En su nuevo libro, ‘Plenamente’, este experto en MBSR explica en qué consiste y cómo practicar mindfulness, porque meditar, afirma, ayuda a regular las emociones y disfrutar de la vida sin tantos agobios. “Cada persona debe adaptar el mindfulness a sus necesidades, ver qué es lo que mejor le funciona y sus posibilidades en ese momento de su vida, y plantearse cómo cuidar la mente para que sea sana, bella, y fuente de felicidad y armonía para ti y para los demás” Andrés Martín Asuero, introductor en España de los Programas de Reducción del Estrés mediante Mindfulness o MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction), explica en su nuevo libro, Plenamente (Planeta, 2015), en qué consiste el mindfulness –que se basa en la meditación y ayuda a regular las emociones, disminuir la ansiedad y el estrés, y aumentar la capacidad de atención y el bienestar personal– y cómo practicar esta técnica. El libro incluye audios exclusivos y, como afirma este experto, que obtuvo el grado de profesor certificado de MBSR en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos), viene avalado por 25 profesionales de distintos campos –escritores, científicos, investigadores–, todos los cuales han hecho un programa MBSR, por lo que hablan desde su experiencia personal, lo que es interesante a la hora de comprender por qué debemos invertir en tiempo para meditar. “Las personas –añade– cada vez están más cansadas y sienten que tienen menos tiempo, y la práctica de mindfullnes va a resolver esto, es decir, tenemos que renovarnos y dejar de vivir agobiados; tenemos que disfrutar más de la vida porque es maravillosa y es un milagro estar vivo”.
¿Hay alguna diferencia entre meditar y practicar mindfulness?
Es lo mismo. Meditar, en un sentido convencional, significa reflexionar sobre algo, y también tenemos la meditación como práctica contemplativa, y en esta hay tres tipos de meditación: una está basada en la devoción, que sería la más habitual en el Cristianismo; otra está basada en la concentración, y otra que está basada en la práctica de mindfulness. Estos tres tipos de meditación tienen patrones de actividad distintos en el cerebro, y unas utilidades ligeramente distintas; muchas veces las prácticas contemplativas se combinan unas con otras, pero a la hora de definirlas desde un modelo anatómico-neurológico se trata de una actividad distinta.
¿Atendiendo entonces a las características personales podría ser una más beneficiosa que otra para cada individuo?
Depende de la personalidad, y también de lo que esté viviendo esa persona; por ejemplo, las prácticas de tipo devocional o de corazón, que están encaminadas a generar sentimientos de amor y de compasión, tienen un sentido de conectarnos con los demás, facilitar el perdón, reducir la auto-exigencia, etcétera.
Las prácticas de tipo mindfulness tienen también la capacidad de mejorar la toma de decisiones, aclarar la mente, facilitar la regulación emocional, y organizar mejor las prioridades del individuo, y las prácticas de tipo concentración tienen el propósito de apaciguar la mente, tranquilizar, y ayudar a desconectar, lo que ocurre es que muchas veces, y en el libro está explicado, empezamos por una y vamos haciendo un recorrido, de manera que en una práctica de meditación lo habitual en el caso de los meditadores más avanzados es empezar con una práctica de concentración, luego abrir la mente hacia una práctica de mindfulness, y después fomentar las sensaciones de amor y compasión para terminar.
¿Leyendo tu libro y escuchando los audios que propones es posible aprender a practicar mindfulness sin recurrir a un instructor?
Sí; de hecho, nosotros en cursos online también hemos visto que en un periodo de unas ocho o diez semanas las personas pueden aprender a practicar mindfulness con este apoyo, lo que ocurre es que requiere más fuerza de voluntad que cuando uno acude a clases presenciales con un instructor, al igual que para aprender a tocar la guitarra un curso a distancia es eficaz, pero requiere más fuerza de voluntad que si asistes a clase con un profesor.
“Las prácticas de tipo mindfulness tienen la capacidad de mejorar la toma de decisiones, aclarar la mente”, facilitar la regulación emocional, y organizar mejor las prioridades del individuo, y las prácticas de tipo concentración tienen el propósito de apaciguar la mente, tranquilizar, y ayudar a desconectar.
Esta entrevista fue publicada originalmente por Web consultas: webconsultas.com
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