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¿Porqué algunas personas tienen claustrofobia?

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Cuando una persona siente un temor irracional a los espacios cerrados o a estar en un sitio donde no haya salida y a lo que le pueda pasar por estar ahí, se dice que la persona padece claustrofobia. La claustrofobia es el miedo irracional a los espacios cerrados que experimentan algunas personas, como habitaciones pequeñas y sin ventanas, ascensores, túneles, sótanos, coches, metros o aviones. Es lo que se conoce como fobia o ansiedad al exponerse a un objeto o a una situación en concreto, es por ello que la persona que lo padece intenta evitarlo de todas las maneras posibles. Afecta por igual a hombres y mujeres y se estima que la padece el 6-7% de la población mundial, aunque muy pocos de ellos están diagnosticados y reciben tratamiento.

Además, hay que tener en cuenta que existen muchos tipos de fobias (condiciones ambientales, animales, sangre, personas, situaciones) y que no siempre son los espacios cerrados y sin salida los desencadenantes, también puede producirse en espacios abiertos donde concurra una muchedumbre, como una manifestación, un concierto o un local muy abarrotado. Medicamente, la claustrofobia es un trastorno psiquiátrico y se postulan diversas teorías sobre su origen. Algunos estudios mostraron que la estructura cerebral encargada de la respuesta al miedo, la llamada amígdala cerebral tenía un menor tamaño en pacientes con fobia, provocando reacciones exageradas ante situaciones de miedo. no obstante, muchos psiquiatras y psicólogos afirman que la claustrofobia puede ser debida a una experiencia condicionante traumática, probablemente en la infancia, en la que la exposición a un espacio cerrado se asoció a una situación de miedo.

Esa asociación queda fijada en la mente del paciente y puede reaparecer a cualquier edad. Los factores o experiencias desencadenantes pueden haber sido quedarse encerrado en una habitación a oscuras, caer en una piscina sin saber nadar, perderse en la multitud, quedarse atorado en algún sitio estrecho, quedarse solo en un vehículo, etc.

Síntomas que experimenta un claustrofóbico

Para decir que una persona padece claustrofobia no basta con que ésta se ponga algo nerviosa en un ascensor o en un túnel, se precisan una serie de criterios:

  • Temor severo y persistente, excesivo o irracional ante la presencia o anticipación de la situación de hallarse en un espacio cerrado.
  • La exposición al estímulo fóbico (estar en un espacio cerrado) provoca siempre una respuesta ansiosa inmediata que puede derivar en una crisis de ansiedad.
  • La misma persona admite que el temor es excesivo o irracional.
  • La persona intenta evitar estar en espacios cerrados y si lo está es con ansiedad o malestar intensos.
  • Los síntomas deben durar más de seis meses si el paciente es menor de 18 años.
  • Los síntomas no se pueden explicar mejor con otro trastorno psiquiátrico, como trastorno obsesivo compulsivo, trastorno por estrés postraumático, agorafobia con o sin ansiedad o fobia social.

Ante la exposición a un espacio cerrado o la mera anticipación a dicha situación, el paciente claustrofóbico presentará temor bien a quedarse encerrado o bien a ahogarse por falta de aire. Esto suele derivar en un estado de ansiedad con sudoración, palpitaciones, opresión torácica y sensación de ahogo. Muchos claustrofóbicos se desabrochan chaquetas, camisas y corbatas pensando que eso les mejorará la entrada de aire.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basará inicialmente en la historia que relate el paciente de su experiencia personal. Además, existen algunas herramientas para evaluar la claustrofobia de un paciente, como la escala de claustrofobia, que evalúa los niveles de ansiedad del paciente mediante 20 preguntas, o el cuestionario de claustrofobia, un test de 24 ítems que permite diferenciar los síntomas de miedo al ahogo o al encierro. Es importante descartar otras patologías psiquiátricas o neurológicas asociadas a los síntomas de claustrofobia.

Tratamiento para la claustrofobia

El tratamiento de las fobias en general y de la claustrofobia en particular se puede abordar desde diferentes puntos:

Farmacológicamente

Se pueden prescribir antidepresivos o ansiolíticos de base al paciente para mantener sus niveles de ansiedad bajo control, así como medicación ansiolítica de rescate, por ejemplo diazepam, en caso de sufrir una crisis de ansiedad desencadenada por una situación potencialmente claustrofóbica. Sin embargo, como con la mayoría de trastornos psiquiátricos, no basta con el tratamiento farmacológico.

La terapia conductual

Suele ser efectiva, especialmente en pacientes que temen no tanto estar en dichas situaciones sino lo que les puede llegar a suceder de estar en ellas. El tratamiento busca modificar las impresiones y pensamientos erróneos atribuidos a esas situaciones, de manera que disminuya la ansiedad y la necesidad de evitar dichas situaciones.

La exposición in vivo

Consiste en hacer que el paciente se exponga lentamente y de forma gradual a su miedo a los espacios cerrados, llevándole cada vez a situaciones con mayor potencial claustrofóbico. Se ha demostrado que este método, pese a ser lento, es efectivo en alrededor del 75% de los pacientes claustrofóbicos.

La exposición interoceptiva

Es un método que busca recrear las sensaciones físicas del paciente cuando se halla en una situación claustrofóbica pero en un entorno seguro y controlado, con la misma intención que la exposición in vivo pero sin poner al paciente en la situación temida. La percepción negativa y el miedo ante dichas situaciones mejoran aproximadamente en un 25% de los pacientes tratados mediante este método.

Medidas preventivas

No existen medidas preventivas específicas contra la claustrofobia. No obstante, si familiares o amigos de una persona detectan conductas que puedan ser compatibles con dicho trastorno, es importante que insten al paciente para que contacte cuanto antes con un especialista.

Lo que debes saber
  • La claustrofobia es un trastorno psiquiátricos que consiste en el miedo a los espacios cerrados o lugares sin salida.
  • Existen diferentes tratamientos: farmacológicos, terapias.
  • No existen medidas preventivas específicas.(salud.mapfre.es)
¿Somos esclavos o artífices de la Claustrofobia?

Somos artífices de la Claustrofobia. Escapar del miedo evitando el “lugar temido” y pedir ayuda reiteradamente alivia inmediatamente a la persona que más tarde desarrollará Claustrofobia, dañando lentamente su autoestima, cambiando la percepción que tiene de si mismo, de capaz a incapaz. La confianza es un sentimiento ganado y aprendido en la experiencia y en el intercambio con los demás. El historiador, psicólogo y filósofo francés Michael Foucault añadía que las raíces de la confianza en la personalidad son profundas y su solidez se logra a través de confirmaciones y re-confirmaciones cotidianas, acumulativas e invisibles.

La persona que padece Claustrofobia evita todo pensamiento o situación que implique exponerse al espacio cerrado que teme y si no tiene más remedio de ir pide ayuda a los más cercanos haciéndose acompañar. Es común que la persona se auto-engañe para sentirse mejor: “Prefiero subir caminando en vez de coger el ascensor, así hago ejercicio”; “¿Puedes ir tu al banco?, que no me va bien” para sí no entrar en la cabina de seguridad de la puerta; “Mejor viajamos en coche, para qué volar con lo caro que es”.

Las evitaciones constantes no solo congelan la fobia sino que producen una generalización a otros “lugares cerrados”. Es decir, la persona que tiene fobia a estar encerrada en una habitación puede desarrollar una fobia a coger un tren o un avión donde pueda ser imposible salir si el pánico le sobresalta. Lo que era molestia mínima con el tiempo se convierte en algo muy limitante alimentando una sensación de incapacidad de la persona que perpetuará la Claustrofobia.

La Claustrofobia no distingue de medidas. Puede ser la fobia a entrar en espacios cerrados “pequeños” como cabina telefónica, cabinas de seguridad de bancos, puertas giratorias de hoteles o centros comerciales, habitación, celda, coches etc. o ser espacios más “grandes” como trenes, aviones, supermercados, grandes centros comerciales, salones de conciertos, polideportivos, cines etc. No hay diferencias sustanciales en definición, persistencia y tratamiento psicológico de la Agorafobia y la Claustrofobia, en ambos casos aparece la ansiedad en situaciones donde escapar puede resultar difícil o embarazoso, o bien donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.

De acuerdo con la etimología de la palabra, la Agorafobia procede de los términos griegos “ágora” que es “plaza” y “phobos” que es “miedo”. Está relacionada con el temor intenso a los “espacios abiertos o públicos” en los que pueden presentarse aglomeraciones y escapar puede ser complicado.(psicologiabreveestrategica.com)

Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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