El enfado es una emoción natural del ser humano, pero, ¿Qué ocurre cuándo se vuelve demasiado intenso, ocurre con mucha frecuencia o presenta una duración exagerada? Los niños aprenden fundamentalmente por imitación de lo que ven a su alrededor, de otros adultos y de sus padres. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que el enfado de los padres afecta al desarrollo infantil de los hijos. El enfado es una emoción básica, sana y adaptativa, que sentimos todos cuando percibimos que han invadido nuestros derechos y va unida a pensamientos de desaprobación e injusticia. No obstante, la persona que se enfada demasiadas veces, con demasiada intensidad o duración, cuando el motivo para el enfado no es tan grave como la ira que provoca, puede tener síntomas de enfado patológico.
El enfado patológico es la tendencia generalizada y regular de reaccionar con una concatenación de:
- Pensamientos centrados en la descalificación moral.
- Altísima activación fisiológica.
- Comportamiento operante cuyo ingrediente esencial es la agresividad.
- La conducta es desproporcionada con respecto a la situación disparadora.
- No hay control sobre la respuesta, la persona se siente desbordada.
En el tratamiento del enfado patológico, debido a la falta de autocontrol e impulsividad que se presenta, se recomienda:
Aumentar la autoconsciencia del enfado analizando las situaciones que lo provocan, los pensamientos, la emoción y la conducta. Al ser una reacción tan rápida y automatizada, en muchos casos no se percibe hasta una elevada intensidad del malestar en el que ya se ha perdido el control. A los niños les podemos enseñar a reconocer las sensaciones de enfado y a identificar los momentos en que va aumentando utilizando el dibujo de un semáforo para que marque en qué nivel de enfado se encuentra.
Utilizar alguna estrategia que te ayude a calmarte como, por ejemplo, parar y abandonar la situación, contar hasta 10, escuchar música, hacer respiraciones profundas…Con los niños suele ser muy útil crear un “rincón de la calma”, un lugar agradable en el que pueden poner peluches, cojines, u otros objetos que favorezcan la calma, usar la técnica de la tortuga, … El niño puede acudir al rincón cuando quiera y también en los momentos difíciles. Algunas técnicas de relajación podrían ser estas.
Una vez te has calmado, aprender a resolver los problemas siguiendo los siguientes pasos:
Reconocer y aceptar nuestra emoción.
Analizar el problema, definirlo claramente y analizar sus causas.
Buscar alternativas para solucionar el problema haciéndonos preguntas: “¿qué otra cosa puedo hacer?”.
Poner a prueba las opciones elegidas.
Valorar los resultados, felicitar por los logros y pensar si hay algo que modificar.
Reducir el enfado a través del cambio de pensamientos negativos, cambiando esa concepción rígida de lo que está bien y lo que está mal, cambiando esa creencia rígida de que las cosas tienen que hacerse de una determinada forma, que el mundo o incluso ellos mismos tienen que funcionar de una determinada manera.
Adoptar una actitud de perdón. El enfado sostenido en el tiempo, el rencor, es autodestructivo. Para que desaparezca es necesario adoptar una actitud de perdón abandonando la explicación moral de la conducta ofensiva, en términos de maldad y encontrar una explicación realista.
Entrenar en habilidades de afrontamiento a las situaciones que producen enfado, habilidades para el manejo de la frustración, entrenamiento en habilidades sociales y asertividad (hacer una crítica constructiva, recibir críticas, hacer peticiones, comunicar nuestros sentimientos de malestar, decir no sin poner excusas, hacer cumplidos, recibir cumplidos…. ) y entrenamiento en relajación.
Ya que los padres son la principal figura de referencia para los hijos es importante que aprendan a gestionar sus propias emociones, que sepan identificarlas, manejarlas de forma adecuada y utilizar estrategias para calmarse para ser buenos modelos y enseñarles a sus hijos a manejar el enfado de manera adecuada.(redcenit.com)
Evaluación del enfado patológico
Definir los procesos psicológicos que conforman el enfado patológico: (que son los pensamientos, las sensaciones y los comportamientos).
Pensamientos
Creencia de que el mundo debe ser de una determinada forma y ver de una forma rígida e inflexible el comportamiento de uno mismo y la de los demás. (Otro día hablaré más extensamente de ello).
Exagerada percepción de la justicia. El enfado se activa cuando perciben una injusticia: La conducta de un jefe, un examen mal corregido, la promoción de un compañero que no se o merece, etc. Es como utilizan muy rápidamente la palabra “injusticia”. Y al vivir una situación como tal, se enfadan.
Evaluar de manera generalizada a una persona o a una situación sólo por un hecho (y este siempre negativo). Por ejemplo, porque un día se cae ya le dice que es “Es torpe” “siempre llega tarde” “Nunca hace bien su trabajo” “es un irresponsable”
Sensaciones
Aceleración de la tasa cardíaca (palpitaciones en el pecho) y aumento de la tensión muscular. Aumento de la tasa respiratoria (se puede llegar a hiperventilar) y aumento de la temperatura corporal. Molestias gastrointestinales (náuseas, vómitos, gases,). Todos estos cambios biológicos son totalmente involuntarios y se han encontrado conexiones claras entre personas con tendencia al enfado excesivo y problemas físicos específicos: Colesterol, problemas coronarios, infartos y dolor crónico, por ejemplo.
Comportamientos
La gama de conductas es muy amplia.
En un primer nivel hay cambios sutiles en el comportamiento que, de no conocer a la persona, podrían pasar desapercibidos tales como:
- Hablar menos (empleo de monosílabos, prolongar los silencios)
- Dejar de sonreír, no mirar a los ojos, Por ejemplo…
En segundo lugar, se pueden dar conductas verbales agresivas indirectas como comentarios irónicos, bromas de mal gusto, estar discutidor… Luego también las hay directas (las conductas verbales agresivas), como: insultos, humillación, ridiculización y amenazas…
En tercer lugar, conductas físicas agresivas indirectas como dar portazos, estrellar objetos, gritar. Luego también las hay directas (las conductas físicas agresivas…); como empujones, acercarse en exceso al otro, sujetar del brazo….
Situaciones detonantes del enfado
Las situaciones disparadoras del enfado se pueden resumir en dos grandes grupos:
Situaciones donde se tienen expectativas de conseguir determinadas metas, pero éstas son interrumpidas. Como puede ser no conseguir un ascenso prometido o merecido, que un plan organizado se frustre o no recibir una ayuda esperada.
Situaciones en las que se han violado reglas éticas de comportamiento. Como puede ser: tratado rudamente, que te mientan, que te insulten, humillen, ridiculicen… Ante estas situaciones potencialmente perturbadoras para todo el mundo la categoría de enfado patológico incluiría a aquellas personas que ante estas situaciones reaccionarían con un enfado desproporcionado; muy intenso o muy duradero.
Tratamiento
Lo primero es determinar cuáles son las respuestas de enfado, en qué escenarios se producen y qué consecuencias mantienen toda esta sofisticada concatenación de eventos.
A veces hay dificultades para ejercer el control sobre el enfado porque es una reacción muy rápida y automatizada y por tanto no se notan las sensaciones de enfado hasta que es demasiado tarde. En esos casos se utilizan unas técnicas para aumentar la percepción del enfado, es decir para aumentar la sensibilidad del paciente ante las señales de enfado y así, de esa forma, poder controlar a la aparición de las primeras señales.
Terapia cognitiva con cambio de cogniciones, es decir, de pensamientos de enfado y sirve para introducir la idea de que, aunque la vida proporciona muchos acontecimientos frustrantes, decepcionantes, tristes, irritantes, muchas personas convierten las situaciones malas en situaciones peores y se enfadan mucho por lo que piensan sobre los acontecimientos. Hay que ayudar al paciente a identificar esos procesos cognitivos de modo que la realidad percibida no sea aversiva de forma innecesaria.(psicosegovia.es)
Fuentes
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO