Una nueva forma de hacer psicología



Pedro Moreno: “La emoción primaria que debe acompañar a cualquier situación de pérdida es la tristeza; si experimento rabia, frustración, miedo…, puede significar que mi afrontamiento es erróneo”

Grupo en  |  Grupo en  |  App  |  Artículos  |  Play  |  Podcast

El programa basado en el mindfulness y en cultivar una actitud amable y compasiva, que propone el psicólogo Pedro Moreno, ayuda a controlar los pensamientos negativos, para lograr la felicidad y evitar el sufrimiento. “Cuando vives una situación dura, como una muerte cercana, un divorcio, un despido, y ya has hecho todo lo posible para resolverla sin éxito, te queda la opción de aceptar radicalmente lo sucedido, y reconstruir tu vida, o quedarte atascado en un bucle de lamentaciones” La muerte de su madre en circunstancias difíciles marcó un antes y un después en la vida de Pedro Moreno, doctor en psicología y especialista en psicología clínica, que ha decidido aprovechar su experiencia como experto en el manejo del dolor emocional de sus pacientes, pero también como protagonista de una situación que le provocó ansiedad, angustia, tristeza, y rabia, para escribir un libro (Abrirse a la vida, Editorial Desclée de Brouwer 2016), con el objetivo de ayudar a sus lectores a enfrentarse a los problemas y pérdidas que sufrirán inevitablemente a lo largo de su vida. El autor nos propone para ello un programa de entrenamiento mental basado en el mindfulness y una actitud amable y compasiva, que enseña cómo mirar en nuestro interior y conocer y controlar nuestros pensamientos para lograr la felicidad y evitar el sufrimiento, que tantas veces alimentamos con ideas negativas.

Tú eres psicólogo, y afirmas que en un momento especialmente difícil de tu vida –la muerte repentina de tu madre–, te resultaron de gran ayuda los consejos de otros. ¿Ha cambiado tu visión sobre tus pacientes y sus problemas, o la forma de ayudarles, después de esta experiencia?

Sí, de una forma radical. Hay dos Pedro Moreno, como mínimo; uno antes y otro después de esto. Yo soy doctor en psicología y estoy especializado en psicología clínica, pero la posición científica “yo soy el experto y lo sé todo” cambia radicalmente a partir de enfrentarme a la muerte de mi madre, porque una cosa es ver que el paciente que tienes delante lo está pasando mal, y que tú haces lo que puedes para ayudarle, y otra cosa muy distinta es ver que te ha pasado a ti y lo tienes que gestionar por ti mismo, y esa vivencia personal fue muy dolorosa para mí, porque en este caso no es solo que se muere tu madre, que era mayor, y es ley de vida, sino que hubo una negligencia, según lo veo yo.

Y cuando hay una negligencia te preguntas por qué ese profesional no ha llevado el cuidado suficiente, y puedes entrar en un sendero muy peligroso, que ya había visto en algunos pacientes, que mantenían una postura de no aceptación de lo que había pasado, y mostraban un sentimiento de rabia, de injusticia, de frustración, y hacían de eso una razón de vida, de lucha, y quizás por esa experiencia me di cuenta de que si tomaba esa dirección sería para no salir, y recuperé el sentido común y decidí pensar tranquilamente cómo abordar lo sucedido, con la mente un poco fría. Y comprendí que podía optar por la revancha y la venganza, e ir a los tribunales, o centrarme en hacer mi vida.

Dolor emocional

Mi madre me sirvió, además, como inspiración, porque ella era una persona muy católica, con mucha fe, y que se caracterizaba por aceptar las cosas como vienen. Todo eso me hizo cambiar mi posición inicial, y actuar como a ella le hubiera gustado, y pensar “o me centro en mi vida, en mis hijos, mi familia, o lo pierdo todo en una batalla que está perdida”, porque soy un profesional de la medicina que conoce el sistema desde dentro, y demostrar una negligencia es prácticamente imposible.

La energía es limitada: o la gastas en una cosa, o la gastas en otra. Y cuando te centras en ese proceso de sanación, de encontrarte bien contigo mismo, aprendes muchas cosas, e incorporas esa experiencia en tu vida y en tu forma de tratar a la gente en general, y a los pacientes en la consulta. Te vuelves más persona y menos experto, o menos profesional aséptico. A veces nos ponemos en la posición de experto, y parece que estamos por encima del bien y del mal; eso me pasaba antes de la muerte de mi madre, pero ahora ya no me pasa.

En tu libro hablas de un “afrontamiento saludable de las dificultades que nos trae la vida”. ¿Cuáles son las señales que indican que no estamos reaccionando de forma adecuada ante un problema o experiencia desagradable?

Si estamos por ejemplo hablando de una pérdida, que puede ser pérdida de un puesto de trabajo, de un rol, de un ser querido, de la salud (por una enfermedad crónica), lo que acompaña a esa pérdida es la tristeza. Yo he perdido algo –un trabajo, una pareja a la que yo quería, un rol porque era un trabajador activo y un accidente me ha dejado minusválido y me tengo que jubilar…–, y la emoción primaria que debe acompañar a cualquier situación de pérdida es la tristeza.

Por tanto, si yo no estoy sintiendo sobre todo tristeza, sino que estoy experimentando rabia, frustración, miedo…, cualquier emoción distinta a la tristeza me está dando un poco la pista de que se está produciendo un afrontamiento erróneo.

“La emoción primaria que debe acompañar a cualquier situación de pérdida es la tristeza; si experimento rabia, frustración, miedo…, puede significar que mi afrontamiento es erróneo”

Estabilidad emocional como base de la felicidad

En el gráfico que valora el impacto emocional de los acontecimientos más estresantes que suelen suceder en la vida, algunos son positivos –un embarazo deseado, unas vacaciones, un aumento de ingresos…–, ¿significa eso que también deberíamos estar mentalmente preparados para afrontar el éxito?

La tabla que pongo en el libro es un resumen de una investigación que se realizó en los años 80, y en la que se pedía a un grupo de pacientes de un hospital que valorasen en qué medida creían ellos que reaccionarían con estrés frente a diversos tipos de situaciones, muchas de las cuales eran acontecimientos positivos, deseados, o incluso elegidos.

El trabajo tiene muchas limitaciones, porque no es lo mismo preguntarle a alguien cómo cree que reaccionaría frente a la muerte de su madre, que si le dejara su mujer, o le despidieran del trabajo…, pero tomándolo con las debidas precauciones sí puede servir para comprobar que el estrés no es consecuencia únicamente de una situación negativa, sino que también un suceso positivo puede provocar un problema, ya que el estrés es ese estado de tensión que experimentamos cuando nos enfrentamos a una situación que conlleva algún tipo de cambio o de reacción, y las situaciones negativas, obviamente, nos van a suponer un desafío, pero las situaciones positivas también.

Algunos pacientes míos cuando se acercaba su fecha de boda, sufrían crisis de ansiedad, y se les caía el pelo. Por eso es muy importante aprender a gestionar bien nuestras emociones, incluidas las agradables, y evitar que sean ellas las que controlen nuestra vida.

Esta entrevista fue publicada originalmente en Web Consultas: webconsultas.com

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Psicólogo publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca, grupo trabajador o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor, para tener mayores elementos de juicio.

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

Comparte este artículo
URL compartible

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También puede leer:





Se desactivó la función de seleccionar y copiar en esta página.