Los niños nacen listos para aprender y tienen muchas habilidades que aprender a lo largo de muchos años. Ellos dependen de los padres, miembros de la familia y otros cuidadores, como sus primeros maestros, para desarrollar las habilidades correctas para llegar a ser independientes y llevar vidas saludables y exitosas. La manera en que el cerebro crece está influenciada fuertemente por las experiencias del niño con otras personas y el mundo. El cuidado especial para la mente es crucial para el cerebro. Los niños crecen y aprenden mejor en un ambiente seguro donde estén protegidos del abandono y del estrés extremo o crónico, y con abundantes oportunidades de jugar y explorar. Los padres y otros cuidadores pueden apoyar el saludable crecimiento del cerebro al hablar, jugar y cuidar a sus niños. Los niños aprenden mejor cuando sus padres se turnan para hablar y jugar, y cuando fomentan las habilidades e intereses del niño. Criar al niño entendiendo sus necesidades y respondiendo a ellas con tacto ayuda a proteger el cerebro de los niños del estrés. Hablar con los niños y exponerlos a libros, historias y canciones ayuda a reforzarles el lenguaje y la comunicación, lo cual los pone en la senda del aprendizaje y del éxito en la escuela.
La exposición al estrés y al trauma pueden tener consecuencias negativas a largo plazo para el cerebro del niño, mientras que hablar, leer y jugar con él pueden estimular el crecimiento de su cerebro. Garantizar que los padres, cuidadores y proveedores de cuidado en la primera infancia tengan los recursos y las habilidades para proveer un cuidado seguro, estable, provechoso y estimulante es una importante meta de la salud pública.
El desarrollo del cerebro durante el primer trimestre de embarazo
El cerebro del bebé comienza a desarrollarse a los 18 días posteriores a la concepción. En esta etapa se formarán las primeras células nerviosas que luego producirán neuronas. En todo este proceso, el embrión y luego el feto, producirá muchas más células neuronales de las que son necesarias y de las cuales, muchas morirán si no son estimuladas. Por esta razón la estimulación prenatal, como cantarle, acariciar la panza y ponerle música, es muy importante, ya que ayuda a potenciar su inteligencia. Asimismo, la alimentación es otro factor sumamente importante durante este desarrollo, por lo que tendrás que optar por una dieta rica en vitaminas y minerales para brindarle al bebé todos los nutrientes que necesita.
Durante las primeras semanas, el cerebro del embrión está en su estadio más simple. Es sólo un abultamiento que comienza a crecer en el extremo del tubo neural. Luego, a medida que crece, se irá plegando sobre sí mismo y formarán las distintas partes del cerebro: el prosencéfalo, el mesencéfalo y el cerebelo. Una vez que esta estructura básica se ha formado, sólo queda crecer y desarrollarse.(cdc.gov)
El desarrollo del cerebro durante el segundo trimestre de embarazo
Recién entre las 16 y las 18 semanas de embarazo el sistema nervioso central empieza a complejizarse. Sin embargo, comienza a registrarse actividad cerebral desde las 7 semanas que es cuando comienzan los primeros movimientos fetales. Luego de las 10 semanas los impulsos cerebrales se vuelven más regulares y comenzarán a diferenciarse de acuerdo a su longitud de onda a las 20 semanas. Durante todo este trimestre las neuronas del bebé se multiplican a una velocidad sorprendente. Son un total de 250.ooo neuronas que se desarrollan por minuto. Al cumplir 25 semanas todas la neuronas se encontrarán interconectadas en una compleja red neuronal por medio de millones de axones que son prolongaciones de la neurona que transmiten los impulsos eléctricos de cada una de ellas.
Durante todo su desarrollo, el cerebro produce el doble de células de lo que el bebé realmente necesita. Millones de neuronas están débilmente conectadas y precisan que sean estimuladas para establecer fuertes conexiones entre ellas. Las células que no han sido estimuladas durante el embarazo no lograrán conectarse y morirán. Este es un proceso normal y totalmente natural que tiene lugar alrededor de los ocho meses de embarazo. Por esta razón, es importante estimular al bebé desde etapas tempranas del embarazo, ya que mientras más conexiones neuronales se produzcan en el útero, menos células nerviosas morirán.
El desarrollo del cerebro durante el tercer trimestre de embarazo
A las 27 semanas comienza a aumentar considerablemente la superficie cerebral. Sin embargo, aún no presenta la complejidad de pliegues de un cerebro totalmente desarrollado. Durante este período el desarrollo neuronal se acelera y comienzan a formarse las dendritas, las conexiones sinápticas y las vainas de grasa de mielina que se encargan de proteger los axones. Todas estas nuevas formas cerebrales son las encargadas de transmitir los impulsos eléctricos entre neuronas y de asegurar una eficiente transmisión.
A las 30 semanas el cerebro comienzan a formarse los surcos y las circunvalaciones propias de este órgano. Aunque no son profundas, ya se asemeja a un cerebro desarrollado. El crecimiento de estos surcos y los repliegues sobre sí mismo aseguran un mayor cantidad de conexiones neuronales ya que la superficie del cerebro aumenta gracias a esta forma peculiar de su crecimiento. Luego de una semana, las neuronas que no han sido estimuladas comienzan a morir, preservando así la muerte de aquellas conexiones que se encargan de las funciones vitales más importantes. Este es un proceso normal y natural que sin embargo, puede disminuir con una estimulación prenatal adecuada para conservar más conexiones que podrán utilizarse durante toda la vida. A las 36 semanas el sistema nervioso ha completado totalmente su desarrollo y el cerebro posee un total de 100 mil millones de neuronas listas para cumplir la función de una vida fuera del útero.
La importancia de una alimentación adecuada
El feto no es capaz de producir los nutrientes esenciales para el desarrollo de su cerebro y su sistema nervioso. Por esta razón la dieta materna deberá asegurárselos. A veces, las cantidades diarias requeridas son difíciles o imposibles de mantener, y será el médico quien recomendará si debe suplementarse la dieta con productos farmacológicos.
No obstante aquí detallamos los nutrientes más importantes que se necesitan para un correcto desarrollo cerebral y del sistema nervioso fetal.
Ácido fólico
La ingesta de ácido fólico, también llamado folacina o vitamina B9, previene defectos del tubo neural del bebé como la espina bífida, la mielomeningocele o la anencefalia. Toda los defectos del tubo neural suelen presentarse durante el primer trimestre del embarazo por lo que se recomienda la suplementación con ácido fólico de 1 mg. diario durante dos meses anteriores a la concepción y los tres primeros meses de gestación.
Colina
Este nutriente es necesario para desarrollar las membranas celulares y estimular la división celular. Además, es utilizada para la metabolización de todas las células nerviosas y, según algunos estudios que se realizaron en animales, se la asocia a los centros de la memoria y el aprendizaje. Las principales fuentes de colina son los huevos, la carne roja, la soja, las lentejas, los garbanzos, el arroz o los maníes, por lo que una dieta equilibrada ya proporciona los requerimientos diarios de este nutriente.
Yodo
En cuanto al yodo, hay que señalar que el desarrollo del cerebro depende, entre otros, del suministro materno de la hormona tiroidea, en cuya síntesis interviene el yodo. De ahí la crucial importancia de este micronutriente esencial en el menú diario de toda embarazada. Una alimentación pobre en este mineral puede acarrear enfermedades tiroideas en las madres, y puede suponer asimismo el riesgo de que el bebé nazca con hipotiroidismo y causar lesiones cerebrales en el niño durante el embarazo y la lactancia.
Ácidos grasos esenciales
Los nutrientes más importantes son los ácidos grasos esenciales. Aparte de los micronutrientes antes mencionados, el tejido cerebral requiere grasa en grandes cantidades. De hecho, más del 60% del cerebro está compuesto de grasa, sobre todo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LCP). Como el bebé no es capaz de fabricar sus propios ácidos grasos, y necesita que sus suministros provengan de las reservas de su madre, la dieta de una embarazada debe contener: DHA (ácido docosahexaeonico), un ácido graso esencial Omega 3 que supone el 10-15% del peso del córtex cerebral de un bebé y que se encuentra mayoritariamente en el salmón, el bacalao, el arenque o la anchoa; AA (ácido araquidónico), que se encuentra sobre todo en las semillas, como las semillas de girasol y de calabaza y sus aceites respectivos, y cuya carencia puede favorecer una menor inteligencia y problemas como la dislexia.
Si tu dieta es pobre en estos ácidos grasos, tu bebé seguramente obtendrá el AA y DHA que necesita de tu cerebro, lo que explica la falta de memoria, concentración y la imprecisión o torpeza que experimentan muchas mujeres embarazadas al final del embarazo.(babysitio.com)
Fuentes
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO