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Cómo afrontar la Demencia Senil

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La demencia senil es una alteración cerebral de carácter irreversible. Normalmente aparece en la tercera edad con una serie de síntomas que provocan la disminución de la capacidad intelectual del paciente. Esta disminución de la capacidad intelectual llega a afectar gravemente al desempeño de las actividades básicas del día a día. Se trata de un estado al que puede llegarse por motivos biológicos como el envejecimiento, o por razones patológicas como enfermedades, lesiones o trastornos vasculares. Suele provocar una pérdida progresiva de las funciones psíquicas y funcionales. Se considera que una persona padece esta enfermedad cuando sufre un deterioro intelectual que afecta a varias actividades o funciones básicas como: La pérdida del lenguaje (total o parcial), pérdida de la memoria, deterioro del razonamiento o de la percepción de la realidad.

En muchos casos se llega a perder el control de las emociones, se producen importantes cambios de personalidad y de comportamiento y se pierden completamente las habilidades básicas para resolver cualquier problema o inconveniente casero.

¿Qué es la demencia senil?

La enfermedad de demencia senil siempre se presenta en una edad avanzada. Está motivada, entre otras cosas, por un deficiente riego o nutrición sanguínea en el cerebro que motiva el endurecimiento de las venas y arterias cerebrales.

Los especialistas médicos diagnostican demencia senil cuando el paciente ha sufrido la pérdida de, al menos, dos habilidades básicas de entre las siguientes:

  • Pérdida de memoria o lenguaje.
  • Alteración grave del comportamiento.
  • Pérdida del juicio o de la capacidad de razonar o entender situaciones diarias.

Hay diferentes formas de clasificar la demencia senil, que se analizarán en este artículo más adelante. El grupo de funciones afectadas pueden clasificarse en corticales (razonamiento, memoria, lenguaje y relaciones sociales), subcorticales (emociones) y progresivas (movilidad y habilidades cognitivas). Muchos especialistas consideran que la demencia senil no es una enfermedad concreta, sino un grupo de síntomas provocados por los cambios en el cerebro. La demencia afecta principalmente a ancianos a partir de los 65 años y se acentúa a partir de los 85 años.

Características de esta enfermedad

Como regla general, la demencia senil se presenta a edades avanzadas. Es decir, es muy poco frecuente en personas que no hayan alcanzado los 70 años, por lo que el riesgo de padecer esta patología aumenta con la edad. Por otro lado, se trata de una enfermedad degenerativa e irreversible, ya que los daños o lesiones que produce en el cerebro no tienen vuelta atrás. La manifestación más frecuente de demencia es el Alzheimer, aunque la Enfermedad de Alzheimer (EA) no es lo mismo que demencia senil.

  • En el tratamiento de la demencia senil, la ayuda y el cariño de la familia es fundamental.
  • En el tratamiento de la demencia senil, la ayuda y el cariño de la familia es fundamental.
  • Otra enfermedad de este tipo bastante común es la demencia vascular, que tiene su origen en la presencia de múltiples lesiones o accidentes cerebro vasculares muy pequeños.
Causas de la demencia senil

Existen diversos tipos de demencia senil, pero todos parecen tener su origen en la muerte o pérdida de las células nerviosas y de la comunicación entre ellas. No obstante, son varias las causas de la demencia senil que se pueden enumerar:

  • La Enfermedad de Alzheimer.
  • Daños o lesiones cerebrales importantes.
  • Esclerosis múltiple.
  • Enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA o la sífilis.
  • La encefalitis bacteriana.
  • La enfermedad de Huntington.
  • La enfermedad de Lyme.
  • La enfermedad de Pick.
  • Parkinson.
  • Tumores cerebrales.
  • Síndrome de Down.
  • Parálisis supranuclear progresiva.
Demencia senil y esperanza de vida

Es difícil establecer con exactitud cuál puede ser la esperanza de vida de un paciente con demencia senil, ya que dependerá del tipo de demencia que padezca y de las causas que la originen. También varía en función de la edad a la que se empiecen a manifestar los primeros síntomas de demencia, y al estado de salud previo del paciente. Tanto es así que el pronóstico puede oscilar entre varios meses y hasta 20 años de vida, tras ser diagnosticada la demencia.

En general, la esperanza de vida de las personas con demencia senil será menor cuanto más graves sean las lesiones cerebrales que la enfermedad le haya producido. La demencia con peor pronóstico es la relacionada con enfermedades de tipo neurodegenerativo, como el Alzheimer o la Enfermedad de Pick. En el caso de la Enfermedad del Alzheimer, el deterioro del paciente se produce poco a poco, incapacitando a la persona por completo.

Síntomas de la demencia senil

Existen numerosos síntomas de la demencia senil que alertan de la aparición de esta enfermedad, aunque no siempre son muy claras en la fase inicial. Estas señales se producen en las actividades cerebrales que afectan al comportamiento habitual, a la memoria, la expresión oral y a la capacidad de razonar sobre hechos cotidianos.

  • La demencia senil es una enfermedad degenerativa e irreversible.
  • La demencia senil es una enfermedad degenerativa e irreversible.

Así, el primer síntoma asociado a la demencia senil tiene que ver con pequeños olvidos en la vida cotidiana, de cosas que acaban de suceder y que no afectan, en esa primera fase, al normal desarrollo de la vida del enfermo.

Deterioro Cognitivo Leve

Se produce lo que se llama el Deterioro Cognitivo Leve (DCL), que es muy normal en la vejez y que no siempre derivan o acaban en demencia. Son pequeños olvidos, pequeños problemas al razonar o pensar que no afectan apenas al ritmo de vida diario. No todas las personas que padecen DCL llegan a padecer demencia senil pero en otros muchos casos empeora progresivamente a medida que pasa el tiempo hasta llegar a invalidar al enfermo, momento en el que los familiares deberán plantearse cómo cuidarlo y atenderlo adecuadamente.

Si el deterioro cognitivo leve avanza un poco empiezan a aparecer una serie de síntomas que producidos repetidamente en la misma persona en periodos breves de tiempo alertan del avance de esta enfermedad.

¿Cuáles son los primeros síntomas de la demencia senil?

Los primeros síntomas de la demencia senil son, normalmente, los siguientes:

Pérdida de memoria: Comienzan a olvidarse fechas, citas, o tareas relacionadas con acontecimientos recientes. Empiezan a olvidar los nombres de familiares y amigos y de objetos cotidianos.

Repetición de preguntas

¿Qué hora es? ¿Qué día es hoy?

Ansiedad e impotencia con cambios bruscos de humor

Al no poder controlar situaciones cotidianas aparecen cuadros de ansiedad e impotencia que terminan con cambios de humor. Cada vez se muestra más irritable.

Problemas de orientación

Estando en casa preguntan ¿Dónde estamos? ¿a dónde vamos? Olvidan el camino a lugares que antes frecuentaban. Aparecen cuadros de desorientación parcial o total.demencia-senil1

Desorden en el hogar

Cambian las cosas de sitio y después no recuerdan dónde las han puesto: llaves, mandos tele, ingredientes para cocinar, ropa, gafas.  Empiezan a aparecer objetos en los sitios más extraños: llaves en la nevera, gafas en cajas de zapatos, etc.

Torpeza de movimientos

Comienzan a tener dificultades para cocinar, abrir puertas, conducir, manejar mandos de la televisión, etc. No pueden llamar por teléfono. Comienzan a tener problemas para hacer cosas en las que eran buenos como jugar a las cartas, cocinar, dibujar o escribir. Pierden coordinación física e incluso pueden tener problemas de equilibrio.

Apatía

Comienzan a perder interés por tareas que antes les gustaban y algunos presentan síntomas de fatiga sin haber realizado esfuerzo alguno.

Comportamientos inadecuados

El familiar comienza a tener actitudes extrañas o inapropiadas, actitudes que están totalmente fuera de lugar, que afectan a la relación con sus amigos y familiares.

Cambios en la manera de caminar

Los enfermos de demencia suelen cambiar su forma de caminar.

Insomnio

Es un síntoma frecuente en las personas mayores pero se acentúa en los enfermos con demencia senil.

Fases de la demencia senil

Al igual que sucede con otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, las personas que sufren demencia senil también pasan por diferentes etapas.

Fase inicial

Al inicio de la demencia senil, la enfermedad se manifiesta de la siguiente forma:

  • Se dificulta la posibilidad de ejecutar varias cosas al mismo tiempo.
  • Se comienzan a olvidar conversaciones recientes. Se vuelve muy olvidadizo.
  • Se tarda más tiempo en tareas intelectuales difíciles. Aparecen dificultades en tareas habituales que necesiten que se piense un poco como jugar a las cartas o aprender cosas nuevas.
  • Comienzan a perderse o extraviarse en rutas habituales: ir a casa de familiares, al supermercado, a la consulta del médico de cabecera o a la biblioteca comienza a ser un problema.
  • Comienzan a sufrir periodos de desorientación cada vez más frecuentes y más pronunciados, llegando a perderse dentro de su propia casa.
  • Ejercitar la mente mediante juegos y otras tareas como la lectura es una buena terapia para la demencia senil.
  • Empiezan a olvidar palabras, no encuentran la adecuada para cada objeto
  • Inician a perder la noción del tiempo de manera global: no saben qué hora es, qué día, qué mes ni incluso que estación del año.
  • Extravían objetos con mucha frecuencia
  • No se toman decisiones y se ralentiza la resolución de problemas.
  • Se comienza a perder el interés por muchas cosas mostrando pasividad ante lo que antes mostraban entusiasmo. Pierden el interés respecto a sus hobbies y a sus tareas preferidas.
  • Pérdida de habilidades sociales e incluso cambio en la personalidad.
  • Ejercitar la mente mediante juegos y otras tareas como la lectura es una buena terapia para la demencia senil.
Otros síntomas de la fase inicial

La memoria poco a poco va dejando de funcionar correctamente con detalles como olvidarse de las citas, de las conversaciones telefónicas, el nombre de familiares y  amigos. No se identifican objetos del hogar, errores al realizar cuentas, olvido en el pago de facturas, dificultades para seguir una conversación, etc. Se producen cambios bruscos de humor. Se enfada cuando comprueba sus olvidos o limitaciones dentro y fuera del hogar. En consecuencia, comienza a aislarse de sus relaciones sociales y se queda más en casa donde tiene mayor sensación de control al ser un entorno que conoce bien.

El lenguaje todavía no se ve afectado pero comienza a encontrar dificultades para elegir la palabra correcta. Comienza a utilizar frases cada vez más cortas y comienza a mezclar ideas que no tienen nada que ver. Sus movimientos todavía son bastante coordinados, puede conducir, cocinar y comer sin dificultad. Es importante destacar que estos pequeños síntomas de la demencia senil pueden aparecer en personas que no tienen demencia senil ni van a desarrollarla en el futuro. Pueden deberse a otros motivos como una depresión, el estrés o una preocupación excesiva. Sin embargo, si aparecen en una persona mayor debe vigilarse su comportamiento para ver si puede ser un caso de demencia senil si avanzan los síntomas.

Apoyo familiar en la fase inicial

Los familiares más cercanos empiezan a detectar estos síntomas y deben animar al paciente a buscar ayuda médica lo antes posible. Asumen la posibilidad de que tengan que convertirse en cuidadores de su familiar. Durante esta fase deben apoyar al enfermo en todas las pruebas que deba realizarse y animarla en los periodos de tristeza o depresión. Deben fomentar su autonomía e independencia y ayudar en todas las tareas que necesite su familiar.

Es importante que no se confunda el comienzo de esta enfermedad con una simple pérdida leve de memoria sin otros síntomas asociados. Los olvidos son frecuentes incluso en personas sanas y jóvenes. Por ello, es importante observar la aparición del resto de los síntomas asociados a la demencia antes de empezar a preocuparse indebidamente. En la demencia los síntomas aparecen en bloque, casi nunca de forma asilada, ya que van sumándose unos a otros progresivamente. Normalmente estos síntomas son detectados antes por los familiares cercanos que por el propio paciente. Y no siempre resulta fácil convencerlo de que debe someterse a pruebas para comprobar si padece demencia senil.

Fase moderada

Con el avance de la enfermedad, los síntomas anteriores se van agudizando y haciendo más evidentes. Incluso pueden llegar a afectar al desempeño diario del enfermo que ve limitada su capacidad para realizar tareas básicas adecuadamente. En este sentido, los síntomas desembocan en:

  • Insomnio.
  • Dificultad para realizar tareas básicas como conducir, cocinar o elegir la ropa adecuada.
  • Olvidos continuos de hechos muy cercanos y de nombres de personas que rodean al paciente.
  • Olvido de acontecimientos de su vida, llegando en casos extremos a olvidarse de quienes son.
  • La pérdida de memoria es el síntoma más común. Olvidar hechos cercanos o nombres es habitual.
  • La pérdida de memoria es el síntoma más común. Olvidar hechos cercanos o nombres es habitual.
  • Comportamientos violentos, agresiones, delirios y depresión. Es un periodo de confusión mental e inestabilidad emocional. Pueden llegar a sufrir alucinaciones.
  • Dificultad para la escritura y la lectura.
  • Dificultad para hablar o para identificar las palabras correctas.
  • Repetición de incidentes con familiares y amigos que provocan su alejamiento del contacto social.
  • Empieza a perderse la capacidad de entender y razonar, lo que comúnmente se denomina ‘perder el juicio’.
  • Comienzan a necesitar ayuda de los familiares para realizar tareas cotidianas.

En esta fase la memoria se pierde progresivamente llegando a olvidarse los acontecimientos más recientes como la última comida, las visitas recientes de amigos o familiares, el nacimiento, matrimonio o fallecimiento de familiares y amigos. Así, pueden llegar a quejarse de que sienten abandonados ya que no recuerdan que sus amigos o familiares los han visitado. Los recuerdos lejanos permanecen intactos y se comienza a preguntar por personas que hace décadas que no ha visto.

En esta etapa ya necesita una vigilancia constante de todos los familiares que se convierten en cuidadores ya que se comprenden la necesidad de este nuevo papel. Deben aprender nuevas pautas de comunicación con el enfermo para facilitar la relación. La ayuda en las actividades diarias es continua (levantarse, vestirse, lavarse, etc). Deben aprender a tratar y controlar las distintas alteraciones en el comportamiento y las conductas no adecuadas.

Fase severa

En esta fase los enfermos no pueden:

  • Comer sin ayuda por lo que se produce una pérdida continua de peso corporal.
  • Reconocer a familiares.
  • Hablar, leer o escribir correctamente.
  • Cuidar de su higiene personal, vestirse o bañarse. Aparece la incontinencia urinaria e incluso la defecación no controlada.
  • Tienen dificultades para caminar y para mantener el equilibrio.
  • Los que aún pueden andar sin ayuda tienen a salir de casa y deambular sin orientación alguna ya que no reconocen el entorno y no pueden volver a sus casas.

La memoria comienza a perderse casi completamente olvidando acontecimientos  tanto recientes como lejanos. Se olvidan las caras y las personas hasta el punto de no reconocer a los hijos o al cónyuge. Es importante destacar que si perciben las emociones y detectan perfectamente un trato amable y el amor de un familiar.

El comportamiento es totalmente imprevisible ya que en cualquier momento puede empezar a llorar, a gritar o a alterarse mucho. Tiene reacciones inadecuadas y no entiende explicaciones lógicas. Pierden la coordinación de sus movimientos por lo que no pueden levantarse de la cama, no pueden andar y no controlan sus esfínteres. Muchos pierden totalmente la movilidad por lo que aparecen patologías asociadas a esta situación: accidentes cardíacos, accidentes vasculares/cerebrales, infecciones respiratorias, llagas en el cuerpo, etc.

El habla se deteriora todavía más llegando a balbucear, a repetir continuamente palabras con o sin sentido y muchas personas llegan a no entender lo que se les dice.

Apoyo familiar en la fase severa

Un paciente con demencia senil en fase severa necesita de vigilancia, apoyo y cuidados es constante para todas las tareas básicas como vestirse, lavarse o comer. La paciencia y el afecto son fundamentales en esta etapa ya que el familiar o paciente no es que no quiera hacer las cosas bien, por muy fáciles que parezcan, es que no puede. La rutina diaria puede ayudar en el cuidado diario con horarios fijos para levantarse, lavarse, pasear y siempre en un ambiente tranquilo sin demasiado ruido. En algunos casos resulta necesario adaptar la casa a las necesidades del paciente (cambiar el baño por una ducha, cambiar puertas y objetos de cristal, etc.). La actitud de la familia debe ser positiva, cariñosa y comprensiva ya que son emociones que sí podrá detectar.

Cada enfermo evoluciona de una manera y a una velocidad distinta. Estas fases son progresivas pero en algún momento puede detenerse la enfermedad en una de ellas durante bastante tiempo sin avance alguno para de pronto seguir progresando. La pérdida de las funciones es muy diferente en cada enfermo ya que se pierden unas y se mantienen otras sin ningún orden o patrón común. Esto provoca que cada enfermo sea distinto en función de la pérdida de facultades que vaya sufriendo en cada momento. Cada uno tendrá sus propias limitaciones en vida diaria.

En la fase final de le enfermedad el comportamiento del enfermo se vuelve totalmente incoherente lo que provoca situaciones de estrés y tensión en el ámbito familiar. La vida de toda la familia que cuida del enfermo de demencia senil se verá gravemente afectada.

Consejos para los familiares del enfermo
  • Establecer rutinas para todas las actividades diarias (levantarse, baños, comidas, paseos) para intentar que se desoriente lo menos posible.
  • En la medida de lo posible y siempre bajo control del familiar hay que intentar que el enfermo de demencia senil haga todo por sí mismo aunque tarde más tiempo o se equivoque.
  • Asegurar con cierres los cajones o armarios que puedan contener sustancias peligrosas (lejía, disolventes, venenos para plantas o insectos).
  • Cambiar la vajilla de cerámica, loza o cristal por otra de plástico y guardar en lugar seguro los cuchillos y otros objetos con punta.
  • Cambiar el baño por una ducha con suelo antideslizante y nunca se debe dejar sólo al anciano en el baño.
  • Poner las cosas del enfermo y las de toda la casa que él suela utilizar siempre en el mismo lugar .
  • Si toma medicinas y todavía puede leer, se recomienda dejar por escrito en un sitio visible el orden en el que debe tomarlas.
  • Los calendarios y relojes situados en la casa pueden ayudarle a ubicarse mejor en las primeras fases de la enfermedad.
  • Dejar encendida alguna luz durante la noche por si se despierta o se levanta.
  • El enfermo debe utilizar ropa y calzado que sea muy fácil de poner y quitar, preferentemente con velcros. Deben eliminarse los botones pequeños y las cremalleras.
  • A veces se asustan al ver si imagen en un espejo ya que no se reconocen por lo que no son recomendables.
  • Las alfombras y muebles que ocupen espacios de paso pueden provocar caídas.
Otros consejos importantes
Es aconsejable evitar los espacios y lugares con mucha gente

Se deben evitar los ruidos (televisión o radio con sonido muy alto) o hablarle a gritos ya que pueden ponerse muy nerviosos. Hay que evitar que conduzca solo en la fase inicial de la enfermedad, ya que puede perderse. Muchas veces no pueden contestar a lo que se les pregunta por lo que no se les debe exigir respuestas rápidas y cuando avance la enfermedad habrá que repetir muchas veces lo mismo para que lleguen a entenderlo. No sirven de nada expresiones del tipo “ te lo he dicho 20 veces” “ es la quinta vez que te lo digo”. Se deben evitar expresiones de impotencia que puedan provocar que el enfermo se sienta como un tonto o un inútil.

Al enfermo hay que hablarle muy despacio y con mucha claridad, sin preguntas o respuestas ambiguas. Hay que hablarle con frases cortas y concisas, utilizando el lenguaje corporal y leyendo el lenguaje no verbal del enfermo. Se deben utilizar los nombres de las personas que le visitan “tu hermano Antonio” “tu hija Ana”. Si se le quieran hacer preguntas deben ser aquellas que tengan respuestas fáciles (sí/no).

Los familiares tienen una importante labor en el tratamiento de esta enfermedad. Cuanta más distracciones se le ofrezcan más relajado pasará el día. Nuevas aficiones resultan muy positivas, un ambiente agradable en casa ayudará mucho a la convivencia y a las reacciones del enfermo. Cuantas más visitas reciba de familiares y amigos mucho mejor ya que una buena conversación ayuda a relajarse y a mantener un importante habilidad como es el lenguaje.

Ejercicio físico y de estimulación mental

Es recomendable que quienes padecen algún tipo de demencia senil realicen ejercicios para mejorar la memoria y ejercicios de estimulación cerebral. Asimismo, es conveniente estimular las funciones intelectuales con juegos como las cartas, las damas, el ajedrez o el parchís, o con pasatiempos como sudokus, sopas de letras, etc. Se debe estimular el cerebro del paciente con demencia senil.

Por otro lado, cuando se le quiere hablar de algo concreto hay que evitar distracciones o ruidos externos, como la televisión o la radio… puesto que esto puede dificultar su capacidad de atención. El ejercicio físico (como caminar) también es muy importante, ya que aumenta el riego sanguíneo del cerebro.

¿Cómo diagnosticar y prevenir la demencia senil?

Un medico especializado en Geriatría puede detectar el comienzo de la demencia senil con diversas pruebas que le ayuden en el diagnóstico. Normalmente comienza con un examen completo con especial detenimiento en el análisis del sistema nervioso. Durante el reconocimiento se analizarán los posibles síntomas, así como toda la historia médica completa. A continuación se realizan diversas pruebas y exámenes de las habilidades mentales y físicas del paciente.

Si el historial médico así lo determina, se suelen realizar otras pruebas para comprobar si la existencia de otras patologías que pueden estar motivando la demencia o agravando sus síntomas. Las enfermedades que pueden agravar el desarrollo de la demencia senil son:

  • Posibles tumores o quistes en el cerebro.
  • Anemia grave.
  • Infecciones crónicas.
  • Depresión.
  • Medicación excesiva.
  • Problemas con el tiroides.
  • Déficit de algunas vitaminas.
  • Alcoholismo y otras adicciones.

Los especialistas diagnostican esta enfermedad cuando en la persona aparecen seriamente dañadas, al menos, dos o más funciones cerebrales (lenguaje, memoria, razonamiento) sin que exista pérdida de consciencia.

¿Se puede prevenir la demencia?

Algunos investigadores estiman que el 35 % del riesgo de desarrollar demencia se podría modificar o está dentro del control del paciente. Algunos de estos factores parecen razonables a simple vista. Otros pueden parecer forzados, pero si los analizamos en profundidad, comprenderemos mejor la dimensión de los desafíos de estudiar y controlar los trastornos cerebrales.

Factores de riesgo relacionados con la demencia

Fue hace muy poco tiempo que se reconoció la importancia de la audición para la salud cerebral, aunque la relación todavía es confusa. Una posibilidad es que los vasos sanguíneos obstruidos que provocan la demencia vascular también contribuyan a la pérdida auditiva. Otra teoría es que, debido al estrés que sufre el cerebro por la pérdida de la audición, se produce una reducción de la energía y del espacio cerebrales para realizar otras tareas. Como consecuencia de los problemas de audición, también pueden presentarse situaciones de aislamiento social y depresión, lo cual acelera la atrofia cerebral. Dado que 1 de cada 3 personas mayores de 55 años tiene algún tipo de dificultad de audición, controlar la pérdida auditiva puede tener un impacto significativo en la demencia, si se lo aborda como un problema de salud pública.

Sin lugar a dudas, otros factores también entran en juego. Los impedimentos visuales actúan de un modo similar a la pérdida de audición. Se sabe que debido a los trastornos del sueño, se producen alteraciones en funciones esenciales del cerebro. Y existen algunas pruebas de que a causa de la polución ambiental, se acelera la degeneración cerebral de distintas maneras.

¿Es la resiliencia la mejor defensa contra la demencia?

Curiosamente, algunas personas con signos físicos de alzhéimer, demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy (e incluso las tres enfermedades juntas) no presentan ningún síntoma cognitivo. El motivo es un misterio. La comunidad médica se refiere a esta resistencia al deterioro como “resiliencia” o “reserva cognitiva”. “No sobemos mucho al respecto”, admite la Dra. Cora. “Pero cuanto más usamos el cerebro (es decir, hacemos conexiones y asociaciones), a este le resulta más sencillo buscar otros caminos para resolver problemas”.

Prevención de la demencia
Cinco formas de tener un cerebro fuerte

Algunas actividades son particularmente buenas para fortalecer las conexiones neuronales y mantener el cerebro activo. La Dra. Cora recomienda lo siguiente:

  • Aprender un nuevo idioma.
  • Tocar un instrumento.
  • Hacer artesanías con las manos.
  • Escribir con la mano no dominante.
  • Practicar relajaciones guiadas, como meditación, oraciones o escuchar música.

La estimulación intelectual se puede practicar a cualquier edad. “Algunos de mis amigos dicen que no pueden aprender cosas nuevas. ¡Yo les digo que eso no es cierto!”, afirma la Dra. Cora. “Pero si uno cree que eso es verdad, termina estancándose. El cerebro puede funcionar con agilidad mientras envejecemos. Yo tengo esperanzas”.(es.aetna.com)

Tratamiento de la demencia senil

Actualmente no existe una medicación o tratamiento definitivo que pueda detener totalmente o eliminar los efectos de todas las clases de demencia senil. Sin embargo, sí existen algunos fármacos que ayudan a retrasar los efectos o el avance de la demencia progresiva.

Son fármacos que no eliminan la enfermedad ni curan o reparan los efectos o daños cerebrales existentes pero sí pueden mejorar algunos síntomas de la demencia senil  y frenar el avance de la enfermedad. Con ellos se consigue mejorar un poco la calidad de vida del paciente y de sus familiares. La velocidad en el avance de la enfermedad y del proceso degenerativo que conlleva varía mucho de una persona a otra y la mediación actual sólo puede conseguir retrasar este avance en algunos casos.

Sí parece demostrado que el correcto tratamiento de otras patologías o afecciones puede mejorar enormemente el funcionamiento mental. Las afecciones cuyo tratamiento o cura puede ayudar a reducir los efectos de la demencia senil son los siguientes:

  • Anemia muy elevada.
  • La insuficiencia cardíaca grave.
  • Disminución de oxígeno en la sangre (hipoxia).
  • Depresión agudas.
  • Infecciones graves (SIDA, sífilis).
  • Trastornos nutricionales graves.

La medicación utilizada para retrasar la demencia senil se utiliza para retrasar el avance de los síntomas pero no suponen una mejoría de los mismos. Si surte mayores efectos la medicación destinada a controlar algunos problemas en el comportamiento.(bonomedico.es)

Fuentes

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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