho más concienciada sobre esta problemática?

Pues es algo que yo me pregunto cada día. Siempre digo que es muy curioso y triste que no seamos capaces de entender lo que implica esta violencia de la misma forma en que sí hemos sido capaces de entender la violencia machista. Hoy nadie duda de esta violencia, se le da credibilidad a una mujer cuando va a comisaría, hay campañas, hay medidas, etcétera.

 ¿Cómo es posible que esto no se haga con los niños, que son mucho más vulnerables?

El acoso escolar no terminará hasta que no nos demos cuenta de que todos somos responsables, de que tenemos que trabajar en red en beneficio de los niños y salvarlos de estas atrocidades

Mi teoría es que en el caso de las mujeres el maltrato se da en el ámbito doméstico y familiar y, por tanto, la responsabilidad dentro de esa área familiar es del maltratador.

En el caso del acoso escolar, sin embargo, la violencia no se produce en el ámbito familiar, sino en casa de la administración. Eso puede marcar un hecho diferencial, ya que los responsables son los colegios y quienes administran esos colegios.

¿Y cuánto tiene que ver en esa evolución a peor la tecnología?

El ciberacoso está cifrado en entre un 10% y un 15%, pero por las características de este tipo de acoso el daño es mucho mayor. ¿Por qué?

Porque hay una expansión del maltrato. Una fotografía corre por las redes, unos insultos corren por las redes, y eso hace que más gente se pueda sumar al maltrato y, también, que la víctima no esté a salvo ni en su propia casa. Al final los chavales no quieren salir de las redes sociales ni cuando son maltratados, así que siguen expuestos en su propia habitación, en su propia cama.

Esta entrevista fue publicada originalmente por Web Consultas: webconsultas.com

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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