El amor romántico y el sufrimiento parecen condenados a ir de la mano. Frases tan manidas como quien bien te quiere te hará llorar o en pareja hay que ceder y no mirar por uno mismo refuerzan ese vínculo. Pero, en el fondo, lo que muchas veces subyace es un desequilibrio entre las dos personas que conforman la pareja: una manipula y la otra cede. La manipulación se puede definir, según Diana Lozano, psicóloga especialista en sexualidad y pareja de Centro TAP. Tratamiento Avanzado Psicológico, “como la puesta en marcha de una serie de estrategias, actitudes y mensajes que tienen como propósito conseguir nuestros objetivos incluso a costa de los de otra persona, para lo que se utiliza el poder, la persuasión, el chantaje emocional, la mentira o las amenazas (generalmente veladas) como vehículo para alcanzar dichos objetivos”.
Este comportamiento, que puede darse en cualquier área de la vida -laboral, familiar, social- “es mucho más frecuente de lo que pensamos en las relaciones de pareja, de ahí la importancia de conocerlo e informarnos para poder detectarlo”, subraya Cristina Pérez, directora del equipo de psicólogos de Siquia. “Podemos estar en una relación con una persona manipuladora sin darnos cuenta”, apostilla. Pero siempre hay señales de alerta y lo que predomina en este tipo de uniones “son los sentimientos de tristeza y culpa”.
Principales armas de las personas manipuladoras
El principal recurso de las personas manipuladoras es, en palabras de Pérez, “el chantaje emocional, que está más instaurado en la sociedad de lo que pensamos”. Las siguientes frases, que se pronuncian con mucha frecuencia, son maneras de manipular el comportamiento y las emociones de la otra persona: “tú sabrás lo que haces”, “allá tú”, “si me quisieras…”. Son expresiones que generan “emociones negativas en la otra persona para que haga lo que el manipulador o la manipuladora quiere”.
La psicóloga Laura Coronel, experta en manipulación y dependencia emocional de Centro TAP, resalta que este perfil de individuos “utilizan interesadamente todo tipo de armas o estrategias”, entre las que cita las siguientes:
El aislamiento, que consiste en separar o distanciar al miembro manipulado de su entorno de relaciones importantes (familia, amigos, trabajo, estudios, aficiones, etc.), promoviendo la idea de que esas personas no le convienen y estableciendo la relación de pareja como el espacio más relevante en su vida. La selección y el control de la información (lo que se conoce como “luz de gas”) que recibe el miembro manipulado en pro de los intereses del manipulador. Estas personas utilizan la mentira con cierta frecuencia y ridiculizan y atribuyen características malévolas a cualquier información que se desvíe de sus intereses. Así, gradualmente, el manipulador despoja al manipulado de su capacidad crítica haciéndole dudar de su realidad y atribuyéndole la causa de los problemas con afirmaciones del tipo de “eso no ha sido así”, “te lo estás imaginando” o “estás loco/a”.
Las personas manipuladoras aplican de manera selectiva premios y castigos. Cualquier actitud o comportamiento que se desvíe de sus intereses es señalado y sancionado induciendo al miedo y la culpa (“cómo has podido hacerme esto”, “esto no me lo esperaba de ti”, “qué decepción”); y, por el contrario, conductas orientadas a sus intereses son premiadas con afecto (refuerzo positivo) o con calma al no iniciar una discusión (refuerzo negativo).
El bombardeo de amor es otra de las estrategias que utilizan las personas manipuladoras, especialmente al inicio de una relación. Consiste en mostrarse tremendamente atentas y adular intensamente al otro mediante elogios, regalos y detalles con el fin de conquistarlo y ganarse su afecto y su confianza. Una vez establecida esa fachada de la pareja perfecta, el manipulador comienza a utilizar otras herramientas, como las mencionadas anteriormente, para dar forma al comportamiento que desea en el otro y establecerse en un rol de autoridad. En este tipo de parejas, la relación es asimétrica, insatisfactoria y adictiva para el miembro manipulado.
“El uso repetitivo y prolongado en el tiempo de todas estas estrategias de manipulación lleva a la creación de un estado de dependencia en el que el manipulado cree estar con quien quiere, que no va a encontrar a nadie mejor, que él mismo (o ella misma) es el causante de los problemas en la relación y cree necesitar a su pareja para ser feliz”, agrega Coronel.(cuidateplus.marca.com)
Qué hacer cuando desenmascaramos a un manipulador emocional
“Si en algún momento sientes o identificas que te están manipulando, el primer paso es ser consciente de ello”, recalca el experto de Mundopiscólogos.com. “Algunos de los detonantes que te harán darte cuenta de esta manipulación los podrás detectar al sentir que no están respetando tus derechos básicos, por lo que harán saltar las alarmas”, dice Suárez, que nos pone los siguientes ejemplos:
- Derecho a expresar tus sentimientos, opiniones e ideas.
- Derecho a establecer tus propias prioridades.
- Derecho a ser tratado con respeto.
- Derecho a defenderte de las agresiones externas, sean físicas o emocionales.
- Derecho a decir NO sin sentirte culpable.
Si sientes que estos derechos no están siendo respetados, Suárez recomienda mantener la distancia con la persona manipuladora y no sentirte culpable por no hacer algo que te pida, “ya que va a tratar de chantajearte emocionalmente para conseguir todo aquello que quiera”. Como subraya este psicólogo, “cuando te demande alguna cosa, tómate el tiempo que creas necesario para darle una respuesta, no lo hagas inmediatamente porque la presión que ejercen a través de sus peticiones no te va a permitir pensar y tomarás una decisión rápida y esto solo hará que acabes sintiéndote culpable”. “Una vez tomes una decisión, sé firme con ella, los sujetos manipuladores son expertos en analizar tu comunicación no verbal y ver tus puntos débiles, por lo que emplearán todos sus esfuerzos esperando que acabes cediendo”, añade.
Estas son algunas recomendaciones que nos da el experto de Mundopsicólogos.com para emplear en el caso de que detectes este tipo de conductas en alguna persona de tu entorno para reducir el malestar que te pueda estar produciendo. “Siempre se recomienda acompañarlo con la terapia psicológica”, afirma el psicólogo.
¿Y si el manipulador emocional soy yo?
¿Cómo darte cuenta y corregir esta tendencia y actitudes negativas? “Para darte cuenta de que eres una persona manipuladora tienes que realizar una serie de pasos”, apunta Suárez:
Lo primero será analizar el tipo de relaciones que tienes en el momento presente con tu familia, amistades y, si tienes, con tu pareja. Cuando hagas este análisis tendrás que observar la calidad de estas relaciones, si existe algún tipo de dependencia en alguna de ellas, si te detectas algunos de los rasgos que hemos mencionado anteriormente, si no estás conforme con el tipo de relación, etc.
Si detectas que eres una persona que manipula a las demás, lo segundo que hay que hacer es ver si quieres cambiar o mejorar esta característica de ti.
Por último, tendrás que reconocer y aceptar que existen comportamientos tóxicos que deben cambiar.
Si te has dado cuenta de que eres una manipuladora emocional, lo más recomendable, como recalca el psicólogo, “sería pedir ayuda a un profesional del ámbito de la psicología para que te pueda dar pautas sobre cómo reconducir esas conductas que estás llevando a cabo y sustituirlas por otras más adecuadas”.(elle.com)
El camino a la autonomía emocional
Cuando actuamos bajo la influencia de un manipulador emocional nuestra voluntad y forma de pensar están debilitadas por lo que no estamos centrados en nuestro poder personal. Para impedir que nos manipulen tenemos que practicar la autodefensa emocional con el fin de aumentar nuestros recursos personales y poner límites. Para ello es importante escuchar a nuestras emociones y perder el miedo al enfado del otro, a ser rechazados y a no agradar a los demás. De lo contrario seguiremos inmersos en la relación de poder y control establecida por un manipulador emocional. Tener paz a cualquier precio no es la solución cuando nos estamos perdiendo a nosotros mismos.
Es conveniente tomar distancia y observar lo que se está viviendo para poder clarificar qué se quiere y comenzar a poner límites. Un buen ejercicio es reflexionar a través de preguntas como ¿me beneficie complacer al otro y renunciar a lo que soy? ¿es necesario complacer para sentirme amado? ¿estoy haciendo lo que realmente quiero o solo me estoy dejando llevar? ¿Cuáles son mis necesidades? Las respuestas pueden ser el primer paso para recuperar el poder sobre nosotros mismos y conseguir salir, sumadas a una red de apoyo e incluso en algunos casos a ayudar profesional dependiendo de la gravedad del vínculo establecido. Pero lo importante es darse cuenta y comenzar a avanzar.
No olvidemos que un manipulador emocional ansía el poder que expresa hacia el exterior, pero se olvida que como dijo Séneca la persona más poderosa es aquella que es dueña de sí misma. Por lo que si recuperamos nuestro poder personal y confiamos y creemos en nosotros mismos, impediremos ser víctimas de la manipulación emocional.(psicoactiva.com)
Fuentes
REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO