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¿Cómo vencer las fobias?

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Empecemos por entender como funcionan las fobias. Nuestro centro emocional del cerebro tiene una estructura llamada amígdala que es un centro de control que cuando percibe peligro, presiona un botón de alarma lo que nos provoca todo tipo de síntomas que nos prepara para correr del peligro, a este proceso se le conoce como ansiedad. La ansiedad es algo normal, todos lo sentimos cuando estamos nerviosos o preocupados en mayor o menor medida, pero cuando nuestra amígdala nos mandan señales de alarma exageradas en situaciones dónde no debería mandarla, en situaciones dónde no representa ningún peligro, decimos que tenemos un trastorno de ansiedad. Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad que consiste en que nuestro cerebro manda alarmas desproporcionadas ante un animal, cosa o situación que no representa ningún peligro.
¿Cómo se crea una fobia?
Veamos un ejemplo

Pedrito estaba en el parque y un niño lo quiso morder, se sintió en tanto peligro que su cerebro programó una alarma de ansiedad y ahora cada vez que Pedrito se acerque a cualquier perro sin importar la raza, su cerebro mandará una alarma muy fuerte de ansiedad pues sentirá que está en peligro de muerte, incluso aunque el perro no tenga intenciones de hacerle daño.

Para que nuestro cerebro emocional programe una alarma tan fuerte, a veces con que alguien nos haya dicho algo sobre los perros que nos asustó o imaginarnos la escena en nuestra mente nos generará esa alarma exageradas hacia los perros.

Terapia

Ahora necesitamos desprogramar esa alarma, la terapia psicológica es lo que nos ayudará. Debemos entender que el cerebro emocional solo aprende a través de la experiencia y no a través de razonamientos lógicos. Por eso todo el mundo podría decirte que los perros no te harán daño y así la alarma no será desactivada.

Esto es porque aunque tu parte racional del cerebro principalmente la corteza frontal sabe que no estás en peligro, tu parte emocional sigue mandando la alarma de la ansiedad que sencillamente te paraliza en el momento que estás frente a tu objeto de fobia, la buena noticia es que el cerebro emocional puede reprogramar esa alarma pero la única manera de hacerlo es enfrentando el miedo.

Si Pedrito siempre huye de los perros y evita cualquier situación relacionada con ellos, eso le confirmará a sus cerebro emocional que su peligro es real, por lo tanto la alarma se quedará igual o incluso irá aumentando con el tiempo. Pero si Pedro comienza a tener contacto con los perros, su cerebro emocional verá que no sucede nada y entonces la alarma irá disminuyendo cada vez más. Irá mandando una alarma cada vez menos intensa, pero Pedrito debe tener cuidado de no acercarse de una manera muy brusca ya qué esto no podría provocar un ataque de pánico y su cerebro emocional en lugar de disminuir la alarma la incrementa.

Muchas personas no logran superar sus fobias debido a esto, ya que durante un tiempo evitan el objeto de su fobias debido a esto, ya que durante un tiempo evitan el objeto de su fobias y en otro momento se hartan y deciden enfrentarla, pero lo hacen tan bruscamente que su cerebro emocional lo toma a mal, en lugar de disminuir la alarma podría aumentarla y entonces regresan a evitar sus fobias.

La clave para superar cualquier fobia es acercarnos al objeto de nuestra fobia únicamente hasta donde comenzamos a sentir el miedo y no hasta donde no aguantamos más, si lo hacemos hasta el límite sentiremos una sensación tan desagradable que será casi una tortura para nosotros y nuestro cerebro emocional confirmará que es una situación peligrosa, pero si lo hacemos dónde comienza nuestro miedo no entonces no será mucho más sencillo. Regresando al ejemplo de Pedro usando la técnica anteriormente dicha, Pedrito deberá acercarse a su miedo, al acercarse se sentirá ansioso, en ese lugar deberá detenerse y quedarse ahí algunos minutos.

Lo que sucederá es que su cerebro emocional estará un poco asustado pero no demasiado y Pedrito se quedará contemplando al perro, a esa distancia el perro tal vez ni siquiera notó la presencia de Pedrito y esto le tranquiliza, pero en un momento el perro lo mira y el se pone alerta, pero no lo atacó.

Al otro día Pedrito vuelve hacer lo mismo, confirma que el perro no le hace nada y estando a 10 pasos ya no tiene miedo, así que decide acercarse otros pasos más y empieza a sentir miedo de nuevo, el perro a esta distancia ya nota su presencia, se le queda mirando, Pedrito siente miedo, pero el perro solo se acomoda y no hace nada. Pedrito sigue repitiendo esta acción, con miedo pero de fa cuenta que el perro no tienen ninguna intensión de morderlo, es así que Pedrito pierde su miedo al perro afrontando sus temores.

REDACCIÓN WEB DEL PSICÓLOGO

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