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Néstor Szerman: “Los adolescentes que presentan un elevado riesgo de padecer cualquier trastorno mental”

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El Dr. Szerman habla sobre patología dual, una enfermedad cada vez más prevalente, en la que coexisten un trastorno adictivo y otro mental, y explica cuál es el tratamiento más adecuado para este tipo de pacientes. “Los adolescentes que presentan un elevado riesgo de padecer cualquier trastorno mental, y especialmente si éste es grave, adelantan a veces en dos años, o más, el consumo de cannabis”. Las adicciones comportamentales o adicciones sin sustancia -al sexo, al juego, a las redes sociales, a las compras compulsivas, a comer…-, suelen ser frecuentes en pacientes que sufren trastornos mentales, rasgos de personalidad disfuncionales, o cuadros depresivos, produciéndose en ellos lo que se conoce como patología dual, o enfermedad que cursa de forma simultánea o secuencial con un trastorno adictivo (con o sin sustancia) y otro mental, y cuya prevalencia es superior al 50%, según los expertos reunidos en las II Jornadas de Adicciones Comportamentales y Patología Dual, organizadas por el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y la Fundación Patología Dual. El Dr. Néstor Szerman, Presidente de la Fundación Patología Dual, y jefe de Servicio Salud Mental Retiro del Gregorio Marañón, nos explica en qué consiste este problema de salud y cómo se detecta y se trata.

He leído que hay personas con una mayor predisposición a desarrollar adicciones. ¿Cuáles son los principales factores de riesgo para que una persona se vuelva adicta?

Para padecer cualquier trastorno mental uno de los principales factores de riesgo son los antecedentes familiares, especialmente si están presentes en ambas ramas de la familia de un individuo. Y esas personas vulnerables son las más expuestas a sufrir cualquier problema mental, incluyendo las adicciones, tanto al consumo de sustancias, como asociados a comportamientos.

En cada persona aparecen unos síntomas diferentes, pero sabemos que la persona vulnerable que presenta cualquier manifestación de trastorno mental, que no tiene por qué ser extremadamente grave, sino que puede tratarse de rasgos de personalidad patológicos, es más propensa a tener adicciones comportamentales.

Se ha comprobado que lo que engancha a la persona al juego, o al sexo, la zona del cerebro que se activa, es la misma que se activa con las adicciones a sustancias

Y hay ciertos rasgos que pueden predisponer a desarrollar adicciones. Elevados niveles de ansiedad, o los cuadros depresivos, se asocian a adicciones comportamentales, lo cual es muy sencillo de entender, porque a veces buscamos una solución a esa angustia y a esa tristeza con una conducta -por ejemplo, ‘darse una alegría’ saliendo de compras-, que produce una gratificación en el circuito de recompensa del cerebro, en el mismo sitio -aunque parezca asombroso- donde la provoca la cocaína.

Se ha comprobado que lo que engancha a la persona al juego, o al sexo, la zona del cerebro que se activa, que es la corteza orbitofrontal, es la misma que se activa con las adicciones a sustancias.

Y otras patologías muy vinculadas a estos problemas y que se consideran un importante factor de riesgo son el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno bipolar; no es infrecuente encontrar adicciones en estos enfermos a lo largo de su evolución, por lo que los médicos, cuando tenemos delante un paciente con una de estas enfermedades, tenemos la obligación de preguntar sobre las posibles adicciones, ya que muchas veces no se pregunta porque parece que no es correcto interrogar al paciente acerca de si roba en las tiendas (cleptomanía), o si juega demasiado, o si tiene un comportamiento sexual inadecuado.

Y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), en el que los pacientes en la edad adulta siguen teniendo sintomatología, es otro de los trastornos mentales que pueden favorecer el desarrollo de adicciones.

Sustancias como el alcohol o las drogas producen un efecto estimulante sobre el sistema nervioso y el cerebro, pero en el caso de las adicciones sin sustancia -al juego, el sexo, Internet, las compras…-, ¿cuál es el mecanismo que desencadena este tipo de adicciones?

Cualquier sustancia o situación que produce recompensa va a actuar sobre circuitos cerebrales comunes; es un mecanismo natural que nos permite sobrevivir, pero que puede desencadenar la adicción en personas vulnerables -nadie elige ser adicto ni al móvil, ni al juego, ni al casino-,

y hay personas que entran en el casino y se transforman, hasta con signos físicos evidentes, como pupilas que se dilatan, sudoración, un estado de excitación que se aprecia en los jugadores y no en otras personas, que a lo mejor entran en un casino con la intención de pasar un buen rato, apostar y divertirse, aunque hay quien se divierte y quien no se divierte con esa conducta; es algo cualitativo, pero aquí estamos hablando de otra cosa, y es que estos sujetos tienen circuitos cerebrales alterados que ponen en marcha conductas exploratorias de recompensa cerebral con determinados tipos de excitación, que no son comunes a las personas que no sufren este tipo de trastornos.

Un artículo publicado en la revista Nature en abril de este año señala que menos del 10% de las personas expuestas a situaciones o sustancias adictivas va a desarrollar una conducta adictiva

No hablamos de conductas, ni de hábitos, más o menos saludables, sino de enfermedades. La comunidad científica internacional ha establecido claramente que toda enfermedad mental es una enfermedad cerebral, y que toda conducta adictiva es una enfermedad cerebral. El abordaje de este tipo de enfermedades desde el punto de vista científico es muy importante porque hay un montón de aspectos moralistas, e incluso los propios médicos somos a veces partícipes de esos aspectos moralistas.

Nuestro cerebro está constituido para sobrevivir; tenemos circuitos en el cerebro configurados para la supervivencia, para buscar las cosas indispensables para sobrevivir como agua, comida, sexo…, esos circuitos cerebrales que nos ayudan a cubrir las necesidades básicas y nos han permitido sobrevivir como individuos y como especie pueden ser, por distintos motivos, disfuncionales en algunos momentos.

Y esa disfuncionalidad nos puede abocar a conductas adictivas que tienen un impacto negativo en nuestra vida. Sin embargo, solo una pequeña minoría de personas expuestas a situaciones que podrían calificarse como adictivas se llegan a involucrar en lo que llamamos adicción. E igual ocurre con las sustancias, solo una minoría de las personas expuestas a sustancias con capacidad adictiva va a desarrollar una conducta adictiva. De hecho, un artículo publicado en la revista Nature en abril de este año señalaba que menos del 10% de las personas expuestas a situaciones o sustancias adictivas va a desarrollar una conducta adictiva.

Es difícil para los pacientes referir ese tipo de conductas, y un gran porcentaje de ellos oculta que está consumiendo sustancias adictivas, y si hablamos de comportamientos como puede ser la adicción al sexo, o la cleptomanía, eso produce una enorme vergüenza, porque la sociedad lo ve como un vicio, en vez de considerar que la persona afectada tiene una enfermedad.

Esta entrevista fue publicada originalmente por: webconsultas.com

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REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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